LA PROFECIA DEL HUMANO
Abrí mis ojos a causa de la voz insistente de Harry en mi oído. Levanté mi vista para mirarlo a los ojos, y noté que todavía estábamos en el auto, yo dormida sobre su pecho. Me sonrió tiernamente, haciendome sentir culpable por como nos había arriesgado hacía unos momentos, y por hacerlo preocupar con mis estupideces. Todavía seguía abrumada con la idea de que Louis nos había engañado, y no cabía en mi cabeza que él estubiera haciendo una cosa semejante. Harry terminó de despertarme con un profundo beso en mis labios y los dos salimos del auto, seguidos de Niall y de su compañero Damon, que también era mi profesor en la Universidad, el mundo es muy, muy pequeño. En cuanto puse un pie fuera del vehículo noté que estábamos en un oscuro lugar y fruncí el ceño por que no lo recocí de inmediato, luego, cuando comenzamos a caminar divisé la guarida de "The Fallen" frente a nosotros.
– Nos quedaremos aquí hasta que todo termine, los Demonios no pueden entrar, tampoco los Vampiros – Indicó Harry dándose cuenta de la presencia de Niall.
– Descuiden, yo iré a casa no...
– No voy a dejar que se valla, él se quedará – Solté firmemente, Harry rodó los ojos ante mi prepotente actitud, pero no iba a dejar a Niall solo allí fuera, él era mi mejor amigo después de todo, y me había salvado hacía instantes.
– Los Vampiros no pueden entrar aquí Luci, está prohibido – Murmuró Damon con una creciente irritación, opté por cruzarme de brazos y miré a Harry seriamente.
– Damon, habla con Anastasia, tal vez pueda dejarlo entrar – Dijo Harry al fin mirándome a los ojos, luego emitió una pequeña sonrisa y negó con la cabeza mientras se acercaba a mí – ¿Cómo puedes convencerme de todo, eh? – Preguntó tomándome el mentón suavemente haciendo elevar mis ojos hasta los suyos, y pasamos unos largos segundos apreciando el rostro del otro, perdiendo el tiempo y el lugar.
– Tal vez deberías hablar tú con ella, eres al que más escucha – Damon nos trajo de vuelta a la realidad y parpadeamos, arrugué el ceño, claro que Anastasia solo escuchaba a Harry, que novedad.
– Bien, lo haré – Afirmó Harry tomándome de la mano, Niall caminó a nuestro lado, y le sonreí por encima de mi hombro, Harry lo notó y vi que sus mandíbula se tensó y no volvió a mirarme.
– No tienes que estar celoso – Solté susurrando para que sólo él me escuchase, sus ojos se abrieron e intentó no reír, pero no lo logró.
– No estoy celoso – Dijo el castaño sin volver los ojos a mí, alcé una ceja sabiendo que eso era una completa mentira.
– Claro, como tú digas... – Solté arqueando mis pestañas. Corrí a Niall tomándolo por el brazo, y así caminamos juntos, mientras sentía la mirada de Harry puesta en mí, hasta la puerta de la guarida.
En cuanto Anastasia nos abrió la puerta, Harry me miró junto con una de sus sonrisas divertidas, la cual no puede descifrar, y entró con ella, acompañado de Damon. Niall y yo nos quedamos fuera, juré que patearía el trasero de esa mujer si no lo dejaba quedarse allí.
– ¿Cómo estás? ¿Ellos te hicieron daño? – Preguntó el par de ojos celestes a mi lado, suspiré y negué con la cabeza, aunque no se que hubiera pasado si ellos hubieran llegado luego de un rato.
– No, sólo me dijeron que querían la pluma de Harry, les dije que no la tenía, lo cierto es que la tengo en mi bolsillo, les dije que la pluma se había perdido el día en que fuimos al Palacio LordKing, en Londres, por la Profecía de Sangre, que al abrir el libro tuve que utilizarla y la perdí, me creyeron por un momento, pero luego dijeron que me encerrarían hasta que dijera la verdad – Comenté recordando cada fracción de segundo que había pasado en aquel horroroso lugar.