SECRETOS
Harry se sentó junto a mí luego de que Anastasia abandonara la habitación. Observé detenidamente su rostro y cuerpo devastado, él solo miraba hacia sus manos y respiraba agitadamente frente a mí.
En aquel momento me encontraba totalmente absuelta en mis propios pensamientos, y digiriendo la idea de que ahora si me había quedado sola. Sabía que Harry estaba conmigo, pero sin duda eso podría cambiar de un día para el otro, tal vez no por que nosotros lo quisiéramos, eso era más que seguro, pero sí por que el mundo estaba empeñado en separarnos y hacernos sufrir.
Me levanté decidida y caminé hacia la puerta de la habitación, para ir a ver a mi padre, pero sentí que Harry tomaba de mi brazo y tiraba de mí, impidiendo que siguiera mi paso hacia afuera. Giré a verlo y me estremecí al notar el dolor que sus ojos reflejaban.
– Estoy aquí – Él se acercó protectoramente a mía y me rodeó con sus brazos, mientras yo apoyaba la cabeza en su pecho procesando las dos significativas palabras que él me había susurrado minutos antes. No había discusión acerca de aquello, sabía que él estaba conmigo incondicionalmente, pero sentía un vacío en mi pecho, el cual habían dejado mis padres, y nunca podría volver a llenar, ya que el amor de mis padres era irreemplazable y eso hacía que mi corazón se rompiera en mil pedazos. Pero tal vez lo que más me había impactado era el hecho de que mi padre había agonizado en mis brazos, había muerto frente a mí y de la peor manera. Y lo que lo hacía aún más peor era el hecho de que Louis, la persona que siempre me acompañó en todo lo había asesinado sin compasión. Harry se separó de mi cuerpo y lentamente me arrastró a la cama, y me acosté lentamente tumbando mi cabeza entre las almohadas y respiré hondo, mientras sentía la gran mano de Harry subir y bajar por mi cabello, dando suaves caricias acompasadas.
Sollocé un par de veces ahogadamente hundiendo mi rostro en la almohada largando un llanto. En cuanto dejé de llorar, me inundó una gran necesidad de estar sola y reflexionar, algo que no era usual en mí, me levanté y Harry lo hizo también tras de mí. Caminé sintiendo sus pasos seguirme, cuando él me interceptó justo en la puerta del baño de la habitación y me enfrenté a sus ojos una vez más.
– Quiero estar sola, por favor – Murmuré desgastadamente. Sus ojos irradiaron sorpresa, pero en verdad tenía que estar sola y digerir la noticia sin la presión de su mirada intensa sobre mí.
Harry se apartó lentamente del camino y me dejó avanzar. En cuanto cerré la puerta tras de mí, me apoyé en la puerta y dejé caer mi cuerpo arrastrando mi espalda en la puerta y sentándome en el suelo. Apoyé mi cabeza y cerré los ojos por unos minutos. Sentí que Harry se apoyó también en la puerta, pero desde su lado. Volví a cerrar los ojos, luego de respirar profundamente y tranquilizar mi respiración superficial. Las lágrimas caían silenciosamente, y me encontré sorpresivamente reposando una de mis manos sobre mi vientre al descubierto, acariciando suavemente. Solté una sonrisa leve al pensar en que dentro de sólo unos meses tendría a mi hijo conmigo. Y comprendí que a pesar del vacío que sentía en mi interior, el vacío que habían dejado mis padres, el amor de Harry y de mi futuro hijo podrían llenarlo un poco.
Casi una hora después salí del cuarto de baño y encontré a Harry sentado al lado de la puerta de donde había salido recientemente, con sus ojos cerrados. Lo miré por unos segundos y sonreí totalmente enternecida por la imagen. Me senté acalladamente a su lado y él se sobresaltó al sentir mi cabeza en su hombro. Sus manos se unieron con las mías, no hacía falta que habláramos por que ya lo sabíamos todo. Nos quedamos allí un rato, sintiendo al silencio dominar la habitación.
– Debes dormir un poco cielo – Dijo Harry poniéndose de pie y cargándome en sus brazos, me dejé llevar por él y los dos nos recostamos en la cama sin nada más que mirarnos.