No fui yo

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Un pestañeo, dos pestañeos, seguidos de un tímido suspiro fue lo primero que Shyla oyó cuando su mente consiguió empezar a aclararse, un latido, dos latidos, ¿De dónde provenía ese sonido?, se preguntó, pronto la realidad entró de lleno en su cuerpo, era ella la que lo producía, era su corazón el que bombeaba sangre sin detenerse, apresuradamente. Movió la cabeza a su alrededor, nadie se había movido ni un palmo, todas las caras estaban estupefactas y ni una sola persona parecía comprender lo que estaba pasando. Shyla estrujó su cerebro, pero nada en claro salió de aquel desesperado intento, no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido, miró hacia el suelo donde el cerco negro se encontraba, de pronto pegó un salto y empezó a negar con la cabeza. El shock en el que se encontraba poco a poco empezó a desaparecer y los temblores que la atacaban se redujeron rápidamente, buscó con la mirada a Morgan, no había ni rastro del pelo moreno de su amiga. Dio un paso tras otro girando la cabeza hacia todos los lados intentando encontrarla, no se atrevía a mirar al suelo, en su interior temía encontrar el rostro de su amiga entre los cuerpos. A su alrededor las personas empezaron a moverse, como títeres sin saber muy bien que hacer, como si algo les hubiera quitado repentinamente la vida del cuerpo. Se hallaban como muertos en vida, sin poder apartar los ojos de los cadáveres que se esparcían por el suelo sin un orden simplemente como porcelana rota. Shyla empezó a correr, Morgan no estaba por ningún lado, miedo atacó su corazón y en su celebro una frase se repetía sin conseguir detenerse, ella también no. Mientras corría sus ojos se pararon en un bulto negro que había tirado, corrió hacia allí, cuanto más se acercaba más nítido se hizo el cuerpo de la pantera. Alargó la mano hacia ella, pero un gruñido la impidió acercarse más, despacio el animal se enderezó, estiró cada una de las vértebras de la espalda y movió la cabeza negando. Relajadamente se aproximó al cuerpo del líder, lo miró un segundo y mientras clavaba sus ojos en Shyla con intriga en ellos pasó por encima del hombre sin dirigirle siquiera un segundo pensamiento. Shyla corrió detrás de la pantera:

—Sé que no podrás entenderme, pero quiero decirte, gracias. Sin ti hoy sé que no hubiera sobrevivido- le dijo entre susurros, la pantera giro en redondo y aproximándose a la acongojada chica hizo lo que nadie se esperaría de un animal salvaje, chocó su cabeza contra la rodilla de la muchacha en un gesto de comprensión. Shyla calló de rodillas y agarró el cuello de la pantera enterrando su cabeza en él.

—Ha muerto, amigo mío, ha muerto, a mis pies y no pude hacer nada- sollozó Shyla sin poder contenerse, la pantera lamió suavemente su mejilla.

—Sí, sí podría haber hecho algo, cualquier cosa, pero me quedé ahí parada viéndola morir— la pantera se alejó un poco de la chica y negó con la cabeza como si la comprendiera perfectamente. Luego volvió a acercarse y lamiéndola las lágrimas con la lengua y la instó con la cabeza a levantarse. Shyla sintió en ese momento como si una presencia saliera del animal, no vio nada, solo fue una simple sensación que atacó su cuerpo, como si algo estuviera ahí y la dijera que tenía que levantarse. Así mismo cuando la lengua de la pantera entro en contacto con su cara sintió unos dedos rozando su rostro secándola las lágrimas. No supo que era aquello pero pronto se sintió con fuerzas repuestas y con la certeza de que no estaba sola. Miró al animal con un agradecimiento infinito y se dirigió entonces a él:

—Por favor, encuentra a Morgan— La pantera olfateó con su nariz y se movió con una velocidad sobrehumana al interior del bosque, Shyla la siguió corriendo desde atrás hasta que contra un árbol vio el cuerpo de su amiga.

Shyla corrió entonces hacia ella, Morgan se encontraba con las piernas cruzadas y el rostro enterrado en ellas, Shyla la sacudió con energía.

—Vamos Morgan despierta, despierta.— Pero Morgan no estaba dormida, tenía los ojos abiertos y el pulso resistente, pero no actuaba, no parpadeaba, parecía como muerta en vida. Shyla la sacudió más fuerte pero nada parecía funcionar, miró hacia la pantera, esta gruñó y asintió con la cabeza. Shyla cerró los ojos y suspiró, la bofetada sonó estridentemente en todo el bosque.

Cuentos de las estrellas [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora