Había una vez un reino, prospero como ningún otro. Tenía agua en abundancia y sus cultivos siempre eran fértiles, la gente que allí vivía valoraba la naturaleza por lo que ella representaba, una fuente de vida. A cargo de la protección de todos los que allí vivían se encontraba la familia Rightheart, nadie sabia como habían acabado en el poder pero desde que eso había ocurrido las tierras se sentían mas vivas de lo que nunca habían estado. Parecía que hasta la naturaleza misma se regocijaba ante ellos.
El territorio se dividía en cinco partes separadas cada una por un hermoso río de aguas cristalinas. En aquellos cinco ríos las leyendas contaban que hacia ya muchísimo tiempo habían sido habitados por cinco ninfas a cada cual más bella. Ninfas tan hermosas que nadie nunca ha conseguido describirlas con exactitud. Se decía que cada una tenía los ojos de un elemento de la naturaleza al cual estaban enlazadas y la quinta, la más sabia poseía unos ojos tan blancos que podían traspasarte el alma. Esta era la ninfa de la memoria, en su mente se encontraba incluso el comenzar del universo. Eran todas hermanas pero nadie supo nunca de quien eran hijas o como habían nacido, para todos simplemente habían estado siempre allí y estaban agradecidos por ello. Las hermanas una vez al año se encontraban en el cruce de los cinco ríos y festejaban el final de un ciclo y el comienzo del siguiente. Amaban la tierra que habitaban y a las personas que vivían en ella, tanto que siempre vivieron por y para su cuidado. Cuando llego su hora tras milenios de vida con sus últimos alientos hicieron que a los ríos nunca le faltaran agua para alimentar siempre a la tierra que ellas habían visto crecer con tanta devoción.
Pero nada salió como las ninfas habían imaginado, ellas desde tiempos inmemoriales habían transmitido su saber a la gente que allí vivía de esta forma una vez que hubieran desaparecido su conocimiento no moriría con ellas. También enseñaron a aquellos habitantes a amar y a respetar la naturaleza como a ellos mismos, y así ocurrió, al menos mientras su recuerdo se mantuvo vivo. Pero el tiempo no es algo que se pueda parar, las estaciones se sucedieron y detrás los años. Cuando los Rightheart subieron al poder aquel reino ya no era nada de lo que una vez fue, a pesar de todo seguía siendo prospero. Aún así el tiempo no dio tregua, el reino se fue heredando de padres a hijos y lo que una vez había sido hermoso empezó a marchitarse cada vez más. Nadie sabía por qué, entre todos habían cuidado aquellas tierras siempre con amor. Pero los ríos se secaban y nadie podía remediar esa situación.
El rey de aquella época había crecido escuchando las historias de las ninfas y la hermosura que antaño el reino había poseído. Una mañana, cuando ya era anciano y notaba que su hora estaba a punto de llegar convocó a todos sus hijos. Había tenido cinco, uno en honor a cada ninfa que había existido. Al verlos entrar por la puerta de su alcoba de dio cuenta de una cosa, ninguno estaba preparado para ser rey. Todos habían crecido muy saludables y bellos, pero les faltaba esa chispa de ingenio y bondad que el había intentado inculcarles. Tal vez si su esposa siguiera viva esto no hubiera pasado, pero hacía ya mucho tiempo que había fallecido y en estos momentos al verlos a todos reunidos su falta pesaba más que de costumbre. Pronto me reuniré con ella se dijo y volvería a ver a la que siempre fue y siempre sería el amor de su vida. Pero antes tenía que hacer algo con el problema que ya desde hacía demasiado atacaba al reino.
Entonces el rey pronunció las siguientes palabras hacia a sus hijos:
—Moriré pronto, todos lo sabéis, pero no quiero dejar un mundo moribundo a mis súbditos. Será rey el hijo que devuelva el agua al reino.
No hay nadie más valeroso que mis hijos pensó, solo ellos podrán conseguir semejante hazaña y de esta manera se probarán así mismos ante el reino y ante mi.
Cinco príncipes partieron inmediatamente, cada uno a un punto distinto con objetivo de devolver la vida a las tierras que en otra época resplandecían.
Mientras tanto en el cosmos los astros observaban y discutían la situación, todos ellos en consenso determinaron que aquellos príncipes debían demostrar su valía, tiempo atrás habían dejado morir al reino con profunda pena al observar como por su codicia los hombres destruían todo a su paso. Miles de años después de la muerte de las ninfas los habitantes se habían olvidado de lo que ellas una vez representaron y habían destrozado la naturaleza para su propio beneficio. Ya nadie los miraba en las noches de luna llena y cielo estrellado, ya nadie cantaba en su honor o bailaban en torno a los árboles que una vez florecientes disfrutaban de escuchar las risas de los niños. La gente decían que había sido por la muerte de aquellas ninfas que el reino se había deteriorado tanto, pero eso no era la verdad. Los propios hombres habían destruido lo que una vez habían amado tanto. Por ello al ver que nada podía ser cambiado se habían retirado más profundo en el cielo, apenados de no poder hacer nada y esperaron mucho tiempo algo que cambiara la situación. Tal vez aquel era el momento de que todo fuera diferente pensaron.
Más esperanzados de lo que nunca habían estado los astros miraron hacia abajo y esperaron pacientemente el porvenir de aquel reino.
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Cuentos de las estrellas [PAUSADA]
FantasyDicen que las estrellas poseen la sabiduría eterna y por ello es en la noche cuando inspirados por su luz surgen las más maravillosas historias. Así que venid, acomodaos bien y preparaos para descubrir conmigo lo que este relato nos deparará. Todo c...