Capitulo 34

130 10 0
                                    

Los besos entre Kanato y Yui extingian el oxígeno entre ellos y eso no importaba para nada, el suéter delgado de la rubia, callo al piso, dejando expuesta su delgada anatomía, Kanato dejo de besar su boca para lamer su cuello y clavarle sus colmillos en la piel , ella dejo escapar un gemido mezclado entre el placer y el dolor, ya que las manos de Kanato recorrían su cuerpo, cuando el dejo de morder su cuello, un hilo de sangre corría por la comisura de sus labios, beso a Yui de nuevo, dejando impregnado el sabor metálico de la sangre, él bajo por su boca para  bajar hacia su clavícula, hasta llegar a sus pechos, con una mano retiro el sujetador dejándola al descubierto, mientras el la admiraba.

Ambos calleron a la cama, Kanato con su mano izquierda,  sujeto las muñecas de Yui por encima de su cabeza y con su mano derecha, rompió las bragas de  ella, Yui podía sentirlo, Kanato liberó por un momento las manos de Yui para despojarse de la ropa que le estorbaba.

Ambos estaban desnudos, besandose el la tocaba y recorría su cuerpo con las manos, de manera brusca y sin delicadeza, mordía su cuello, sus hombros, sus senos, la cabeza de Yui estaba teñida  de blanco por el placer, Kanato volvió que sujetar sus manos, para presionarla y someterla a él y fue en ese momento que de manera brusca, la penetró, Yui gritó de dolor.

Dolia mucho sentir la penetración de Kanato, de una sola embestida el se había robado su virginidad.

- Grabate este dolor, para que recuerdes siempre...que fui yo, el primero, que soy yo el último y que seré yo el único...que te someta.... de esta maneraque..... no voy a tener compasión, te amo demasiado, te deseo tanto al punto que hasta yo mismo me desconosco....

Mientras el hablaba  a su oído de manera ronca e imponente, ella no podía dejar de mirarle, su rostro irradiaba una belleza indescriptible, sus ojos amatistas como dos prismas iridiscentes la cautivaban, Yui si que era masoquista, mientras el ejercía más fuerza en sus manos, ella más le deseaba, el cuerpo de Kanato sobre el suyo, las expresiones de dominación   y sumisión entre ambos, eran droga para los dos, las  embestidas eran dolorosas pero aún así ella deseaba más de él, poco a poco cada intromisión a su cuerpo .... comenzó  a ser más  suave, permitiendo a la chica acostumbrarse, volviéndose increíblemente placentero el sentirlo dentro de ella, Kanato la besaba, la mordía y ella gemía.... una y otra vez...

- Kanato.... haaa...haaa

- Yui... Yui...

Cada instante  se hacía desgarrador, el dolor y el placer, por un momento Yui sintió que todo en ella iba a explotar, su cuerpo se tensó, se aferró a la espalda de Kanato e inconscientemente clavó sus uñas en la  piel nivea de él   y al sentir esa acción Kanato sonrió, sujeto con más fuerza las muñecas de Yui, en ese momento ella comenzó a gemir de placer, era sofocante todo ese deseo, cuando terminó Yui, Kanato la besó en los labios con delicadeza, sus embestidas se volvieron más rápidas, liberó las manos de Yui para poder tomar el cuerpo de ella en sus brazos mientras seguía moviéndose en su interior, el orgasmo llegó para él, liberándose dentro de Yui.

Ambos se miraron el uno al otro, mientras aún seguían siendo uno mismo en ese momento, Yui lo abrazó con ternura y él  le respondió, era tan cálido ese momento. Por fin habían culminado ese deseo, ese extraño amor...

- Kanato...  te amo....

Yui aún seguía agitada, habían marcas en su piel, de los colmillos de Kanato, incluso sus manos tenían las marcas de los dedos de él, pero aún así, ella se sentía realmente feliz.

- Yo también, te amo Yui.

Los dos volvieron a besarse, al poco tiempo, volvieron a fundirse en el deseo.

Mientras tanto en Japón, los Sakamakis  habían ido a casa de Stella, hablaron con la madre de ella, se inventaron que Ayato había quedado flechazo por Aisha y necesitaban encontrarla para que el pelirojo  la invitara a salir, lo cual funcionó, por que la cabeza principal de la familia  Count  les indicó  donde podrían hayarla.

Lejos de ahí, Yui y Kanato, dormían juntos, desnudos, exhaustos pero sobre todo libres para amarse...una y otra vez.

Solsticio de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora