XVIII

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La señora de cabello grisáceo estaba sonriendo con orgullo mientras ataba el corbatín de Jimin, encargándose de dejarlo impecable.

— ¿Irás por ella?

— Sí, le dije que esperaría a que esté lista.

— Bien, toma.— le dijo tomando su mano y dejando en ella un poco de dinero.— Paga un buen taxi que lo lleve allá.

— Abuela, no es necesario...

— Oh, claro que sí.— le giró y le encaminó fuera de la casa.

Le miró por unos cuantos segundos mientras acariciaba con sus manos arrugadas sus hombros y sonreía nostalgicamente.

— Haz crecido demasiado.— Jimin sonrió dejando que su abuela le besara la frente descubierta. Había decidido arreglar su cabello hacia un lado y no cubriéndole la frente como a diario.— Ve ahora.

— No me espere despierta, no se preocupe demasiado.

— Bien, adiós hijo.

Por otro lado, Yoon estaba apenas terminando de peinar su largo cabello oscuro en una coleta alta que dejaba ver el escote que adornaba su esbelta espalda.

Cuando escuchó un llamado al otro lado de la puerta avisando que Jimin ya había llegado, ella dió los últimos retoques antes de tomar su abrigo y salir con las zapatillas en mano, cuidando de no pisar su vestido al bajar las escaleras.

— Perdón por tardar demasiado...

— No te... Preocupes.— dijo él, poniéndose de pie y quedando atónito cuando le vió.— ¿Nos vamos?

— Sólo me pondré estás incómodas cosas.— dijo refiriéndose a las zapatillas.

Jungkook llevaba a su acompañante tomándole del brazo, luciendo un vestido lila suelto por debajo de la cintura.

La chica iba charlando alegremente con él, mientras que Jungkook sonreía, disimulando las discretas miradas que daba a todos los rincones del salón en busca de Jimin.

Recibía uno que otro saludo de sus compañeros de clases, vistiendo de forma elegante por quizás primera vez en todo el curso.

— Jungkook, ¿Quieres beber algo?— la chica le miró y como el mencionado no le había prestado atención, tiró de la tela de su saco.

— Perdón, ¿Necesitas algo?

— Preguntaba si querias beber algo.

— No, estoy bien así.

Yoon y Jimin bajaron del taxi en apuros cuando escucharon la suave música viniendo de dentro de la cancha de básquet de la escuela. Entre risas llegaron, las parejas ya bailaban en el centro a oscuras y solo con una tenue luz iluminando el interior.

— ¿Vamos?— extendió su mano y Yoon la tomó asintiendo, y llevándolo al centro.

Sus pasos eran pequeños, llevando el ritmo de la melodía de fondo.

Mantenía su mano sobre la espalda de Yoon apenas tocándola y se encargaba de guiarla lentamente mientras ella sonreía mirando todo, entusiasmada.

— ¿Por qué te ves tan bonita hoy?— llamó su atención, sonriendo cuando la pequeña agrandó los ojos tiernamente.

— ¿Estás diciendo que no soy bonita los días comunes?— dijo ofendida, deteniendo su baile hasta que Jimin negó con una sonrisa.— hoy tú te ves guapo, así como los otros días.— dijo señalando con su barbilla hacia el frente.— Creo que Jungkook opina lo mismo.

Mi Amigo Tourette | JikookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora