Capitulo 4

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ÁNGEL GUARDIAN

Harry siguió subiendo las escaleras, concentrado en la piel de mi cuello, mientras yo me sostenía de su cuello, temerosa de que me dejara caer. Cuando llegó a la puerta de mi habitación, abrió sin hacer ruido, los dos reímos y miramos a la vez a la puerta de la alcoba de mi padre. Harry puso su dedo índice en mis labios indicando que no hablara, reí por lo bajo y asentí. 
La oscuridad nos invadió en un segundo tras cerrar la puerta con traba. Lo miré fijo a los ojos, que reflejaban la más ardiente y cautivante pasión. Otra vez había caído a sus pies, otra vez nos estábamos dejando llevar, ignorando nuestras peleas y problemas. Dios… Lo amaba… Y con sólo mirarlo todo era olvidado, al menos por un momento.
Harry llevó sus manos debajo de la remera de mi pijama negro de seda, haciendo a mi cuerpo estremecerse lentamente, cerré los ojos cuando él se inclinó sobre mí dejándome de espalda sobre la cama. Los dos nos escabullimos bajo el edredón rosa y aniñado que todavía conservaba desde mis diez años. Harry se separó por un segundo de mí, observándome ardientemente, me detuve en sus labios, rojos e hinchados a causa de los fantásticos besos que acabábamos de darnos.

– ¿Todavía estás enojada? – Preguntó respirado agitadamente, mientras retiraba fervientemente mi remera, sonreí mirándolo fijo.
– Sí – Solté tomando su rostro entre mis manos, llevé mis manos deshaciendo cada botón de su camisa, dejando al descubierto su trabajado abdomen, luego me deshice de su camisa empujándola desde sus hombros hacia sus brazos y retirándola completamente. Harry soltó un gemido ahogado sobre mí, y atacó mis labios, mordiendo y besando frenéticamente. 
Sentí que sus manos viajaron hacia la cintura de mi pantalón, Harry me observó con diversión y respiré profundo, al segundo, él me había despojado de toda la tela que podía llegar a tener sobre mí. Su boca viajó a mi abdomen, dejando besos húmedos desde mis pechos hasta mi ombligo, jadee totalmente alborotada y tiré de su cabello mientras sus tortuosos y placenteros besos nunca cesaban en la parte baja de mi vientre. Sus ojos verdes se encontraron con los míos por un momento y nos sonreímos, era gracioso, porque hacía horas estábamos peleados, y ahora…
– ¿Ansiosa cielo? – Preguntó mirándome con una sonrisa lasciva a sólo centímetros de mi boca, rodé los ojos y suspiré, él soltó una carcajada que inundó la habitación entera. 
El silencio se hizo presente y cerré los ojos por un momento, mientras él acariciaba con sus labios sobre todo mi rostro, luego de unos segundos, sentí la hebilla de su cinturón y abrí los ojos mirándolo fijo.
– No grites – Murmuró burlándose de mí, sonreí y besé sus labios profundamente, él colocó sus brazos a los lados de mi rostro, y apreté mis uñas en sus hombros en cuanto él entró lentamente en mí, cerré los ojos con fuerza y apreté mis labios, para no gritar, él comenzó a moverse sobre mí abruptamente, mientras nuestros ojos nunca se dejaban unos a los otros. Me tomé fuertemente de sus bíceps mientras me dejaba llevar a la cima en sus manos. Él ahogó su cabeza en mi cuello, soltando silenciosos gemidos de placer en mi oído, lo cual me hacía enloquecer.
– Harry… – Jadee entrecortadamente, él cerró los ojos y pegó su frente a la mía. Llorisquee agitadamente en cuanto sus embestidas en mí fueron haciéndose mucho más agresivas, él apretó mi rostro entre sus manos, y llevó sus labios mordiendo casi dolorosamente mi mandíbula. Solté un grito ahogado, y él sonrió satisfecho sobre mí. 
– Siénteme cielo – Soltó jadeando a en mi hombro, llevé mis manos a su espalda, sujetándome con fuerza de él, la intensa sensación comenzó a crecer dentro de mí, haciéndome temblar a causa del placer. 
– Luci… – Harry gruñó fuertemente mientras se congelaba sobre y dentro de mí. Tomó mi cintura desde la parte baja, acercándome aún más a él, mientras los dos llegamos al clímax juntos, por milésima vez. 
Su cuerpo calló sobre el mío aprisionándome bajo él. Lo sentí respirar agitadamente en mi hombro, pasé mis dedos por su cabello mojado a causa de la transpiración, y escuché por unos minutos a nuestras respiraciones acompasarse juntas, hasta que los dos respirábamos normalmente. Había hecho una vez más el amor con Harry.
– Eso fue… – Harry alzó su vista para mirarme con sus ojos verdes, alcé una ceja, nunca dejando de acariciar su cabello.
– Intenso – Murmuré acallada, él asintió. Luego se levantó poco a poco de mi cuerpo, acostándose aún lado de mí, y señalando que llevara mi cabeza a su hombro. Me recosté como lo indicó, y cerré mis ojos cuando él llevó sus manos a mi cabello y acarició acompasadamente con la punta de sus dedos mi cintura. Sonreí mirándolo embobada, era tan ardiente…

El Ángel Caído: La Profecía del HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora