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Clark

—A ver esa herida de tú mano.

Espeto a Eleanor, porque nunca había visto esa herida de su mano.

Tampoco es como si le hubiese puesto atención.

—¿Con qué te la hiciste?

Cuando me acerca su mano para observarla, veo que la herida es profunda.

Eso debió doler.

—C-cuando se te cayó un plato sin querer, estaba recogiendo los padazos se me clavo uno.

No rompí el plato sin querer y ella lo sabe. Solo me da esa respuesta por miedo a que yo le pegue o le haga algo peor.

No me gusta que tenga heridas o golpes. Un pequeño y fugaz sentimiento de pena pasa por mi corazón...

Se lo merece.

Se lo merece

Se lo merece.

Me mentalizo esto para no perder la compostura ante ella.

Además, después de todo lo que pasó...

—Te lo mereces— trato de sonar rudo— Ahora sientate y come con tu esposo.

Acata mi orden sin rechistar o imponer resistencia, empezando a comer.

Al rato de unos largos minutos, ella decide hablar. Sabiendo que odio que lo haga en el momento en que comemos.

Se la dejo pasar esta vez.

—Yo... estaba pensando en ir a visitar a mi madre, y quería saber si ¿quieres ir?

—Sabes que sin mi no irás.

—Estaba pensando en ir hoy—ignora completamente lo que he dicho.

—Hoy no, tengo mucho trabajo, y no pondré mis asuntos de lado por cumplirte un puto capricho.

No articula mas nada, solo baja la mirada a su plato para retornar a comer de nuevo.

Así me gusta.

[...]

Son las 10 de la noche y ella está en mi oficina besándome el cuello. Estoy tan abrumado y cansado que no logro concentrarme en lo que estamos haciendo.

Esta mujer es insaciable.

No veo la hora de acostarme y dormir hasta mas no poder.

—Ya basta — manifiesto ya irritado. Empujo su cuerpo lejos del mio.

—¿Qué te pasa? tú mujer no te complace así, dejame hacerlo yo— lloriquea, abalanzándose sobre mí nuevamente.

Ella es mi amante desde hace ya unos cinco meses y medio.

Su cuerpo es tan tentador, su forma sensual y la manera en que me hipnotiza cada vez que hacemos el amor, es único.

—No quiero ahora, me iré a mi casa— vuelvo y repito alejandola de mi, para arreglarme la ropa y recoger mis cosas.

—¿Acaso irás a ver a la perra de tu esposa?— escupe esto con asco.

—Cuida tus palabras cuando hablas de mi mujer—le advierto acercándome a ella de manera amenazante y apretando su cuello con mis manos hasta estrellarla fuertemente contra la pared.

—Cómo si tu la respetaras... — me confronta con un poco de dificultad para respirar.

La suelto dejándola respirar adecuadamente. Comienza a toser buscando mas aire para sus pulmones.

La dejo toda vulnerable en el suelo de la oficina y salgo de esta dejándola sola.

[...]

Abro la puerta principal de la casa y escucho a Eleanor hablando con otra persona.

¿Con quien será?

Odio que hable con terceros.

—No, yo aún te amo.

Pausa por un breve momento para luego seguir hablando.

Por lo cual me percato de que anda hablando por teléfono.

—Si, mi esposo está bien, mamá, te iremos a visitar... es solo que él aún no tiene tiempo y el trabajo lo tiene muy cansado —esa mujer me odia tanto, ni siquiera quiero pisar su casa.

Me acerco un poco más hacía la sala para escuchar mejor.

Para chismoso, busquenme.

—Él llega tarde a veces por el trabajo... n-no nunca — dice algo inaudible para mis oídos — ¿Por qué preguntas eso?—veo como se le escapan algunas lágrimas.

No se que sentir en este momento.

Es tan raro todo esto para mi.

—Mañana iremos, claro si mi esposo puede, mamá.

Hace una larga pausa para luego seguir hablando.

—Si no puede, no iremos... no, no vengas, nosotros iremos lo prometo, de verdad hablaré con Clark.

Me dirijo hacía la cocina a ver si al menos ha preparado algo de la cena y no, no hay señal alguna de eso en la cocina.

Piensa que llego a la 11 de la noche pero hoy llegué mas temprano, por eso no ha iniciado con ella.

—¡Ay no mami! — por su tono de voz, puedo decir que está alarmada —No queremos tener hijos ahora, estamos jóvenes y queremos disfrutar uno del otro.

Sabe mentir muy bien.

Está aprendiendo del mejor.

Yo no quiero hijos ahora, ella si.

Pero si digo que no, es no.

Vuelve a hacer otra larga pausa.

Eso de ella estar en llamada me está cansando.

—Hablaremos mañana, tal vez te visite, es en serio... tengo que hacer la cena ya que muero de hambre. Te amo.

Cuelga el teléfono para venir hacía la cocina con un vaso de jugo en las manos, cuando me ve se asusta tanto que se le cae el vaso al suelo y se parte en muchos pedacitos.

—¡Dios!— dice llevándose la mano al pecho —Me asustaste.

Quiero reír por la cara tan divertida que puso.

No aguanto y sonrío como un loco.

—¿Y la cena? —pregunto para disimular la risa.

—Ya te la preparo.

No digo mas, solo la observo ir de aquí para allá con ingredientes en mano mientras va preparando la cena.

No creo ser tan malo.

No soy malo, solo soy justo.


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Violence © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora