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Eleanor

Tiro de mis manos para lograr soltarme del amarre que me ha hecho con la correa, pero no logro nada. Sigo amarrada igual o incluso con mas fuerza que antes.

Sollozo fuerte, importándome poco que él esté a mi lado mirándome con cara divertida.

Se sube encima de mi y empieza a besar las partes golpeadas de mi cuerpo y a pedirme perdón por lo de hace rato.

—Tu sola te lo buscaste, no quise hacerlo— dice haciéndome sentir peor —Perdoname, sabes que no soy así.

Sube a besar mi cuello y empieza a morderlo, siento que las marcas que me dejará serán peor que los de la ultima vez.

—No quiero, basta —articulo con la poca fuerza que me queda mientras trato de liberar mis manos.

Las lágrimas siguen saliendo de mis ojos por montones.

—Por favor, no.

Se quita la toalla de encima y me mira a la cara.

—¿No que te gustaba que te folle duro?

—Siento que estás drogado, ¿si?, vamos a hablarlo con calma— los nervios hablan por mi.

Vuelvo a tirar de la correa para safarme pero no puedo, y no me daré por vencida.

Muevo mi cuerpo debajo del suyo para que se quite y yo pueda liberarme, pero no lo hace, sigue ejerciendo fuerza sobre mi con su cuerpo.

Por segunda vez vuelve a besarme bruscamente y a morderme.

—¿Drogado? ¿yo?

Se abre paso entre mis piernas mientras jadea con difucultad.

—Por favor... no quiero, basta, basta— vuelvo a suplicar, ya con la respiración entrecortada.

—Dime que recuerdas nuestra noche de bodas y dime que también recuerdas aquella noche donde dormiste en mi casa por primera vez.

Solo lloro y sollozo.

No quiero responder sus preguntas.

—¡Dimelo, Eleanor!

Pero me obliga a hacerlo.

—S-si lo recuerdo, ya para por favor.

En un rápido movimiento su miembro entra en mi interior a manera brusca y rápida, que grito por la repentina intromisión.

Duele y arde.

—¡Basta!

—Callate —espeta mientras se mueve muy fuerte en mi interior, como una bestia salvaje, un animal.

—No quiero esto, no quiero.

Me besa para lograr callarme y muerde mi labio partiendo este ultimo.

Sigue moviéndose tan fuerte y tan brusco en mi interior que siento que mis paredes vaginales ya no existirán mas.

Que pare ya, no quiero mas esto.

[...]

Me cubro completa con la sabana y me dispongo a llorar en silencio.

¿Por qué a mi?

¿Nada puede salirme bien?

Con Clark todo es una locura y disparatada.

—Te odio tanto —susurro apretando las sábanas encima de mi cuerpo, mientras varias lágrimas resbalan por mis mejillas.

—Me importa una mierda, ahora me apetece comer, quiero que bajes y le prepares la comida a tu esposo.

Ruedo los ojos ante su petición, no respondo nada, solo me quedo en la cama en posición fetal sollozando y tratando de borrar lo de hace rato de mi mente.

Él comienza a besar mi espalda y a pasarme sus manos por todo el cuerpo.

No otra vez.

—Ve a hacer lo que te dije, o ¿prefieres que te vuelva a follar?

Tiemblo bajo su toque.

—No— hablo entrecortada y negando tres veces seguidas con la cabeza.

Me apresuro a levantarme de la cama con un dolor inmenso en mis piernas y en mi parte íntima.

Camino al armario y saco un vestido cualquiera, colocandomelo de inmediato.

—¿Y la ropa interior? no me digas... ¿vas a ir enseñando todo?

Haciendo caso a su petición busco un par de interiores y me los coloco.

Voy en dirección a la parte baja de la casa, que es la cocina.

Siguiendo sus ordenes, me apresuro en prepararle todo lo que pide.

Me duele todo, el cuerpo, la cabeza, los pies, mi parte íntima y lo que más me duele es el alma.

Aún no puedo procesar que mi propio esposo, con quien he compartido tantos años, momentos y mas, ha abusado de mi.

Dos veces seguidas.

Esto está saliendose de control.

Y si no le pongo un alto ahora, después será demasiado tarde.

Se que puedo terminar con esto y más.

Soy fuerte.

Soy fuerte, y puedo con todo lo que venga.






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Violence © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora