EPÍLOGO

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Estando sentado en un hogareño café con uno de sus amigos del hospital, asintió cuando había terminado de contarle de forma resumida su historia con Jungkook. Min ho le miraba eternecido pero luego frunció el entrecejo, no contento del todo.

— ¿Y? ¿Eso es todo? ¿En dónde está él?

Jimin se encogió de hombros, tomando de su café. Las gotas de nostalgia nuevamente llenando su corazón por los recuerdos atravesando su mente uno tras otro. Jugueteó sus dedos nervioso debajo de la mesa.

— ¿Te hizo algo?

— Al contrario. Siempre fue bueno conmigo...

— Entonces...

— Tuvimos nuestras razones, no solo fue su culpa. Pero lo quiero...— guardó silencio, desviando su mirada a la ventana que mostraba el día soleado y alegre.— aún lo quiero.

— ¿Lo has buscado?

— Por mar y tierra.

— ¿Y él?

— No lo sé.— se recargó en el asiento, cruzando sus brazos con el inútil objetivo de hacerse ver despreocupado.— Me gusta pensar que lo hace. Es por eso...

— Que no te has mudado de la casa de tu abuela.

El asintió tragando grueso. Meses después de que su abuela falleciera, él se dio a la tarea de buscar un lugar más cercano a la universidad, la casa le traía tristes recuerdos.

Tuvo éxito con los papeles de su futuro hogar pero luego las cosas con Jungkook se pusieron difíciles, terminaron y había sido la ultima vez que se vieron.

Pareciera que Jeon había desaparecido y Jimin, pensando ilusamente en que quizá algún día él vuelva, decidió permanecer en su hogar.

— Pero bueno, basta de charlas nostálgicas. Vayamos al hospital que tenemos un caso que estudiar y una sala de emergencias que atender.— dijo sintiendo las lágrimas al borde. Parpadeó varios veces para borrarlas.

Juntos se encaminaron a pasos lentos mientras Jimin aclaraba ciertas dudas del chico. Pero ni siquiera él sabía como toda esa historia había terminado de una forma tan dolorosa.

Era cierto, lo quería. Aún después de los años, fue imposible dejar de hacerlo. También le extrañaba de una manera tan hiriente para él mismo porque básicamente, algunos meses atrás, él solo vivía de esperanzas con probabilidades nulas. Con el vivo sentimiento de que pronto lo encontraría de nuevo, tan solo para saber como estaba... si era feliz.

Era doloroso cuando encontraba a alguien similar a Jungkook por las calles pero ninguno era él. O cuando al llamar a su número, escuchaba la voz de la contestadora y no la voz que realmente quería escuchar.

— Aquí fue en donde él dijo que no debía disculparme por lo que soy. Y que amaba todo lo que yo odiaba de mí.

Tomó asiento en la banca, palmeando a su lado para que se sentará ahí. Todo era igual a aquella noche; lo único que cambiaba era la radiante luz del sol y su ausencia.

— Realmente nos amábamos. Aún siendo inexpertos en ese tema, aún siendo jóvenes en esos días. ¿Sabes? Él me enseñó a amarme tal y como soy. Fue el segundo en apoyarme, la primera fue Yoon.— sonrió recordando el momento en la banca de la escuela en donde la había conocido.— Fue mi primer amor... Y a lo que veo el último también.

Minho miraba al frente, el agua destellaba con los rayos del sol y los jardines de vivos verdes en sus orillas terminaban por dar un bonito paisaje. Saliendo de sus pensamientos, volteó a mirarlo, sus ojos estaban cristalinos; estaba reteniendo a más no poder el llanto. Palmeó su hombro haciéndole una señal con la cabeza para que siguieran con su camino.

Mi Amigo Tourette | JikookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora