Capitulo 18

259 21 0
                                    

NIALL BLOODMOR

Ahora sí tengo sueño – Murmuró el castaño a mi lado, observé sus ojos verdes, y en cuanto puse un pie en la cama, me tomó de la cintura y jaló de mí. Me recosté sobre su hombro y cerré los ojos, completamente saciada de él y con una tranquilidad que inundaba mi cuerpo y me hacía respirar profunda y acompasadamente. Miré a Harry por encima de su hombro y los dos sonreímos cronológicamente.

– ¿Tienes mucho sueño como para hablar sobre nombres? – Pregunté dándole una mirada de perrito faldero, él rió y negó con la cabeza, atrayéndome aún más hacia su cuerpo, lo abracé pasando una mano por encima de su abdomen y besé su hombro.

– Primero y principal quiero decirte que quiero que sea un niño – Dijo elevando las cejas y apuntándome con dedo índice, reí por la bajo y aclaré mi garganta.

– Será niña – Solté simplemente para contradecirlo, ya que me encantaba molestarlo, la verdad era que me tenía sin cuidado que fuera niña o niño.

– No quiero que sea niña por que entonces será idéntica a ti y la perseguirán los chicos – Comentó dejando escapar una sonrisa. Levanté mi vista y asentí.

– Y si es niño será un molesto y cascarrabias jugador de Póquer y mentiroso – Dije aguantando la risa, en realidad no era lo que pensaba de Harry, pero era divertido molestarlo.

– No soy molesto – Farfulló adoptando una posición en la cama de nene de cinco años, me senté a su lado y lo miré atentamente.

– A veces... lo eres, no digas que no – Lo observé seriamente y arquee una ceja dando a conocer mi opinión, él rodó los ojos con molestia, sabiendo que yo me encontraba del lado correcto.

– Tal vez... pero tu también eres molesta a veces – Dijo tocando mis labios con la punta de su nariz. Pasé mis manos por su húmedo cabello y lo tomé por la nuca, atrayéndolo directo a mis labios y poniendo un suave beso en ellos, él soltó un gemido ronco y gutural, sabiendo que me volvería loca.

– ¿Sabes? Siempre había querido hacerlo en la ducha – Soltó sin una gota de vergüenza, mis mejillas se colorearon poco a poco al recordar cada vez que sus manos recorrían mi cuerpo.

– También yo – Confesé atrapando sus labios una vez más, me subí a horcajadas sobre él. Harry me miró desde su lugar bajo mi cuerpo y levantó la remera de mi pijama, acariciando con sus grandes manos mi vientre, miré atentamente su acción, y recordé en mi mente como un rayo, la terrible pesadilla que había soñado hacía un tiempo, en la que yo y él teníamos a nuestra hija.

– No puedo imaginarte con una pancita – Comentó totalmente enternecido y sonriendo de manera boba, tomé sus manos y también sonreí de la misma manera.

– ¿Y si tengo una pansota? – Pregunté de pronto algo, no preocupada, pero si suficientemente alerta acerca de la pansa que crecería en mi cuerpo.

– Pues entonces te querré igual – Dijo encantadoramente, sus verdes ojos se posicionaron en los míos, sin dejarlos un minuto. Su respuesta había sido sin duda la que todas las madres quieren escuchar acerca de su embarazo.

– ¿Aunque tenga un par de quilos de más?

– Sí – Afirmó arrastrando mi rostro hacia su pecho y así recostándome sobre toda su exención, recosté mi cabeza decidida a dormirme sobre él y un carraspeo me forzó a volver a abrir mis ojos – ¿Planeas dormirte encima mío? – Preguntó.

– Sí ¿Tienes algún problema con eso? – Pregunté mirándolo a los ojos, él frunció el ceño y reprimió una risa, la cual no sabia que pudiese significar.

El Ángel Caído: La Profecía del HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora