12.Sexual Life

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''Con el toque del amor todos se convierten en poetas.''

-Platón.


Yo permanecí en mi sitio ya que si giro mi cara, mi mirada chocaría con sus ojos grises y sería demasiada presión para mis sentimientos.

-Te acabo de hablar de-

-Sí, me has hablado de tu vida amorosa, pero tu vida amorosa no es tu vida sexual- fruncí el ceño y giré mi cara para mirarle finalmente, deseando que el semáforo se ponga en verde ya- Puedes haber tenido una vida amorosa de mierda, pero sin embargo puedes haber tenido rollos de una noche. ¿Porque habrás tenido, verdad?

Fruncí el ceño y miré mi regazo.

-No es verdad...- susurró para sí mismo para soltar una risa corta- Al principio cuando te vi, pensé que eras diferente, pero no hasta este punto- su media sonrisa provocó que un nerviosismo ridículo creciera en mi interior.

-Es que yo...- tragué saliva y giré la cara para verlo- Yo nunca he sido de las que dan su cuerpo para una sola noche. A mi me va lo... Lo serio, lo intenso.

Hizo una mueca con los labios que me pareció adorable. Así que decidí mirar al frente para que pensamientos, que no eran ciertos, por cierto, no cruzaran por mi mente.

-No te creo- soltó una ronca risa que aunque fue corta, hizo que mi piel se pusiese de gallina- ¿Y cómo es eso de que llegue el correcto? Tendrás que lanzarte para saber si una relación puede funcionar o no, ¿no?

Suspiré, ignorando el hecho de que tenía razón por una vez desde que empezamos a hablar.

-¿Está usted insinuando algo, Ryder Newman?- entrecerré los ojos, de forma graciosa.

Otra risa salió de su boca y ésta vez yo me uní a ella, sintiendo en mi pecho una sensación placentera.

-Si fueses cualquier otra persona, tal vez insinuaría algo. Pero sé de sobra que las mujeres como tú no caen por hombres como yo- dijo tranquilo, provocando que mis cejas se alzaran.

Quise contradecirlo pero entonces me dejaría en una situación en la cual sería difícil salir. Pero en el fondo tenía razón.

-Me sorprende cuánta razón estás teniendo hoy- murmuré, sinceramente- Eres uno de esos hombres que intimidan con sus músculos y su belleza, y ni hablar de la mirada. Así que no tienes porqué preocuparte de que yo me ilusione contigo porque yo desde el primer momento en que te vi, supe que cualquier cosa entre nosotros, no funcionaría.

Respiré tranquilamente al final.

Él puso en marcha el coche cuando el semáforo se puso en verde pero su semblante de ofendido aún estaba presente. Lo cual me hizo sonreír.

-Auch- susurró con una sonrisa.

-Es verdad, admítelo- dije entrando en confianza y dándole suavemente con el puño en su brazo- Tu eres de esos hombres que están destinados a estar con mujeres con piernas largas, piel suave y pelo largo y lacio. Y yo soy de esas mujeres que o acabarán entre gatos o acabarán divorciadas. Pero al fin y al cabo, acabarán solas.

No le miré, solamente permanecí quieta, observando a mi alrededor a los ciudadanos caminar tranquilamente.

-Necesitas un psicólogo- abrí los ojos como platos y le miré, entre ofendida y divertida- Es verdad. ¿Qué coño hace que una mujer acabe pensando eso?

-El hombre.

Y con eso, le dejé callado.


EXPEDIENTE RYDER✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora