Capítulo 2: Incomparable

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"Si no he de inspirar amor, inspiraré temor."

Frankenstein-por Mary W.Shelley

París, Francia, año 1911, principios de Enero.

El río Sena paulatinamente retrajo sus aguas, puesto que se habían plantado girasoles rociados con el súper fertilizante en estas. Pasaron dos semanas y el L'Osieau Rare fue el lugar más visitado de París, gracias a los insectos. Muchas personas lamentaron la retirada de Caos, pero siguieron viniendo por el maravilloso espectáculo de "El Dúo de L'Osieau Rare".

En una fría noche, un extraño visitante vino a ver al dúo. Carlotta, la tía de Lucille, recibía amablemente en la entrada a todas las personas que quisieran pasar, pero sin darse cuenta, un extraño se le acercó por detrás.

Dentro del cabaret las luces se apagaron lentamente, la función iba a comenzar. Las cortinas se abrieron y presentaron al dúo. Francoeur y Lucille daban su espectáculo todas las noches sin excepción y siempre era sorprendente. El fondo era de color anaranjado oscuro con una imagen de la Torre Eiffel en él, las luces que los alumbraban eran amarillas y rosadas. Francoeur empezó a tocar la guitarra y Lucille cantó, luego la banda empezó a acompañarlos, la música se combinaba con movimientos muy gráciles y lentos, bailaban como si fueran dos flamas al ritmo de una música relajante, casi hipnotizante. El traje de Francoeur era azafranado y Lucille usaba un vestido largo color crema. El público era atraído a tal encantamiento de la combinación de todos estos elementos, mientras que el extraño sólo esperaba pacientemente.

Finalmente, la sesión acabó y fue despedida con aplausos y voceos. Entonces el visitante se levantó, metió su mano dentro de su capa, sacó una rosa y la tiró hacia el escenario. Lucille la tomó en el aire y se la mostró a Francoeur. Ambos miraron la peculiar rosa negra con bordes rojos escarlata. En agradecimiento, ambos se inclinaron ante el lugar de procedencia, pero al alzar sus cabezas se percataron de quién era el dueño de tal rosa. Las personas, al ver al dúo perplejo, dirigieron su mirada al mejor lugar de la casa. Vieron un señor muy misterioso, alto, de chapeau, máscara y capa negra. Todos guardaron silencio.

Carlotta, quien estaba junto a este personaje, se levantó de su asiento.

-Dames et Messieurs, permítanme presentarles al que una vez fue parte de este maravilloso elenco y que ahora nos acompaña hoy como nuestro invitado especial. Monsieur Caos.

Algunas personas que lo conocían aplaudieron de gozo, luego el dúo hizo una última reverencia ante el público y se retiraron con el cierre de cortinas.

Se miraron sorprendidos, no pensaban que volvería tan pronto. Luego escucharon unos pasos que bajaban por la escalera.

-¡Chicos~! Probablemente ya saben quién vino a verlos, ¡Ohoho!

Era Carlotta, ambos cantantes voltearon hacia ella y levantaron la vista. Junto a ella estaba él.

-Realmente es un milagro ¡No esperé que volviera tan pronto, Monsieur!

Caos bajaba la escalera, sonriendo, con vista afable y calmada.

-En efecto lo es, Madame Carlotta.- Su expresión cambió al mirar a su compañero.-Hola...Francoeur...

A pesar de su tono serio, Francoeur se alegró y lo abrazó. Caos se sorprendió de su gesto, pero lo abrazó igualmente. Se percató de que Lucille lo miraba con desconfianza y sonrió ante ello.

-Caos, volviste.- Chirrió, dejándolo de abrazar.

-Sí, ¿No te dije que nos volveríamos a ver?- Respondió chirriando.

Francoeur se dirigió a Lucille, señaló a Caos y formó un techo sobre su cabeza con sus manos.

-¿Quieres que nos acompañe a la casa?- Lo vio asentir y escuchó su jovial chirrido. -¡Oh! Francoeur, que dulce, pero... ¿No crees que deberías preguntarle primero si quiere?

Aventuras Parisinas VOL.1Where stories live. Discover now