Otro día había llegado, la luz del sol se asomaba por la ventana de Yui . La joven se paró de la cama con mucha pesadumbre, entro a la regadera y el agua comenzó a recorrer su cuerpo y cerró los ojos mientras se relajaba.Kanato se había levantado temprano, no había podido descansar, pensando en ella, otra vez... Su mirada en su mente, como detestaba esa sensación.
Cuando Yui llegó a vivir con ellos , había sido una joven dulce y tierna, que intentaba preocuparse por los demás, intento llevarse bien con todos para sobrevivir, aún cuando estos no tenían buenas intenciones con ella. Yui nunca había sido tan cercana a Kanato como lo era en perspectiva con Subaru, el hermano menor de los Sakamakis.
Yui siempre tenía una linda sonriza para dar, la cual poco a poco se fue borrando con el tiempo, él era uno de los que más se aprovechaba de ella y la trataba mal , en algunas ocasiones Kanato parecía vulnerable, ante los ojos de Yui, incluso tierno, pero esos cambios de humor tan violentos, poco a poco hicieron que la chica comenzará a temerle, prefiriendo evitarlo a toda costa.
El cabello de Kanato había crecido un poco, lo llevaba más alborotado, los humanos suelen cambiar más rápido físicamente con el paso del tiempo, pero no para los vampiros, y si había algún cambio no era tan notorio en sus rostros, las facciones de Kanato ya no eran tan infantiles, sin embargo, mientras Yui crecía y sus rasgos iban dejando poco a poco a la niña, el seguia viéndose como un joven de diecisiete años y eso sería durante muchos muchos años, cuando pensaba en esos detalles, se enfadaba con el mismo, ¿ Por qué tenía que pensar en ello?. Que debería importarle si no podía envejecer como los humanos, se cuestionaba y más se enfurecía.
Kanato miro a su inseparable Teddy, su oso, un objeto sin vida, por el cual tenía una conexión .... algo retorcida que le recordaba a su decadente madre.
- Teddy .... Por qué Yui ...siempre está en mi mente...siempre hace que me moleste... ...... No digas tonterías Teddy!!!!...
Arrojó el muñeco al piso, se detuvo en seco antes de salir...
- Teddy ...dices que me acerque a ella jajajja como si eso fuera posible....no lo voy a intentar... Tu no sabes lo que deseo, quisiera que ella desapareciera... Yo odio a Yui!!!!!
Kanato cerro de golpe la puerta de su habitación, muy fuerte , dejando a Teddy en el piso. Mientras caminaba por el corredor , una y otra vez seguía preguntándose ... por qué Yui lograba sacarlo de sus casillas.
Algo olía muy dulce lo cual llamó la atención del chico, el aroma provenía de la cocina y decidió entrar... Para su sorpresa ahí estaba ella, preparando tostadas francesas, mientras tarareaba una canción, tan ligera, tan dulce y tan pura, los tenues rayos de sol que se asomaban por la ventana jugaban con el rubio cabello de la joven, llevaba un vestido blanco hasta las rodillas, fresco y sencillo, su cabello humedecido caía como una cascada, era acaso un ángel, ahí en ese momento tan lejana y distante, aún a pesar de estar tan cerca, su suave piel, blanca y tersa era una obscena invitación, para pecar, para perforar su colmillos en ella, pero el cantar de su sangre tan dulce era el aderezo que la hacía aún más especial. Era demasiado para Kanato, por que tenía que ser tan perfecta y tan humana, por que no había sido una vampira, retorcida como él, así no sería algo lejano de alcanzar... Pero él era como las polillas atraídas a luz de un foco ...si no existiera esa luz que caso tendría querer acercarse y no quemarse, asi que él era insufriblemente masoquista... y vino a su mente una frase que había leído, la cual le parecía terriblemente ridícula "Y entonces el león se enamoró de la oveja".... Ese estupido libro sin sentido que alguno de sus hermanos como burla le había regalo a Yui... y que por accidente leyó, le abofeteaba el rostro.
La joven de ojos rosados sintió la presencia de él, si Kanato estaba ahí observándola, lo cual la había puesto nerviosa, su día no podía empezar más peor, pensó ella, solo quería desayunar en paz.... Por un momento lo analizo detenidamente.
Cuando estaba tranquilo, realmente podía verse apuesto y se recriminó por ese pensamiento, sus ojos violáceos con esa mirada felina y fiera, muy particular de los vampiros, era sobresaliente más en él que en ninguno otro, su rostro fino con ese aire de inocencia realmente lo hacía verse bello y su cabello alborotado... Yui se sonrojo de pensarlo, Kanato era apuesto.... Pero su temperamento era como el mar, nunca sabías en que momento se desataría una tormenta, era tan difícil leerlo, lo cual lo hacía enigmático....
Cuando se dió cuenta en un abrir y cerrar de ojos Kanato estaba tan cerca de ella rompiendo de nuevo su espacio personal, entonces sintió su aliento dulce sobre su cuello, su voz aterciopelada muchas veces hacia contraste con su apariencia añìñada.
- Yui podría prepararme lo mismo a mi .... Sabes que me encanta lo dulce...solo no me hagas esperar mucho..sabes que lo odio....
Cuando el se alejó de su cuello, sus miradas por un instante se conectaron, enserio era lo más divertido del mundo para él, ver esa cara en Yui, una mezcla de temor y ese ligero sonrojo en su rostro, era pateticamente hermosa, aún que Yui no lo quisiera, ella era una presa y el un cazador, era la naturaleza , vampiro y humano, todo en ellos invitaba a los humanos a rendirse, la voz, la belleza, el olor, ellos eran máquinas de cazar, como una hermosa planta carnívora que atrae a los insectos, ella siempre intentado resistirse al placer, sería más fácil para ella, él lo sabía ... La guerra que existía en ella, acaso creía en las novelas, que entonces el vampiro se enamoraría de la humana y dejaría atrás su naturaleza y vivirían felices por siempre si Yui pensaba así, Kanato podía arrancarle el corazón de tajo ..... El se alejó de ella dándole espacio y el oxígeno volvió a los pulmones de Yui.... Eso...le hacía enojar, como se atrevía a tratarla de esa forma, su coraje no era con Kanato era con ella, por que otra vez perdía su autocontrol, no lo entendía .... Quería gritarle, pero cuando lo busco con la mirada por la cocina, el ya estaba sentado en la mesa esperando las tostadas francesas. Y sabía que no si quería desayunar en paz, tenía que apurarse.
Yui había terminado de preparar el desayuno y se lo sirvió. Kanato estaba comiendo y una parte de Yui tenía miedo, ya que si algo no le gustaba era muy fácil que se enfadara. El no hizo ningún comentario sobre la comida y eso en parte podría ser algo bueno, aún le costaba a Yui creer que algunos vampiros podían comer la comida de los humanos, solo por el simple placer del sabor, Yui comenzó a comer, a ella no le gustaba el silencio, pero no sabía si sería bueno entablar una conversación con el más bipolar de los hermanos, así que prefirió quedarse callada, en cambio Kanato estaba esperando el inicio de una conversación por parte de ella, la había visto platicar con Subaru, incluso con Rayto, de una manera tan fluida, con Ayato era diferente ya que ella era buena escuchando las proezas de él, lo cual también le molestaba es que acaso el no era interesante, río para si mismo, lo más probable es que no lo era, ahí estaban los dos en el silencio, haciendo conjeturas el uno del otro, quizás era por eso que el la atormentaba más .... Por el simple hecho que quería que lo notará, era él del cual se alejaba más por que no sabía cómo conocerlo, cómo sobrevivir a él.
Kanato se levantó de su lugar, paso a un lado de ella, Yui sintió miedo, pero debía ser fuerte y no dejarse intimidar, pero el solo paso a su lado, antes de salir de la cocina le dijo..
- Sabían dulces.... gracias...Yui
Y se marchó, ella se quedó en shock, acaso no quería torturarla anoche, por que se portaba tan neutral ahora, es que a Kanato le gustaba jugar con su mente.... Y es que acaso no era suficiente, que más quería el de ella, se interrogába, pero apareció una pregunta en su mente, ¿ Que quieres tú de él?..... Yui no se respondío, por que tenía miedo de su propia respuesta.
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Solsticio de invierno
FanficYui cada vez estaba más cansada...rota, desesperada...quería escapar de aquel lugar..de esos vampiros que quebraban su salud, su mente y equilibrio...pero sobre todo quería dejar de ver esos ojos violáceos que la atemorizan y a la vez la desarmaban...