Solsticio de invierno

Capítulo 37 Hogar

Yui y Kanato habían salido temprano del hotel donde se hospedaban. Cerca de una zona de apartamentos, una mujer mayor les esperaba.

- Kanato Sakamaki...nice to meet you - Dijo la mujer en un aparentemente Inglés no muy bien pronunciado.

Kanato le devolvió el saludo pero en noruego.

-God dag, smaken er min... - respondió el pelilila.

Yui quedó en silencio, mientras Kanato hablaba con aquella mujer, pronto entraron a un pequeño departamento, la rubia comenzó a recorrerlo, no era grande, pero era muy acogedor, el lugar ya estaba amueblado, para la chica ese pequeño lugar era un sueño, había un ventanal que daba  a un parque, el cual estaba cubierto por la nieve y le hacía ver hermosos, los árboles adornados con la escarcha, por esa ventana entraba  la luz del sol lo cual hacía el lugar más iluminado, mientras Kanato hablaba con la mujer sobre las especificaciones del lugar, su mirada no dejaba  de perseguir a Yui, por que la veía feliz, recorriendo el lugar, eso a él le traía paz, le hacía feliz, entonces no dudó ni un segundo en firmar el contrato de renta.

Yui se quedó mirando por aquella enorme ventana y Kanato se dirigió a ella, la tomo de la mano y la miro profundamente.

- Sabia que te gustaría, cuando lo vi en internet, te imaginé aquí...

- Kanato...yo... esto... no se que decir.

- No digas nada, iremos por nuestras cosas al hotel para instalarnos aquí, te parece.

- Si !!!!!

Al poco tiempo habían ido por sus pocas pertenencias, para instalarse en aquel pequeño departamento.

Una vez que Yui había terminado de acomodar algún par de cosas, mientras Kanato estaba acostado, con los ojos cerrados, la rubia cuestionó.

- ¿Cuanto tiempo estaremos aquí?

- Mmmm no lo sé... quizás un par de meses o semanas, luego volveremos a viajar.

- Ya veo...

- No te encariñes mucho con el lugar.

- Lo sé.....mmmm  tengo algo de hambre, seria bueno ir a comprar cosas para cocinar...

- Esta bien...vamos.

Yui y Kanato, se dirigieron a un pequeño supermercado que estaba cerca del hogar que ahora compartían.

Kanato a veces parecía distante a estas cosas tan comunes para los humanos, en cambio a Yui de cierta manera esos momentos simples eran para ella pequeños tesoros que guardar.

Una vez que terminaron con las compras, la chica se dispuso a preparar algo de comer, claro siempre teniendo en cuenta, no cosas picantes, irritantes y sabores amargos.

Las cosas estaban servidas, la chica llamó al pelilila, quien la acompañó a comer, pero no probó nada, la comida humana hoy no se le apetecía,

Había algo más dulce, que estaba frente a él, tiempo atrás no hubiera dudado en abalanzarse sobre Yui, disfrutando  el terror en sus ojos, mientras estaba dispuesto a beber su sangre, pero mentalmente el se había prometido no torturarla de esa manera, pero él no podía olvidarse de su naturaleza y necesitaba sangre ....

Cuando la joven terminó, se levantó para recoger los platos y llevarlos al fregadero, fue entonces que pronto sintió como Kanato la había tomado por la espalda, en ese momento no pasó por su cabeza que la intención de ese abrazo inesperado fuera para beber su sangre.

Los colmillos de él se clavaron en su cuello, Yui ahí lo comprendió, él  estaba hambriento y ella era su comida, a pesar de los sentimientos que los unieran, no podían ir encontra la naturaleza, él  siempre sería el cazador y ella la presa.

La joven se comenzó a sentir mareada....

- Kanato.... por favor... detente...creo que ya es suficiente...por favor...

Kanato la escuchaba ...su corazón quería detenerse, pero su cuerpo no, necesitaba sangre, pero su razonamiento comenzó a luchar contra ese instinto y poco a poco la fue soltando. Sus colmillos dejaron la piel blanca de Yui.

La rubia sentía que podría caerse pero el la detuvo, ambos callaron al piso, el aún la abrazaba por la espalda, mientras hundía su rostro en el hombro de Yui, la respiración de la rubia poco a poco volvía a la normalidad.

- Yui.. lo siento... quizás debería buscar otras personas.... para alimentarme.

- No... yo estaré bien, solo que debes parar cuando te lo pida, si sales a cazar a otras personas, quizás llames la atención...

- Lo sé... pero no quiero ...dejarme llevar y no poder detenerme ...

- Yo confío en ti Kanato.

Yui se volteó para verlo, los ojos amatistas de Kanato estaban llorosos, la sola idea de pensar en que ahora podia ser él  quien le podría hacer daño a Yui e  incluso matarla, le aterraba.

El final del día había llegado, la chica se había dado un baño, comenzó a vestirse para dormir, Kanato la miraba, mientras el estaba recostado, una vez que Yui terminó se recostó a lado de él, ambos miraron al techo, ahora compartían un hogar, estaban solos, en otro lugar, juntos, era algo que nunca hubieran imaginado que podría pasar.

Esa noche no hubieron palabras, si no besos y la conjunción de un amor tanto físico como emocional

Entre caricias y gemidos, Kanato y Yui se amaron esa noche, en el que ahora era su hogar.