VISPERA DE NAVIDAD
– ¿Qué es lo que hacen aquí? – Preguntó Harry mirándonos a Annie y a mí, seriamente. Las dos nos miramos y ella me ayudó a levantar del suelo.
– ¿Qué sucede? – Volví a preguntar por enésima vez en el día.
– ¿Qué escuchaste? – Harry volvió su mirada severa a mis ojos y me tomó de los hombros, Annie dio un paso atrás y noté a Niall tras Harry mirarme de la misma forma en que lo hacía el castaño frente a mí.
– Escuche... escuché lo que tenía que escuchar Harry ¿Por que demonios me escondes algo como eso? ¿Pensabas volver a dejarme? ¿Por qué haces esto, por qué te arriesgas así? – Solté entre llorisqueos, él suspiró hondo y cerró los ojos.
– Lo hago porque te amo cielo, y porque no voy a permitir que tú o nuestro hijo corran peligro si yo puedo solucionar las cosas – Él habló mirándome fríamente a los ojos y parecía no importarle mi actual estado de histeria frente a la nueva caótica situación.
– ¡No lo harás! ¡Basta! – Grité safándome de las manos que tenía sobre mis hombros, él abrió sus ojos en sorpresa y frunció el ceño.
– Luci, no hagas esto, si te molesta que lo haga por ti, piensa que lo hago por el bebé – Soltó mirándome a centímetros de distancia, dejé escapar una lágrima solitaria, sintiendo que a pesar de que al momento de que enterraba a mi padre sentí que mi vida no podía ser peor, ahora lo era. Corrí escaleras abajo, sintiendo los pasos de Harry seguirme tras de mí, rápidamente. Sollocé entrecortadamente y llegué justo a tiempo a la puerta de mi habitación para que Harry no me alcanzara, no quería verlo.
Al cerrar la puerta con traba sentí el picaporte agitarse, y sabía que Harry quería entrar a hablar conmigo, pero mi cabeza estaba demasiado confusa y agitada como para pensar correctamente. Miré un par de segundos la puerta oscura de roble frente a mí, la que me separaba de Harry por sólo un metro y suspiré tratando de averiguar si lo que estaba haciendo era correcto o no lo era.
– Luci abre la puerta – Su voz interrumpió el frío silencio que inundaba la habitación y me aproximé solo unos centímetros.
– No – Contesté firmemente.
– Si no abres tumbaré la puerta, abre a la una...
– ¡No!
– A las dos...
– ¡Vete!
– ¡Luci! – Gritó desde el otro lado, sentí en su voz esa pizca de molestia que siempre tenía cuando algo lo molestaba..
– ¡¿Qué es lo que quieres?! – Dije elevando el tono de voz, en cuanto abrí la puerta, él atacó mis labios salvajemente y me llevó directo hacia la cama. Me dejé llevar por sus caricias y besos pasionales, consciente de que él estaba tratando de distraerme. Harry se tumbó sobre mí, presionando mi cuerpo hacia el colchón y pegando cada fracción de él sobre mí. Sus labios fueron poco a poco descendiendo hasta mis pechos, la parte que tenía al descubierto y lo sentí gemir con brusquedad. Entonces, tomé su rostro entre mis manos y tiré de él para a traerlo hacia mí mirada.
– Se lo que haces – Solté seriamente, tratando de calmar el deseo y la pasión que él había puesto en mí con sus salvajes y húmedos besos.
– Sólo estoy besándote... – Jadeó entrecortadamente sobre mis labios.
– No, estás distrayéndome, desviándome del objetivo, para que no te asfixie a preguntas, ni pelee contigo, pero...
– ¿Pero que? – Preguntó rodándome los ojos, lo miré frustradamente.
– Pero no podrás, por que aunque vallamos a hacer el amor cientos de veces, al terminar volveré a lo mismo, no te saldrás con la tuya Black...
Harry suspiró levantándose de la cama, sentándose en el borde de esta y agachando la cabeza. Lo seguí en un movimiento suave y puse mi mano en su hombro, él levantó la suya y la apoyó sobre la mía cálidamente, volviendo sus ojos verdes a mí.
– Tienes razón, sé que tienes derecho a saber lo que sucede, por que...
– Habla – Pedí casi en forma de súplica, él sonrió mirándome, y llevó sus dedos a mis labios, acariciando sutilmente la zona y observándome detenidamente.
– La cosa es que... – Suspiró hondamente – es que, cuando fuimos a buscar más aliados al pueblo, tuvimos un encuentro con la banda contraria, Noa y Dimitri estaban allí, dijeron que habían desterrado a los Árcángeles que cuidan el cielo, ahora ellos seis son caídos, ellos decidieron aliarse con nosotros, pero el problema es que... ya nadie puede ayudarnos desde arriba Luci, estamos solos aquí abajo, y Dimitri dijo que...
– ¿Harry, que dijo Dimitri? – Pregunté en un hilo de voz.
– Dijo que él venía por mí Luci, que si yo me entregaba todo esto iba a acabarse, que los dejaría en paz, a ti y al bebé – Confesó escondiendo su mirada hacia el suelo. Me quedé tiesa un par de segundos, pensando.
– No lo harás, está dicho – Musité levantándome de la cama, él rodó los ojos otra vez, debido a la frustración del momento.
– No empieces otra vez Luci, no impedirás que te salve a ti o mi hijo – Contestó poniéndose de pie y mirándome fulminantemente.
– No te dejaré Harry, lo siento, pero si tu no estás conmigo no podré hacer esto, y no pienso dejar que mi hijo crezca sin su padre – Solté sintiéndome algo confusa e intimidada por la mirada de Harry, pero poco a poco ví que su cara se hablando y sus ojos ahora reflejaban frustración.
– No... no había pensado en eso... – Dijo pasando sus dedos por el cabello, él volvió a sentarse en la cama.
– Harry... no actúes sin pensar, arreglaremos las cosas juntos, sólo tienes que hablar conmigo, por que sabes que si trabajamos en equipo lo lograremos, tranquilo... – Susurré tratando de calmar su actual estado, él levantó su vista hacia mí y me impresionó cuando dejó caer una solitaria lágrimas por su mejilla.
Enseguida lo envolví en mis brazos, consolándolo, mientras sus sollozos se hacían más y más fuertes al igual que sus brazos al rededor de mi cuerpo. Pensé en aquel momento lo fuerte que él había sido los último meses, sin caer ni una sola vez, distinto de mí que en cualquier momento sentía que mi vida se venía abajo y me derrumbaba en lágrimas y frustraciones. Entendía su dolor, entendía todo lo que seguramente pasaba por su cabeza. Por que Harry era de esas personas que a pesar de tener su imponente rostro y de actuar sin pensar e ir al choque, escondía sus sentimientos trás eso y seguía mirando a delante, sin importar quien. Desde el día en que conocí, no dejó que nada me pasara, y me protegió hasta el final. Por que a pesar de que me habían pasado cientos de cosas, todas habían terminado siendo por culpa de mi rebeldía o de mi inexperiencia. Y lo conocía demasiado, como para saber que era exactamente lo que estaba pensando en aquel momento. Pensaba que quería estar junto a mí y nuestro hijo, y a la vez pensaba que sería egoísta de su parte no entregarse.
– No es tu culpa – Murmuré besando sus ojos suavemente, él apretó sus manos en mi espalda y me acercó a él.
– No puedo... no que es lo que debo hacer, no quiero perderles, pero lo haré de todas formas, por que si me quedo contigo y el bebé, nos arriesgaré a los tres, y si me voy, no podré verlo crecer y no volveré a verte nunca más Luci, no quiero eso, por Dios... no quiero perderles... – Harry suprimió unas lágrimas en sus ojos y tomé su rostro recostándolo sobre mi regaso, me parecía ilógico que él estuviese envuelto en una sábana como un ovillo, teniendo espasmos de llanto incontrolados y llorando. Por eso significaba que yo tenía que ser fuerte por él, y era lo que más me costaría, ya que estaba acostumbrada a que Harry me dirigiera en la vida, me calmara y me diera alientos de seguir, ahora esa debía ser yo.
– No nos perderás cariño, solucionaremos las cosas, todo saldrá bien, y cuando todo esto termine, tú, yo y nuestro bebé viviremos felices por siempre – Solté intentando creer esas palabras. Él dio un suspiro y cerró lentamente los ojos – Ya verás...