Aventuras Parisinas VOL.1

Capítulo 7: Descenso (1° Parte)

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene material adulto que puede llegar a ser perturbador para cierto público. Se recomienda discreción.

Ver actualización anterior para verificar el tipo de contenido que presenta.

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"Ellos anhelan lo que temen."

                                                                   Dante

París, Francia, año 1912 a mediados de Marzo 

No hubo noticias del monstruo. Ni un rastro, ni una pista. Aun así los policías seguían patrullando sin sosiego y buscando por el día, todos los días.

En los diarios matutinos se debatía la causa de la desaparición del terror de París. Y por supuesto en la casa que bien se conoce, también se discutía.

-Los periódicos dicen que está muerto. ¡Que estupidez!

-Puede ser una posibilidad, ¿no?- Habló Emile a Caos.

-No, yo tampoco me lo creo.- Comentó Francoeur.

-¡¿Ven?!- Siguió Caos. -Un ser como ese no desaparece así como así. ¿Acaso dirán que espantó a todo un país, masacró a cuanto tuvo por delante, solo y con el único propósito de arrebatarse la vida al final? ¡Es completamente absurdo!

-Pero se pudo suicidar. Recuerda que los animales pueden hacer las cosas más increíbles si no están en su estado corriente.- Opinó Lune.

-Bueno, y si está vivo... ¿Por qué no aparece?- Preguntó Lucille.

-No lo sé...- Bajó la cabeza. Fue mirada por su hermano.

-Talvez...esté planeando su próxima jugada.

Todos miraron a Francoeur.

-Piénsenlo.- Continuó. -Él dejaba unos días antes de atacar, cuanto más grande el plan, más días eran. ¿Quién sabe qué es lo que hará ahora?

-No quiero ni figurármelo.- Comentó la prometida del proyectista.

-Bueno, sea lo que sea, habrá que estar atentos y preparados.

Todos asintieron.

Lucille miró a los tres insectos.

-Francoeur.- Fue mirada. -Tú y...Caos...han pasado noche tras noche buscando a ese individuo. Deberían descansar.

-¿Cómo descansar sabiendo que hay un peligro inminente en las calles, Lucille?- Contesto él.

-Es que me preocupo. Si llegan a encontrarle, supongo que deben tener la fuerza suficiente para enfrentarlo, si no, algo malo puede ocurrir.

-Estamos bien, Lucille. Al menos yo lo estoy. ¿Qué hay de ti?- Miró a su amigo.

-Mejor que nunca.

-Yo opino lo mismo que Lucille, deberían descansar.

-Lune...

-Es cierto, hermanito. No los veo con muchas energías, deberían de detener la búsqueda, al menos por hoy.

Su hermano sonrió.

-Muy bien, Lune. Esta noche no saldremos.

Caos suspiró.

-Sí, además, ¿para qué salir si ese infeliz tampoco lo hace?- Se levantó. –Bueno, aprovecho la hora para irme a mi casa, nos vemos mañana.