748 28 0
                                    


Llegué a mi casa, me encerré en mi habitación y me fijé en la hora, la puta madre era la una y cuarenta y cinco.

¿En qué momento pasó todo este tiempo?– Me puse a pensar

Ni modo, me acosté en mi cama cómoda y fría como toda mi habitación, puse música deprimente que me puso peor pero sabía que para más adelante me iba a servir, entre tanto pensar en lo que había pasado me quedé dormida.

(...)

–Hija levántate que ya es muy tarde– dijo mi madre abriendo las persianas provocando que el sol me de en toda la cara y yo me queje por eso. Ya está el desayuno– dijo por último y salió de mi cuarto.

Miro mi celular y noté casi cuarenta llamadas perdidas de Diego, me sentí mal, pero no era mi culpa que esto haya pasado. Dejé el celular de lado y bajé para desayunar.

(...)

Me estaba alistando para salir a trotar, cuando en esas entra una llamada de Diana. Colgué a esa y a todas las que me hizo a continuación, ya la había sacado de mi vida, ya no me importaba, me dolió que Miriam no me haya contado y entiendo que es la prima pero no hubiera estado de más que me lo haya confesado.

–Chao ma– me despido de ella con un beso en su mejilla.

–Te cuidas hija, vete con cuidado– me dice advirtiéndome y yo asentí.

Estaba feliz trotando, sintiendo todo el viento en mi cara, me sentía libre de ataduras, sentía que solo importaba yo. Cuando de repente chocó con alguien.

–¡Ey!– Digo molesta porque me había tumbado.

Lo siento mucho–me dice un chico hermoso y con acento distinto

No pasa nada, no te preocupes– dije para calmar su nerviosismo– ¿De dónde eres?

– Argentina, ¿vos?– acota aquel chico sonriente

–Yo soy de acá– le digo sonriente también–bueno yo creo que me voy, adiós.

–Chau...– me dice él como queriendo hablar más conmigo, pero era un extraño para mí y yo para él, no había la suficiente confianza, además ni sabía su nombre.–Perdon por lo de recién– me dice muy apenado y yo asentí.

Esta vez seguí caminado por el parque y me asusté al escuchar a una chica gritar.

¡Ay! No puede ser, nooo, te amo Trueno– dice la chica rubia un poco emocionada

Ví como se sacaron una foto y a la vez se acercaron dos más.

No entendí nada de lo que estaba pasando, ¿será famoso? O simplemente se tomaron fotos por lo lindo que es. Pero aún así el nombre "Trueno" no paraba de sonar en mi cabeza, pero no quería saber nada de nadie, no quería entrar en una relación ahora, bueno capaz exagero, pero uno nunca sabe.

Ví una tiendita y me compré un par de manillas y me fui a mi casa.

(...)

–¿como te fue?– La voz de mi mamá se escuchó tan solo entré.

–bien ma, me choque y a la vez conocí a un chico lindo– ¿Lindo? ¿Que acabo de decir? Juro que me salió sin pensarlo.

–¿con que lindo no? Que coqueta– dice mi mamá divertida y yo me sonroje.– alista tus cosas que ya te vas en tres días, si quieres te ayudo.

–No ma, no hace falta, igual gracias– dije subiendo las escaleras para ir a mi cuarto.

Ya llevaba dos horas en las que no hacía nada más que empacar todas mis pertenencias. Estaba cansada y no paraba de llegarme mensajes de Diego, pero yo solo lo ignoraba.

Terminé alrededor de las seis de la noche realmente cansada y con ganas de dormir, me sentí triunfadora al ver esas tres maletas grandes ya listas para el viaje, yo estaba nerviosa, no quería dejar a mi madre sola, pero con este trabajo que me dieron en Argentina podía sacar a mi mamá y a mi adelante.

Me acosté a ver la segunda temporada de "The end of the f***king world" que había salido recientemente.

Ese era mi plan, un sábado a la noche viendo una serie de Netflix comiendo un pote de lado mientras llovía.












💎💎💎

No, re corto, pero necesito un capítulo entero para contar lo que sigue.

Eres un tarado/ Mateo PalaciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora