Capitulo 19

216 19 1
                                    

LOUIS PARKER

Me encontraba junto a Annie y papá cuando los tres nos giramos hacia la puerta principal, a causa de un intenso ruido. Papá se levantó decidido a ir hacia allí, pero lo sostuve del brazo impidiendo que avanzara, no sabíamos quien era, o que quería, o si su intensión en verdad era matarnos, a esa altura como Niall dijo, nadie era confiable.

– Tal vez sean los muchachos que han regresado – Murmuró mi padre, mientras los dos observábamos la puerta atentamente, esperando el ruido se repitiera.

– Si fueran ellos entrarían – Comenté seriamente, Annie estaba escondida tras el cuerpo de mi padre y yo me acerqué aún más hacia la puerta sintiendo el brazo de mi padre ahora retenerme a mí.

"Abre cielo" – Sentí el murmuro en mi cabeza, con la voz inconfundible de Harry, pero cuando miré hacia Annie y mi padre noté que ellos también lo habían escuchado.

– Es Harry – Dijo Annie algo insegura, yo negué con la cabeza.

– No es Harry, esto ya me pasó una vez, no es él – Murmuré atenta todavía a la puerta y con el ceño fruncido, los golpes secos aún seguían dando contra la puerta haciendo que el ruido sea aún más estruendoso que al principio – ¿Harry no golpearía la puerta así o no? – Susurré calladamente, Annie negó con la cabeza y la ví aferrarse aún más a mi padre.

– Hija, debemos llamar a Harry, él sabrá que deberíamos hacer – Instruyó la voz dura de mi padre tras de mí, lo observé unos segundos, analizando la situación, no quería que Harry se preocupara por esto si nosotros podíamos hacerlos solos.

– Vallamos al piso de arriba, a la biblioteca, allí nadie puede entrar – Dije dando un último vistazo a la puerta, la cual todavía seguía recibiendo duros golpes, papá y Annie me siguieron piso arriba, y los tres notamos como poco a poco los golpes iban aumentando en intensidad.

Al llegar a la biblioteca del segundos piso, eché traba a las dos puertas que tenía y cerré ventanas con seguridad. Annie se sentó en uno de los sillones, ya que ella todavía tenía el vendaje puesto en sus costillas, deberíamos haber ido a sacarlo ese día, pero como hacerlo si no podíamos movernos de allí. Me mantuve alerta los próximos treinta minutos, hasta que definitivamente los golpes ya no retumbaban en la casa, lo que significaba que se habían marchado o que habían conseguido entrar dentro y ahora nos estaban buscando.

– Saldré a ver – Musitó mi padre al mismo tiempo que tomaba la cerradura de una de las puertas en sus manos, corrí al él desesperadamente y lo intercepté antes de que lo hiciera.

– Nadie saldrá de aquí papá, si llega a ser alguno de ellos no lograrás vencerlo, nos quedaremos aquí hasta que Harry y los demás vuelvan, no pueden entrar aquí dentro – Solté algo nerviosa, incluso de mis propias palabras, ya que en realidad no estaba segura de si alguien podía entrar o no a nuestro escondite, lo cierto era que esperaba que sea la última opción.

– Tienes razón, esperemos a que todos lleguen y veremos que sucede – Dijo volviendo a su sitio en el sofá, miré a Annie y a mi padre, y me sentí algo culpable, sabía muy bien dentro de mí que ellos venían a buscarme, y no quería que Annie o mi padre salieran lastimados por mí culpa. Necesariamente Harry y Niall tenían que llegar, por que si algo llegaba a pasar mi padre no dudaría en defenderme y sabíamos muy bien que él no saldría ganando en una pelea con Caídos, Vampiros o Demonios.

Divagué los siguientes minutos entre libros y papeles antiguos que no me atrevía a leer, no quería encontrar una nueva profecía dando vueltas. Annie se quedó dormida en el sofá y mi padre decidió echar fuego a la chimenea para calentarnos un poco, ya que el frío de Diciembre se hacía presente, mañana era Navidad, sin dudas una fecha que no me gustaba en absoluto, ya que todos los años para ese día debía extrañar a mi madre si es que decidía viajar con mi padre, o a él si decidía quedarme en casa. Pero ahora mi madre ya no estaba, y eso lo hacían aún más peor. Rogaba a todos los que estuvieran escuchando que nada malo ocurra a nadie, por que no toleraría una desdicha más.

– Creo que ya ha pasado – Dijo papá abriendo sólo un par de centímetros para ver hacia afuera.

– Es de noche – Solté con la frente arrugada, me levanté drásticamente para ver hacia afuera, no había notado que habíamos pasado el día entero allí dentro esperando, y tragué con fuerzas pensando en Harry, Niall y los demás, teniendo el miedo de si algo había pasado o no, entonces decidí tomar mi teléfono y marqué su número.

– ¿Hola? – Harry sonó desde el otro lado, pero me sorprendió que haya atendido a susurros – No salgan de donde están ¿De acuerdo? – Volvió a decir en voz baja, miré a mi padre y él se acercó a mí.

– ¿Por qué no? ¿Qué sucede? – Pregunté sintiendo un nudo de angustia y miedo en mi garganta, que me impedía hablar.

– Estamos escondidos en el bosque, hay más o menos diez Demonios rodeando la guarida, no se atrevan a salir, todavía no sabemos si están dentro de la casa ¿Dónde están escondidos?

– Ehh... En la biblioteca del segundo piso – Contesté algo nerviosa. Mierda.

– Okey, entonces salgan de ahí silenciosamente, diríjanse al sótano, los demonios pueden entrar por la chimenea de la biblioteca, es extraño que todavía no se hayan dado cuenta, ve con cuidado cielo, nosotros los distraeremos desde aquí fuera, ten cuidado nena – Harry cortó rápidamente luego de despedirse, miré a mi padre y a Annie, quien no iba a poder correr hasta el sótano.

– Debemos dirigirnos al sótano ¿Puedes cargar a Annie? – Le pregunté a papá, él primero me miró con el ceño fruncido y luego asintió. Despertamos a Annie, y papá la cargó suavemente en sus brazos. 

Nos acercamos lentamente a una de las puertas de la biblioteca, la cual se encontraba más cerca de la escalera para poder correr rápido, sin que nos vieran, hacia el sótano. Giré el picaporte de la puerta con el nerviosismo recorriendo mi cuerpo, no tenía idea de si había alguien dentro de la casa, o de si estarían detrás de la puerta justo ahora, esperando que haga lo que estaba haciendo. Terminé de girar el picaporte y abrí sólo un centímetro para apreciar la vista, noté que no había nadie, al menos tras la puerta y abrí esta totalmente, los tres salimos de allí en puntas de pie, y caminamos rápidamente pero en silencio hacia la escalera que daba a la sala de abajo. 

Vi por el rabillo del ojo una sombra tras nosotros y me paré en seco para dirigir mi vista justo hacia aquel lugar. Mi padre y Annie siguieron mi vista y al segundo Carol apareció para acabar con el misterio. Abrí mis ojos en sorpresa, pero no me sentía asustada, aunque sabía a la perfección que ella podía matar a cualquiera de nosotros en un segundo. Ella se acercó lentamente y me miró fijo a los ojos, sin decir palabra.

– Los cubriré – Masculló y sin más pre aviso empujó a mi padre para que siguiera caminando, la miré por última vez preguntándome por qué hacía todo lo que hacía, pero sin dudas no sentiría lástima por ella, tras dedicarle la última mirada bajamos las dos escaleras restantes junto a ella, y una vez en la planta baja nos metimos al sótano cerrándo rápidamente la puerta. 

Me quedé apoyada allí un rato, hasta que un intenso ruido se escuchó tras la puerta y sentí claramente la voz de Harry, el corazón comenzó a latirme con fuerza y mi respiración aumentó drásticamente, pegué mi oreja a la puerta, y Annie se acercó a mí haciendo lo mismo. Se escuchaban una gran cantidad de armas y solo rogaba que nada le pasara a Harry o a Niall, al igual que Annie. En un momento mi padre soltó una maldición, y encendí una lámpara a mi lado para verlo mejor, mi corazón dio un salto cuando vi la gran mancha de sangre que tenía en un cuello. 

– Papá, por Dios... – Dije acercándome a él, lo tomé en mis brazos y él calló de rodillas al suelo con increíble rapidez. Annie se colocó a mi lado y las dos tomamos sus manos en las nuestras, esa herida era solamente de Vampiro ¿Pero en que momento? 

– Hay... – Papá intentó hablar, pero le costaba hacerlo ya que le herida era bastante profunda, las lágrimas inundaron mis ojos y sollocé ruidosamente mientras él hacía un esfuerzo por hablar – Hay un vampiro aquí... – Levanté mis ojos a él y miré hacia todos lados, allí estaba, escondido como un maldito en la oscuridad, me levanté dejando a papá junto a Annie y caminé a Louis con la rabia a flor de piel, sabiendo que él podía lastimarme cuando lo decidiera, pero no lo dejaría.

– ¡Eres un maldito idiota! – Solté empujándolo contra la pared a su espalda, Annie dirigió la luz hacia nosotros y ví su rostro y camisa repleto de sangre, la sangre de mi padre, sin dudas nunca lo perdonaría.

– Gracias – Soltó irónicamente, mientras yo lo tomaba del cuello de su camisa, sujetándolo contra la pared, lo miraba prendida en rabia, pero no podía olvidar todo lo que habíamos vivido juntos, y no entendía como él me podía hacer eso.

– ¡Luci! – Annie gritó a mis espaldas, y no dudé ni un minuto en correr a ella, soltando al maldito chupa sangre. En cuanto llegué me arrodillé junto a mi padre y acaricié su frente dulcemente, él tenía los ojos apenas abiertos y respiraba superficialmente, haciendo demasiada fuerza. Solté un llanto imprevisto, desde lo profundo de mi alma y lo abracé fuertemente sin dejar de sollozar.

– Sé que no... que no soy tu verdadero padre Luci, pero... siempre recuerdame como uno... – Soltó débilmente en mi oído, asentí volviéndome a sus ojos y besé su mejilla – Tú y tu hermana fueron lo más importante para mí, te amo hija – Papá cerró sus ojos lentamente y me congelé viéndolo morir, viendo morir a mi padre. Al mismo tiempo mi teléfono comenzó a sonar pero no atendí ya que estaba totalmente petrificada, tanto que no podía siquiera llorar como estaba acostumbrada a hacerlo. 

La puerta se abrió de golpe tras de nosotros, Harry y Niall entraron agitadamente, los ojos se Harry se dirigieron enseguida a mi padre y luego a los míos, entonces ví el dolor en sus ojos también, me levanté envuelta en la furia y en la necesidad de cobrar venganza y caminé hacia Louis, quien miraba la escena desde una esquina en la oscuridad del lugar, como si todo fuera una obra de teatro. Harry corrió tras de mí pero Niall lo detuvo tomándolo del brazo.

– ¡Te odio! ¡Te odio! ¡¿Cómo pudiste Louis?! ¡Eres una mierda! – Grité golpeando el cuerpo del Vampiro frente a mí una y otra vez, él no reaccionaba a mis golpes, sólo me miraba fijamente – ¡Eras todo lo que tenía Louis! ¿Cómo pudiste engañarme así? – Las lágrimas de rabia y furia, mezcladas con la agonizante angustia que se colaba poco a poco en mi cuerpo me invadió y sentí unos brazos sujetarme con fuerza, impidiéndome caer de rodillas el suelo, mi giré y ví los ojos verdes de Harry observándome con gran dolencia y compasión y recibí un beso en la frente. Annie y Niall salieron por la puerta del sótano y noté que Harry miró a Anastasia, quien estaba parada allí desde hacía unos minutos.

– Llévatela – Murmuró Harry a la mujer, ella avanzó hacia mí y me tomó de los hombros, aturdida por la angustia me dejé llevar y ella me condujo fuera de la habitación sin dejar de abrazarme, la miré a los ojos y sentí que el gesto era sincero, comprendiendo que a pesar de las diferencias entre nosotras ella en verdad sentía todo lo que estaba pasando – Cierra la puerta Anastasia – Harry volvió a hablar cuando estábamos paradas en la puerta, a punto de salir, me voltee a verlo a los ojos, y noté que los suyos se encontraban negros, él dirigió su mirada a Louis y apretó los puños al costado de su cuerpo, Anastasia me empujó fuera de la habitación y cerró al puerta tras nosotras.

– ¿Qué es lo que Harry hace? – Pregunté entre sollozos, su mirada severa me dio una idea, y sentí un golpe seco dentro de la habitación en la que estábamos, dirigí mis ojos a la puerta.

– Harry esta muy enojado, sabes lo que sucede cuando él se enoja – Se limitó a decir sin mirarme, claro que sabía. Los espasmos del llanto se hicieron presentes a medida de que subíamos al primer piso, las dos entramos a la habitación en donde Harry y yo habíamos dormido la noche anterior, ella cerró la puerta tras de sí y nos sentamos juntan en la cama.

– No puedo seguir con esto – Murmuré completamente agotada, ella observó mi desgastada apariencia y frunció los labios.

– Debes seguir, por tu hijo, y también por Harry – Dijo tomando mis manos. La acción terminó de sorprenderme y las dos volteamos a ver la puerta por la cual Harry entró dirigiendo la vista a mis ojos, la sangre estaba impregnada en su camisa y en aquel momento tragué con fuerza y dejé escapar las lágrimas, sabiendo lo que él había hecho cuando nos retiramos del sótano, él había asesinado a Louis.

El Ángel Caído: La Profecía del HumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora