Capítulo 10: La razón (✔️)

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Escuché a lo lejos el sonido de la puerta. Alguien estaba tocando, pero no quería abrir mis ojos; aún me sentía muy cansada. El ruido de la puerta se intensificó, y la voz de Eld resonó nuevamente.

— Ey, es hora de desayunar, ¿estás despierta?

Quería responder, pero no me salía la voz. La idea de seguir durmiendo me resultaba tentadora.

—Apártate. —escuché decir del otro lado.

Un tono de autoridad acompañó la voz que pronunció esas palabras. Abrí mis ojos de golpe al reconocerla.

Me incorporé con un poco de letargo.

—Ya voy...—conteste con un tono despreocupado.

De pronto sin darle importancia a mi respuesta, la puerta se abrió.

— Ya es muy tarde, no me gusta trabajar con holgazanes— dijo tajantemente el pelinegro, quien se encontraba al lado de un vergonzoso Eld ya que normalmente la privacidad se respetaba sin dudar en los regimientos.

—Discúlpanos Levi, ya nos levantamos.

Me exalté al escuchar la voz de Mike tan cerca. Al girar mi rostro, lo vi en mi cama, despertando como si nada. A pesar de que no tenía ningún problema con dormir así con él, porque lo habíamos hecho muchas veces en distintas misiones junto con Gelgar y Nanaba, esta vez sentí nervios. Probablemente era porque el capitán estaba presenciando esa escena con otros ojos.

El pelinegro solo observó en silencio y luego se marchó en dirección a las escaleras camino al comedor. Cuando ya estuvo lo suficientemente lejos, cerré la puerta de un golpe.

— ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿No que tenías tu futón?! —le reproché a mi superior, exaltada— ¡Ahora, quién sabe qué pensará!

Comencé a colocarme las botas rápidamente, con una notable molestia en mi voz, algo que Mike no pasó por alto.

—Solo te estaba ayudando —dijo con una sonrisa—  Tranquila, solo le estoy dando un poco de su propia medicina, no pasará nada.

—Tienes razón, discúlpame —susurré mientras agarraba mi cabello con mi lazo. Volví a mirarlo, la expresión de culpabilidad marcaba mi rostro— solo que aún no me acostumbro a todo esto, a mis propias mentiras.

Alcé mi vista al techo de la habitación como si del cielo se tratara y pedí perdón por todos mis pecados.

—Hoy ya me tengo que ir —anunció él, recogiendo sus cosas con su naturalidad característica. Mi mirada suplicante intentó con todas sus fuerzas retenerlo, pero su sonrisa me insinuó que debía cumplir con sus deberes— debo acompañar a Erwin; pronto será la ceremonia para invitar a los nuevos reclutas al regimiento.

Asentí resignada. No podía creer que el tiempo había pasado tan rápido. Pronto tendríamos nuevos compañeros, dispuestos a unirse a nuestras filas y enfrentarse a los horrores más allá de las murallas.

—Espero que no les mientan a los reclutas... —dije mirando hacia un lado, con un tono juzgador.

A mí nunca me mintieron para ingresar, pero últimamente, con la escasez de nuevos reclutas dispuestos a unirse al Cuerpo de Exploración, algunos comenzaban a sentir la presión de adoptar tácticas, digamos, menos éticas para atraer voluntarios.

—Erwin no es ese tipo de personas —afirmó con orgullo. Me hizo una señal para indicar que saliéramos y le seguí. Pero antes de cerrar la puerta tras de nosotros, sus ojos se posaron en los míos  y me miró con un semblante muy serio—. Tienes que prepararte... porque Hange te pedirá un favor.

La razón del viento [Levi x Lectora] [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora