Capítulo 13: Verdades ocultas (✔️)

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—Te pregunté qué es esto —volvió a repetir al no escuchar respuesta de mi parte.

Tragué saliva. A lo lejos, se notaba que estaba muy molesto y que cualquier cosa que dijera mal podría desencadenar una guerra. Bajé la mirada y comencé a pensar en cómo salir de la situación sin que nadie acabara herido. Pero sabía de antemano que eso no sería posible.

—Lo siento— respondí finalmente — disculpa por desobedecerlo, pero... tenía ganas de ver el discurso del comandante Erwin... Me da ánimos el escucharlo.

Quise ser por primera vez sincera con el mayor. Levanté la mirada, encontrándome con su mirada intensa y fría, preparada para cualquier respuesta que pudiera dar.

Clavé mi vista en sus ojos y noté que había dado un paso correcto al responder una de sus preguntas, pero sabía que eso no era suficiente. La incertidumbre me carcomía: ¿habría leído el libro? Si bien el libro tenía un candado, no era algo que detendría a un Ackerman  ¿Cómo sabría si lo hojeó o no? Maldición, tendría que arriesgarme a inventar el contenido.

Iba a decir algo cuando él se adelantó.

—Creo que te he dado demasiado confianza—replicó el pelinegro levantándose de su asiento y dejando el libro sobre mi escritorio.

Me entristeció su comentario, pero no pude evitar preguntarme, ¿cuál confianza? nuestra relación siempre había sido una construcción frágil basada en secretos y mentiras.

—Te he dejado pasar muchas... —se acercó a paso lento, sin despegar su vista de mis ojos— y todo por... —cuando llegó a un centímetro de mí, de un golpe me arrinconó contra la pared y colocó un brazo a cada lado de mi cara, irritado—. Todo por tus malditos ojos...

Su proximidad me dejó sin aliento, y pude sentir la tensión entre nosotros en el aire. Su voz, aunque cargada de enojo, tenía un matiz de vulnerabilidad que nunca antes le había escuchado. Me sentí atrapada en ese espacio reducido, con sus ojos perforando los míos.

—Entiendo que quisieras ver el discurso. Pero... —Su mirada descendió hacia mis labios antes de volver a encontrarse con mis ojos—, no puedes seguir actuando sin pensar en las consecuencias. Estoy harto de cubrir tus imprudencias.

— ¿Qué tienen mis...

—Si no los tuvieras—me interrumpió— te hubiera mandado a encarcelarte al correccional por desobediencia desde un principio.

— ¿Qué tienen que ver mis ojos en todo esto? —pregunté finalmente, firme y sin miedo. No era la primera vez que me enfrentaba de esa forma con él.

—Tu mirada y la de Eren... son muy similares a la de Isabel.

Apretó sus puños con fuerza, como si se avergonzara de aquella absurda comparación. Yo seguía intacta, pero mi respiración estaba agitada debido a su distancia de mi.

Pero...

Si estaba en lo correcto, ¿él me estaba insinuando que todos sus cuidados y atenciones eran solo porque mis ojos le recordaban a alguien? La posibilidad me golpeó como un cubo de agua fría, y me inundó la decepción. Mis ojos se humedecieron con aquella confesión, pero me obligué a mantener la compostura.

—Capitán, no sé quién es Isabel para usted, pero no vine aquí para jugar con su pasado —dije con determinación, aunque sentía un nudo en la garganta—. Solo cumplí órdenes al ser parte de este escuadrón para demostrar mi valía y habilidad. Si mis ojos le recuerdan a alguien más, no es mi culpa.

La habitación se llenó de un silencio tenso mientras esperaba su reacción. Él permaneció inexpresivo por un momento antes de desviar la mirada, como si lidiara internamente con algo.

La razón del viento [Levi x Lectora] [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora