El príncipe marinero

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El mundo se ensombreció cuando la noticia de la desaparición del segundo príncipe llegó a oídos de las gentes. La tristeza era palpable y una densa nube negra cubrió todo el lugar, amenazantemente el cielo se oscureció como si incluso los elementos lloraran otra perdida. El rey en su alcoba no dejaba de dar vueltas sobre sí mismo, ninguna lágrima había caído ante la noticia, parecía que ya no tenía más que gastar. Su corazón se encontraba tormentoso al igual que el cfirmamento que se observaba a través de su ventana, ¿estarían los elementos castigándole por su soberbia? Se preguntó. Había creído que estaba haciendo un bien a todo su reino pero en vez de eso las desgracias se sucedían pesando cada vez más en su ya maltratado corazón.

Voces masculinas se oyeron en la planta inferior, dos de sus hijos habían llegado. Tras la desaparición de Ryan había mandado emisarios a todas partes para encontrar al resto de sus hijos y ordenarles regresar, se negaba a perder ninguno más, sabía que su cuerpo no lo soportaría. Por desgracia esos emisarios solo habían encontrado a dos de los tres hermanos restantes los cuales en ese mismo instante estaban teniendo una acalorada discusión.

—¡Alick, teníamos que volver y lo sabes! Padre está muy apenado, tenemos que estar con él.

—Te he escuchado las cincuenta veces que me lo has dicho, Saider y no por ello seguiré conforme, claro nosotros regresamos pero ¿Kaldur que está exento de esta reunión?

—Seguro que no ha recibido la noticia...

—Pff, iluso hermanito, Kaldur nuestro querido hermano mayor debe estar ahora mismo regodeándose en ser el heredero por edad.

—Eso no es verdad, somo hermanos, ¿acaso no estas siquiera un poco apenado? Da igual nuestras riñas, eran familia al fin y al cabo.

—¡Claro que estoy apenado! Y lo sabes, así que no utilices eso en mi contra.

—Yo solo digo lo que veo, y como mayor y más sabio te recomiendo que guardes tus comentarios sobre Kaldur en frente de nuestro padre. Por su bien y el tuyo- finalizó Saiden con estas palabras mirando fijamente a su hermano gemelo.

Gemelos, pero tan distintos, eran los menores de la dinastía Rightheart, Saider el mayor de ambos por dos minutos y Alick el hermano menor que tozudamente se encontraba ante él negando con la cabeza.

—¿Te has enterado?— comentó entonces Alick para romper el pesado silencio que introducía a cada uno en sus cavilaciones.

—¿De qué?

—Mis cazadores cuentan noticias del sur, dicen que la isla de Crolos se ha vuelto completamente negra.

—Diles a tus cazadores que dejen de contar historia que escuchan borrachos en las hogueras, sinceramente hermano, has de reconocerme que sus cuentos no son precisamente los más fiables.

—Saider, esto es serio.

—Hermano, hermano ¿sabes cómo conocen a Kaldur verdad? Como el rey de los marineros creo recordar, ¿no crees que precisamente él que se pasa día y noche en su barco no habría sido el primero en ver tan llamativa isla y por tanto no habría avisado ya?

—Yo solo digo lo que he oído.

—Y no tengo ninguna duda de que lo has oído, pero por favor, no preocupes ahora a padre con leyendas sin sentido.

Justo en ese momento el rey bajó el último escalón que le llevaba a la estancia donde los hermanos hablaban, con varios pasos decididos se acercó para envolver en un gran abrazo a ambos hombres. Estos devolvieron el gesto y dando un paso atrás se inclinaron ante su padre y rey.

—Hijos, levantaos, contadme vuestros descubrimientos.— Dijo el rey mientras indicaba a ambos príncipes que se sentaran frente a él. Alick fue el primero en hablar.

Cuentos de las estrellas [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora