1.Begining

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''A menudo la sensualidad apresura el crecimiento del amor, de modo que la raíz queda débil y es fácil de arrancar.''

- Friedrich Nietzsche.



Un disparo.

Un disparo simple y directo.

Un disparo que dejó un rasguño temporal en mi cerebro.

Un disparo que me dió el puesto que la mayoría de los comisarios americanos matarían por tener.

Para llegar a donde quieres llegar, nunca, y repito, nunca, harás cosas que te gusten.

La placa que adorna mi lado izquierdo del vestido negro simbolizaba un nuevo comienzo. Un nuevo trabajo con nuevos compañeros y nueva ciudad.

-¡Un brindis por la nueva componente del FBI!

Mis mejillas se sonrojaron y levanté la Copa para chocarla con las pocas personas queridas que habían asistido a esa fiesta privada de celebración.

Mi hermano pasó su brazo por mi hombro.

-¡Ésta mujer dejará en bancarrota a todos los de su cuartel!

Las carjacajadas crecieron y crecieron y yo rodé los ojos para dirigirme a la barandilla de la azotea donde nos encontrábamos.

Llevé la copa de champán a mis labios e inspiré el aire cálido de la noche antes de fijarme en las hermosas luces de la ciudad de Nueva York.

La iba a echar de menos. Iba a ser un cambio muy brusco. De las calles calmadas de Nueva York a las ajetreadas calles de Washington.D.C. Había tenido varias historias rescatando a gente y llevando a prisión a criminales como policía de rango normal. Aprendes a fortalecerte por dentro y a controlar el peligro.

El sueño de mi difunta madre siempre había sido ingresar en el cuerpo del FBI. Pero me tuvo y los problemas en su bajo vientre le dificultaron pasar las pruebas físicas.

No hubo un solo segundo en el que no la tuviese en mente mientras hacía los exámenes y las pruebas para poder acceder.

En la clase había como 50 personas. De las cuales hemos ingresado 3. Yo, otra chica y un chico. Digamos que orgullosa estaba.

De sobra.

-Tu madre estaría muy orgullosa- la comisura derecha de mi boca se alzó- Me habría encantado que estuviese aquí. Seguramente hubiese comprado hasta fuegos artificiales.

Me reí en voz baja y pasé mi brazo por la cintura del hombre más fuerte que conocía en esta vida.

Mi padre.

Depositó un casto beso en mi frente y ambos nos quedamos abrazados y observando las luces de la ciudad desde lo alto.

-Quiero que me llames cada semana. Y si quieres puedes venir algún fin de semana a tener días familiares...- se calló cuando le miré ofendida de reojo.

EXPEDIENTE RYDER✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora