Capítulo 5: Memorias (6° parte)

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Pasaría un mes de lo ocurrido. En los últimos días Lune despertaba con extraños malestares, frases y chirridos rondaban su cabeza y sensaciones la confundían. Muchas veces pensó que enloquecería y buscaba consuelo en los brazos de quien ahora sabía que era su hermano.

Un día despertó, pero ahora la inquietud tenía nombre. Hambre. No obstante no era cualquier hambre, era sed de sangre. Le urgía tener y saborear ese salino y cálido elixir, deseo que nunca había surgido con tanta fuerza.

-Debo hablar con Francoeur.- Pensó, y así lo hizo. Se dirigió a su habitación y tocó la puerta. No hubo respuesta así que llamó por su hermano.

-¿Francoeur?

-¡Aquí abajo!

Ella bajó las escaleras y fue al encuentro de su familiar quien preparaba el desayuno.

-¿Puedo salir?

-Claro, pero debes desayunar primero.

-Por eso quiero salir.

Francoeur se detuvo, volteó para mirarla y se extrañó.

-¿Te sientes bien?

-¿Por qué?

Fue entonces que su pregunta retumbó en su cabeza. Él negó frenéticamente.

-Por nada. ¿Quieres comer palomas?

-...Sí.- Dijo tímidamente.

Él siguió con su labor.

-No podrás encontrar a Caos. Es muy impredecible. Ni si quiera sé dónde vive...

-Yo sí.

-¿De verdad?

-Sí, recuerda que él me cuido.

Él lo meditó detenidamente.

-De acuerdo, pero si no lo encuentras en menos de una hora, vas a volver. Si lo llegas a encontrar, te puedes quedar hasta las doce del mediodía, antes de esa hora quiero que vuelvas. ¿De acuerdo?

-Gracias, Francoeur.- Lo abrazó y salió de la casa con su disfraz completo.


Caminó muchas cuadras hasta llegar a su destino.

-¿Caos?

Nadie contestó. Abrió la puerta y miró el agujero del piso hacia el sótano. Respiró hondo y saltó dentro.

Caos se encontraba tumbado en la cama, tranquilo, hasta que se despertó de golpe al escuchar que algo bajaba hacia el cuarto. Se sentó y se sorprendió. La criatura cayó y se levantó tosiendo por el polvo.

- ¿Lune? ¿Qué haces aquí?- Se levantó y la ayudó a pararse. -¿Estas bien?

-¡Sí! Bueno, no muy bien.

-¿Qué sucede?

-Yo...quiero...bueno... ¿Ya desayunaste?

-Aún no.

-¿Puedo acompañarte?

-¡Claro! Siempre serás bienvenida. Estás en tu casa. Aunque tendrás que esperar.

-De acuerdo.

Él dejaría su casa para cazar.

Lune comenzó a desvestirse puesto que la sangre mancharía sus ropas. Dejaría todo sobre el piano, sonrió y recordó la primera vez que tocó el instrumento.


El tiempo pasó volando y Caos regresó. Él se sentó junto a ella, sacaron el pescuezo del animal, lo desplumaron y comenzaron a comérselo.

Aventuras Parisinas VOL.1Where stories live. Discover now