Capitulo 10

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OTRA VEZ

– De acuerdo, entonces, vayamos de compras, verdaderamente necesito ropa interior nueva, aunque no me creas, tengo la mitad de mis bragas rotas, viejas, ahora que obtuve este nuevo empleo, aprovecharé para...

– ¿Para seducir a mi amigo y llevarlo a la perdisión con tus nuevas bragas Annie? – Le pregunté mientras las dos nos encaminabamos al centro comercial. La verdad, hacía exactamente más de un año que no pisaba uno, mamá siempre compraba mis atuendos, ahora Annie me arrastraba allí, era una chantagista.

– ¡Calla! – Gritó mirando hacia todos lados, comprovando que ningún metido haya oído mi pregunta anterior, sus mejillas estaban coloradas, era gracioso...

– ¡Por Dios Annie! – Grité algo eufórica – ¡Comamos algo, muero de hambre! – Solté quejándome, ella me fulminó con sus ojos y señaló el lugar de comida rápida que estaba trás nosotras.

– Vé, ordena, estaré sólo en unos minutos, hay una oferta que no me puedo perder nena... – Annie salió disparando hacia una tienda de ropa interior, sonreí mientras me encaminaba hacia el lugar donde Annie me había señalado, tenía mucha hambre, dos horas caminando con frío por el centro comercial de Wells podía ser fatal, en realidad, me sorprendía que sea tan modernos, el pueblo daba asco de la antiguo y abandonado que era. 

Me senté en un lugar apartado, sin mucha gente hablando, riéndo, discutiendo o lo que fuere que estaba haciendo, ultimamente, no soportaba el tono de voz de las personas, enseguida salía aturdida de cualquier fiesta o lugar, bueno, fiesta no porque no iba a ninguna. Comencé a comer mi hamburguesa dando el primer mordiscón, no podía esperar tanto tiempo a Annie, ella había dicho "algunos minutos", pues eso ya se estaba transformando el media hora, pero era de esperar, en el poco tiempo que la conocía, había aprendido que nunca hacía lo que decía. Y que siempre, siempre, llegaba tarde.

Miré impaciente el reloj, parecía mucho en tardar, y ya estaba empezando a preocuparme, Annie se había metido luego de la tienda de ropa interior "Victoria Secret" a una de accesorios para el cabello, así que me levanté decidida a ir allí. En cuando llegué la busqué por toda la tienda, y la llamé repetidas veces, pero no aparecía por ningún lugar. Opté por dirigírme a la vendedora, esta mascaba chicle, escuchaba musica en su Iphode y leía la revista "Cosmopolitan".

– Disculpa – Dije posicionandome frente a ella – Disculpa – Volví a repetir – ¡Hola! – Esta vez grité sacando sus audífonos, la chica morena me miró de pies a cabeza y arrugó su frente – ¿No has visto a mi amiga? Ella es un poco más baja que yo, rubia, ojos claros, su nombre es Annie – Solté nerviosamente, sólo recibí una negación de cabeza, antes de que volviera a colocarse sus estúpidos audífonos – Gracias fuiste de gran ayuda – Murmuré alejándome de la tienda, comencé a mirar hacia todos lados, Annie no estaba, e intenté llamar a su teléfono unas diez veces, ella no atendía. Mierda.

Recorrí el centro comercial de arriba abajo, pero nada. Salí de allí y me paré en la puerta, tarde o temprano ella tenía que pasar por la única puerta de salida. Entonces fué cuando recordé la puerta tracera, tal vez ella tuvo que correr, y esa era la puerta más cercana. Ante mi aparente conclución, fuí encaminada hacia allí, y para mi sorpresa, a medida que me acercaba comencé a sentir gritos, era Annie. Corrí entonces más decidida, soltando las pesadas bolsas que tenía en mi mano y la encontré allí. Annie estaba sentada en el suelo, más bien acurrucada, mientras un chico rubio, si mal no recuerdo, el chico de la motocicleta que la había dejado en su casa aquella vez que la conocí. El bastardo estaba golpeándola, fuerte, no dudé en avalanzarme a él, aunque sabía que con un simple manotaso me tiraría al piso. Y así fué, en cuanto caí él fué el que empezó a pegarme, decididamente, y sin parar, me defendí de la manera que pude, colocando mis manos sobre mi cara, y fue cuando dejé de sentir los golpes. Levanté la cabeza para encontrarme con los ojos petrificados del chico, que miraba hacia algún punto. Luego fijé mi vista en Annie, quien también observaba hacia el mismo punto que él. Así que decidí ver que pasaba.

Unos ojos verdes observaban la escena desde lejos, y se acercaban con paso fuerte, rápido y decidido. Contube mi respiración por unos segundos, ya que estaba totalmente inmovil, Harry se acercó a nosotras con gran ira impregnada en su rostro y rápidamente soltó un gran golpe con su puño en la cara del chico que nos había golpeado, este, calló seco al suelo, pero volvió a levantarce. Annie me tomó del brazo, y tiró de mí para levantarme, ya que todavía estaba sumergida en la vista, Harry estaba allí, no era un sueño. En cuanto sentí un tirón aún más fuerte de Annie, me levanté y nos colocamos en un costado del lugar. Harry había tirado al piso a aquel chico, y ahora se encontraba sobre él, dando fuertes golpes que hacían sangrar al desafortunado muchacho. Me encontraba inmovil, observando meticulosamente la aterradora pero increíble escena frente a mis ojos.

– ¡Annie vete de aquí y llévate a tu amiga contigo! – Gritó mientras no dejaba su intensa pelea, Annie me miró aturdida a causa de los gólpes que había recibido – ¡Annie! – La voz tajante y dura de Harry nos volvió a sacar de tema y nos tomamos de la mano, corriendo hacia fuera del lugar, al salir a la calle, ella y yo nos apoyamos contra la pared trasera del centro comercial, por donde solamente salía el personal de las tiendas. Annie se tomaba fuertemente el abdomen y me agaché a su altura, ella lorisqueó algo no logré alcanzar a comprender, supongo que no podía hablar coherentemente por el dolor que debía de haber sentido. Me quedé allí con ella, cuidándola, Harry iba a aparecer en algún momento, y eso verdaderamente me aterraba ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Irme? ¿Dejar a Annie allí, en ese estado? No, no podía hacerlo, pero tampoco quería cruzarme otra vez a Harry, por que no me resistería, y todo esto que había logrado hasta ahora, se iría al demonio.

– ¿Annie? ¿Qué te duele? Llamaré a la emergen...

– Ya llamé, vienen hacia aquí – La voz de Harry llegó hasta mí y me giré a verlo. Dios mío, estaba igual que siempre, vestía sus pantalones y zapatos habituales y un buzo con capucha negro, completamente. Su ceño estaba fruncido, y él se dirigió directamente a Annie, se agachó a su altura y colocó un cabello detrás de su oreja, entonces ví que sus ojos verdes la miraban con la misma preocupación que me miraban a mí hacía días, semanas. No era posible que él sintiera algo por ella ¿O sí?

– Estarás bien, el bastardo ni siquiera está conciente, él no va a volver a molestarte cariño – Susurró besando su frente, un gigante nudo se apostó en mi garganta, conocía a Harry, sabía que su mirada, esa que tenía en aquel momento para con Annie significaba algo más, y me dolía en lo más profundo del alma – ¿Tú estás bien? – Harry se levantó y se dirigió a mi bruscamente, asentí incapaz de mirarlo a los ojos, su indiferencia estaba destruyendome poco a poco, y no pude hacer nada para evitar llorar.

– Lo siento, si tu llevas a Annie, tengo que irme, me llevaré estas bolsas y luego se las llevo a su casa, adiós – Junté las bolsas de ropa tirardas por el suelo y caminé rápidamente hacia la acera, a detener algún taxi que pasara por allí, pero alguien tomó de mi brazo, impidiéndomelo.

– Disculpa pero ¿Tienes el bolso de Annie? – Harry me miró directo a los ojos, esos ojos verdes que me dejaban sin aliento, y tuve el impulso de gritarle quien era, pero hubiera sido inutil, él no me recordaba. De repente una ola intensa de angustia se apoderó de mí y me quedé completamente inmovil, y ante tanta frustración, me tiré en sus brazos, sujetandolo fuerte, y sollozando en su hombro. Recibí la misma actitud de su parte, él me sostuvo en sus brazos el tiempo que mi llanto duró, y en cuanto me separé me alejó unos centímetro para mirarme fijamente, sus ojos irradiaban confución y preocupación, pero su expreción se había suavisado, y noté que me sostenía de los hombros protectoramente – ¿Por qué lloras? – Preguntó luego de unos minutos que parecieron interminables, limpié mis lágrimas con el puño de mi campera y cuando logré controlar los espasmos del llanto hablé.

– Me preocupo por Annie – Mentí.

– Ella estará bien, no te preocupes, si quieres nos puedes acompañar al hospital para quedarte tranquila, no llores, vén – Harry me envolvió en sus brazos y en cuanto rozó mi mano cerré los y sentí como se alejó rápidamente de mí mirándome con los ojos abiertos. Él me había sentido. Los siguientes segundos me observó con expreción confundida nuevamente, yo sabía que él me había sentido, eso nunca cambiaría, lo sabía, pero no podía decircelo o preguntárcelo por que supuestamente yo no sabía nada sobre él o lo que él era.

– Debemos ir con Annie – Murmuré cortando el silencio, él parpadeó y asintió, pero mientras caminabamos hacia Annie, seguía observandome. Todo estaba empezando otra vez, todo sería como antes, seguramente los Arcángeles sabían que estabamos hablando justo en ese momento.

Harry y yo acompañamos a Annie a subir a la ambulacia, y los doctores nos dijeron que deberíamos ir con ella, ya que obviamente, su tía no se haría cargo. Harry suspiró con frustración y habló unas palabras con los médicos. Noté que estaba oscureciendo y seguramente papá se preguntaría donde estaba. Ví a Harry caminar hacia mí con nerviosismo, algo inusual en él, sus ojos no me dejaban nunca, y me sonrió con algo de torpeza, fué allí cuando recordé el tiempo en que nos conocimos y esas largas charlas por teléfono o de camino a algún sitio mientras ibamos en su auto. Él siempre me hacía reir.

– Dijeron que podemos acompañarla, estoy en mi motocicleta, si no te molesta pue...

– No, no me molesta – Contesté demasiado entusiasmada como para esperar que él terminara. Noté que alzó una ceja, y asintió buscando las llaves en su bolsillo. 

Mientras caminabamos hacia la acera, Annie ya se dirigía hacia el hospital en la ambulancia, Harry me tomó de la mano y la soltó haciendoce el decentendido, lo miré por encima de su hombre y ví un fantasma de una sonrísa. Sabía que eso estaba mal, sabía que si esto empezaba otra vez nunca acabaría, pero no podía alejarme del amor de mi vida, no podía porque él era la razón por la cual yo vivía. Y aunque él no lo supiera en ese momento, sabía qeu él me amaba muy en fondo, en sus sentimientos más olvidados. Él era mío.

– ¿Te has subido a una? – Preguntó tratándo de estar serio, asentí timidamente, mierda, nos conocíamos más que ninguna persona, y nos ruborizamos como unos completos idiotas – Vén te ayudaré – Harry tendió su mano, y aunque no necesitaba ayuda para subirme, sabía que él en verdad quería sentime otra vez, en cuanto apoyé suavemente mi mano en la suya, él cerró los ojos, y luego de un segundo tiró de mí y me subí trás de él. Lo abracé sutilmente desde mi lugar y me aferré a él, explorando la conocida sensación de tenerlo en mis brazos. 

Harry estaba allí, junto a mí, y juro que era el mejor día de mi vida, tenerlo otra vez, y aunque sabía que era prohibido, no podía evitarlo, no había otra solución, porque había terminado de leer aquel libro, "Destinados a Estar Juntos", y descubrí que cuando dos personas estaban destinadas, a pesar de los problemas, enfermedades y diferencias, nunca iban a separarce. Así creía entonces que era mi amor por Harry, infinitamente infinito. Harry posó una de sus manos sobre las mías, que lo envolvían ligeramente, apoyé mi cabeza en su espalda, que era una espesie de escudo contra el frío viento helado que azotaba Wells en medio de la tarde/noche que caía. Él ladeó la cabeza para verme y me sonrió, entonces algo fue más fuerte que yo y me incorporé en el asiento y le dí un beso en la mejilla. A lo cual él respondió deteniendose completamente en el costado de la carretera, actuó con tanta rapidéz que en cuanto quise decir algo, los dos nos encontrábamos de pie bajo la motocicleta, lo ví respirar alborotadamente, y sus ojos comenzaron a llenarce de lágrimas, mientras el corazón se me estrugía.

– Eres tú, yo sé que eres tú – Murmuró tomandome desde atrás de mi cabeza y empujándome a él – ¿Por qué logro sentirte? ¿Por qué tengo esta foto tuya en mi celular? –Harry me mostró una foto, y recordé ese día, el día en que él había limpiado el patio trasero de su casa, recuerdaba que esa mañana me había despertado por el ruido de una cámara, él me había sacado una foto mientras dormía, y luego para vengarme, le saqué una foto mientras limpiaba el jardín, para enviárcela a sus compañeros de Póker de Ángel´Soul, para que se rían de él, luego no la envié – Sé que te conozco de algún sitio, no quiero que te asustes, pero creo que yo... siento que moriría si estoy separado un momento más de tí, lo siento, sé que esto es raro, pero cuando me besaste en la mejilla, un montón de cosas sin sentido vienieron a mi cabeza, y parecí haber recordado una día, en que tú y yo nos hicimos un tatuaje, este que tengo aquí – Harry hablaba rápidamente, y un inmenso ahujero se hacía en mi corazón, él me mostró el tatuaje que nos habíamos hecho en cuanto el regresó, los dos nos hicimos un candado, en la muñeca, entonces él tomó mi mano y luego de estremecerse por el roce, levantó mi campera y vió la inscripción, identica a la suya, soltó un jadeo ahogado y ví que su labio inferior no dejaba de temblar – No entiendo que...

– Shhh... Basta Harry, estoy aquí – Tomé su rostro entre mis manos, y cuando él cerró los ojos encerré sus labios en los míos, lenta y suavemente, él reaccionó ante mi acción y entonces se abalanzó sobre mí, dejándome en el piso, bajo su cuerpo, los dos reímos en el beso, y él comenzó a reirse estupidamente sobre mí, observandome.

– Cielo... – Susurró con voz ronca y entrecortada, lo miré con los ojos abiertos, y sonreí ¿Él había recordado?

El Ángel Caído: La Profecía del HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora