La visión

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El carro se movió deprisa en la oscuridad gracias a los magníficos sementales negros que tiraban de él. Por ello, en poco tiempo consiguieron alcanzar la mansión del Kovana, un majestuoso lugar que se asemejaba a un palacio. Cuando llegaron a la entrada Shyla pudo observar la magnitud de los invitados que acudirían a esa "pequeña" celebración, con solo decir que había tal cantidad de carrozas que los cocheros habían tenido que empezar a dejarlas en la calle. Allí mismo, justo en la puerta flanqueado por hermosos árboles un criado esperaba, este ayudó a bajar a las damas del transporte e indicó al cochero donde podía estacionar. Además acompañó a toda la familia al lugar del banquete, Shyla los seguía de cerca, tres pasos más atrás como dictaba el protocolo y con las manos a la espalda. Al llegar a la estancia toda la familia fue anunciada:

—¡Lord y lady Hydrus seguidos por los señoritos Thomas, Mathew y lady Carina!- Anunció el heraldo a pleno pulmón en medio de las escaleras que bajaban hacia una gigantesca pista de baile adecentada para la ocasión. Como era de esperar, nadie notó a la hermosa muchacha que unos pasos más atrás les seguía ya que solo estaban pendientes de tan poderosa familia. El lugar estaba decorado especialmente para la ocasión, había mesas y sillas de oro puro acompañadas por manteles de la seda más fina y cubiertos de plata de ley, en los diversos platos la comida no faltaba. Allí se encontraban los más deliciosos manjares cocinados por muy importantes chefs los cuales eran capaces de traer tanta hermosura a un alimento. En el medio de la sala se había dejado un amplio espacio para que después de la cena todos los allí presentes pudieran bailar al son de armoniosas melodías. Como era de esperar cuando la familia descendió por aquella escalera de caracol nada más pisar el fin de la misma se vieron rodeados por personas queriendo ganarse su favor. Aquí y allá se veían diversas mujeres rodeando a la señora e informándose de las últimas tendencias de palacio mientras que al marido una numerosa cantidad de hombres revoloteaban a su alrededor deseosos de llegar a algún acuerdo con tan magnate comerciante. Por otro lado los muchachos se hallaban con sus respectivos grupos de amigos ya fuera cotilleando o jugando alrededor del lugar, Thomas mismamente se encontraba acompañado por sus colegas bebiendo más vino de la cuenta sin siquiera haberse sentado. Shyla se alejó lentamente de aquel foco de atención prefiriendo estar como siempre en las sombras y se pegó a una columna mientras observaba el panorama.

—Te has enterado de las últimas noticias, desde que el nuevo rey subió al trono la economía de toda la región está cayendo en picado.

—Como nos pudimos equivocar tanto al pensar que él era el elegido.

—Tsss silencio, aquí no, hasta las paredes tienen oídos.

Shyla abrió los ojos como platos al escuchar eso, lo que esas voces decían era pura traición y encima estando en la casa de la mano derecha del propio rey, cuanta insensatez. A pesar de la curiosidad latiéndola como un segundo corazón no giro la cabeza, daba igual quien fuera, nadie podía saber lo que aquella noche ella había escuchado.

De pronto una campanita sonó en medio del comedor avisando a los allí presentes que el Kovana iba a hablar. El silencio se hizo en la sala y de un momento todas las cabezas estaban giradas hacia el lugar de donde ese sonido provenía.

—Mis muy queridos compañeros, estamos hoy aquí reunidos para celebrar el cumpleaños de mi primogénito y futuro Kovana de nuestra maravillosa comunidad. A partir de hoy mi hijo comenzará a liderar como es acostumbrado, obviamente con mi colaboración. Espero que todos aceptéis a mi sucesor y le brindéis una cálida bienvenida.

La sala estalló en aplausos alabando las palabras de su líder, pero la mente de Shyla se hallaba en otro lugar. Todo tenía sentido pensó, aquello no era simplemente una fiesta cualquiera, el Kovana estaba intentando afianzar el poder de su hijo al ser consciente del descontento de algunos. Y parecía que lo estaba consiguiendo, se fijó a su alrededor, todo el mundo estaba feliz debido a aquella fiesta olvidando de ese modo las ideas revolucionarias que estaban plantadas en la cabeza de algunos.

Cuentos de las estrellas [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora