Capítulo 3: Fatalité (1° Parte)

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"Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo... La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego."

C.S. LEWIS

París, Francia, año 1911 mediados de Enero.

Pasaron algunas semanas desde que Caos se fue nuevamente. Raoul había invitado a sus amigos a pasear por París. Él iría a buscar a Lucille y a Francoeur primero, no obstante al llegar sintió la leve tensión que había en el aire. Ellos no comentaron sobre el asunto y solo se prepararon para salir.

-¡Vamos Lucille!- Gritó Raoul desde la escala.

-¡Sí, voy!- Contestó. –Vamos, Francoeur... ¿Francoeur?

Él estaba apoyado en el marco de la puerta, pensando. Aún no se había quitado de la cabeza todo lo que le había dicho él esa vez, se sentía confundido ya que Lucille le había advertido que no le creyera. ¿Fue verdad? ¿Fue todo una mentira? ¿Qué es lo que le pasaba?

Lucille se le acercó y tomó su brazo.

-Vamos...olvidemos todo esto por unos momentos, no te preocupes.

Él chirrió levemente, se notaba su inquietud. Ella prosiguió.

-Un poco de aire fresco no hace daño a nadie ¿O sí?

Él sonrió y chirrió otra vez. Ella le indicó que se agachara levemente, él acató y fue besado ligeramente en la mejilla, lo que hizo que se ruborizara un poco.

-¡¿Que están haciendo que se demoran tanto?! ¡Vamos!- Gritó Raoul impaciente.

-¡Sí, ya vamos!- Respondió. Se dirigió al insecto. –Iré a buscar mi abrigo, baja y espérenme, ¿Sí?

Él chirrió asintiendo, bajó la escalera y se detuvo para escuchar a su amigo.


Una vez dentro, se pasó las manos por el cabello, decidió arreglarlo un poco, para hacer tiempo, para calmarse también, y pensar.

Se sentó en la mesita donde estaban los cosméticos y se peinó, suspirando, miró al espejo y se paralizó. Soltó el peine y tembló. Tras ella estaba él, que rápidamente la atrapó y cubrió su boca. Ella forcejeó y gimió pidiendo ayuda.

-Oh...El angelito está en aprietos...- La alzó, ella pataleó aún más y sus brazos fueron inmovilizados. -Te lo advertí... ¿No?- Desgarró la manga de su vestido, descubriendo su hombro y su cuello.


Francoeur de súbito quedó taciturno.

-¿Qué te sucede?- Preguntó el repartidor. Francoeur lo miró y solo negó. No podía hablarle, pero si lo hiciera no sabría explicarle tampoco. Sintió un barullo, no pensó en nada grave, pero sentía intranquilidad.

-¿Por qué demora tanto?- Se preguntó Raoul. El hematófago solo levantaría los hombros chirriando.

De pronto sus palpos se movieron y pupilas se contrajeron. Raoul se sorprendió al verlo, pero luego oiría lo mismo. Lo que perturbó a Francoeur, fue escuchar la leve voz de Lucille en un gemido de desesperación, y luego un profundo olor a sangre, luego Raoul escucharía un gemido más fuerte, ambos lo harían, así también ambos se precipitaron hacia la escalera y entraron al cuarto de la cantante.

-¡Lucille! ¡Lu...- Raoul calló al abrir la puerta. Ambos quedarían inmóviles. -Lu...Lu... ¡LUCILLE!- Entró y se arrodilló ante la mujer, su hombro estaba con rastros de sangre, al igual que el suelo. Raoul tomó un paño y rodeó esa zona para detener el sangrado. Luego se levantó tiritando.        

Aventuras Parisinas VOL.1Where stories live. Discover now