Capítulo 5.

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Los días pasaron pero yo no sabía con exactitud cuántos la tortura constante hacia que perdiera la noción de el tiempo, sabía que era un nuevo día cada vez que me sacaban de mi celda, las formas en la que me lastimaban cambiaban pero no me rompían los huesos supongo que si me rindo me lanzarán de inmediato al campo de batalla pero solo ahora podía pensar en la situación en la que me encontraba en el capricho de esa niña solo para tenerme y el estar ahora encadenado nuevamente en esa misma tarima cubierta de sangre y con ese olor nauseabundo de todas las vidas que se quitaron en este mismo lugar.

- oye no eres creativo para torturar verdad idiota - hable burlandome.

- eres un imbécil, tu podrías terminar con esto si simplemente te rindieras, entrégate a ella.

- ya lo dije, ella no es mi reina - hable mirándolo, desafiándolo con mis ojos.

-entonces te sacaré la columna a latigazos hasta que lo entiendas.

- capitán!!!

Era extraño, una voz diferente y el acto de presencia de la reina no pasó desapercibido para nadie ni siquiera para mí, ella fue como si una diosa apareciera ante mí su peculiar fragancia a rosas invadía el lugar opacando todos los putrefactos olores que antes percibía.

- majestad que hace aquí? no debería estar en este lugar - pregunto el idiota de Jean con un notable tono de preocupación.

- por qué no lo han traído ante mí? - hablo tranquila pero con un tono de seriedad y frialdad como si estuviera fastidiada de la espera.

- es más difícil de lo que pensé, no quiere entender razones y no hace caso omiso.

- largo, quiero estar a solas con el, veré si yo puedo hacer algo.

Todos se marcharon yo estaba cansado y mi cuerpo ya no lo sentía la sangre caía por mi piel las heridas que apenas se curaban de nuevo se habrían con cada día que pasaba. Me dejé caer en el lugar sin importar si le parecía patético a la chica que estaba delante de mí y si me cubría de sangre mía y de las demás pobres almas que pasaron por este lugar.

- sufres? - me pregunto con esa suave vos que casi me guiaba a ella.

- yo no lo llamaría de esa forma, estoy tomando un descanso - hable intentando pasar desapercibido mi cansancio.

Sentí que se acercaba a mi me tomó de el rostro y me obligo a mirarla ella era tan hermosa no lo podía negar, pero era tan despiadada tan cruel como ella quisiera y no veía arrepentimiento en esos ojos grises brillantes.

- podrías detener todo esto solo entrégate a mi y se mio.

Yo cerre mis ojos me sentía tan cansado y esas palabras eran tan tentadoras, me seducían, estar con ella y que la traición supiera mi nombre al dejarme gobernar por ella.

- jamás - respondí.

- tu eres un hombre que busca estar maldito.

- y tu una niña caprichosa que quiere tener todo lo que le plasca - levante mi mano y aparte la suya de mi cara - jamas seré tuyo.

- eso lo veremos - dijo con ira y se terminó marchando de aquel lugar sin decir ninguna palabra.

Nuevamente entró el idiota caballero mirándome con una risa burlona yo volví a reincorporarme en la tarima no quería que me viera cansado.

- mi reina a venido a verte deberías sentirte honrado.

- bueno ella es mejor compañía que la tuya.

El solo me miró con ira en sus ojos, el tenía la mirada de que haría todo por ella y me odiaba por lo encaprichado que estaba ella conmigo.

- guardia.

- si capitán? - llego un hombre a el lugar parándose a su lado esperando cualquier orden.

- liberenlo por hoy terminamos.

No dije nada, era típico de mi burlarme y pedir que siguiera pero la verdad es que fueron las mejores palabras que había escuchado, me liberaron de mis muñecas me pare y recorrí el mismo trayecto hasta el lugar donde era mi encierro me arrojaron ahí nuevamente a ese oscuro lugar donde ya estaba empezando a acostumbrarme.

- solo rindeté ante ella - dijo un chico ejeno a todos los que me venían a visitar a este lugar.

- por qué quiere que lo hagan yo jamas me sometere ante ella.

- te necesitamos, alguien que nos lidere en combate necesitamos ganar esta guerra.

- ella podría detener todo si solo dejara de atacar el reino de los Reíss.

- no lo sabes verdad, la razón por la que ella hace todo esto.

- jamás tuve el placer de escuchar parloteos de los muertos.

- entonces si eres tu - suspiro - ella nos mantiene a salvo, ella evita que vuelvan a destruir esta tierra.

- como que destruir esta tierra?.

- la guerra comenzó hace un siglo todo por que la princesa no quiso comprometerse con el antiguo rey de la familia Reíss y al averse negado mataron al prometido de la princesa y ella fue maldecía, la guerra estalló y la reina mikasa hizo todo lo posible para que nada le pasara al reino.

Yo no dije nada, que debía pensar de ella, hace todo por su reino o por una venganza? Pero sin embargo hay algo que no entendía por qué esa niña tenía el cristal en su pecho.

- por qué ella, la reina mikasa tiene esa cosa en su pecho?.

- es su maldición.

- como que su maldición?.

- ella fue condenada a no envejecer, mataron a él rey Eren y ella no tuvo otra opción más que tomar la corona aún siendo una niña, ella jamás podrá enamorarse a menos que conquistemos el reino de los Reíss y traigamos su corazón.

- su corazón?.

- es lo que le arrancaron y en su lugar dejó el cristal.

- y donde esta su corazón?.

- no lo sabes, pensé que tu tendrías esa información.

- yo jamas escuche esa historia pero creo que esta en las catacumbas donde esta la tumba de el tercer rey.

- ella no es la cruel reina que todos creen, ella sólo quiere recuperar lo que le quitaron.

- y la seguirás en esta venganza.

- yo le debo todo a ella, lo haría sin pensar.

Me quedé callado no sabía que pensar ahora, eran mentiras que ella creo? o toda mi lealtad a la familia Reíss fue construida a base de la destrucción de una mujer a la cual le arrancaron su corazón?.

- cuál es tu nombre? - pregunte intentando poner mis ideas en orden y cambiando el tema.

- Farlan y tu eres Levi no?.

- si - le sonreí - tienes familia?.

- una hermana, que me espera en casa, su nombre es Isabell - una vigorosa sonrisa apareció en su rostro, le envidiaba, yo no sentía eso tal vez solo mi pena por Petra - tengo que regresar pero piensa lo que te dije, pregúntate quienes son los crueles en esta historia.

El se marchó sin decir una palabra, yo jamas en todo el tiempo que estuve en el palacio y luego al convertirme en caballero jamás había cuestionado las decisiones de los Reíss ni mi obediencia ante ellos pero ahora sí hay un pregunta una que necesita ser respondida.

- que paso hace 100 años?.


Continuara..

La Reina (Rivamika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora