❶❺

378 23 0
                                    

3AM

Me levanté del susto que me había dado, no sé que me pasó, solo sentí que mi vida estaba en peligro y reaccioné de un brinco.

–Ey... ¿Que te pasa?, ¿Todo piola?.–pregunta Mateo entre dormido sentandose en la cama.

Me quedé en silencio y pasaron como dos minutos en los que Mateo solo me miraba preocupado y yo estaba en shock mirando hacia la pared.

–Oye, ¿que te pasó?, Podés confiar en mí boluda.–dice Mateo agarrándome del mentón y haciendo que lo mire.–Mira nada más cómo estás de rota, estás llorando mares, decime que te pasó, posta estoy para ayudarte.

–E-emm, yo...–dice tartamudeando y temblando.

–Vos...–dice Mateo tratando de que yo continúe.

–Yo solo sentí una presión caer sobre mí, como que algo muy grave pasó, no sé que cosa fue, pero tengo miedo Mateo.– dije cómo pude porque me empezó a faltar el aire.

–Vamos a la terraza a tomar aire fresco, ¿Te parece?.–pregunta Mateo haciendome caricias delicadas por mi cara y yo le asentí.–Dale, te veo en cinco arriba, yo ya subo.

Acepte y salí detrás de Mateo, ví como Mateo se dirigió a la cocina y yo subí más escaleras hasta llegar a la terraza, abrí silenciosamente y note el lugar tan espacioso y tranquilo que se veía.

No sabía que hacía Mateo allá abajo, ya se estaba tardando, ¿será que lo busco?.

Y así fue, fuí bajando por las escaleras, todo estaba muy oscuro cuando de repente choco con alguien.

Solté un quejido de dolor y Mateo se ríe.

–Fíjate por dónde andás.– dice Mateo pasandome una botella con agua.

¿En serio? ¿Una simple botella de agua?, No es que me las de de fina ni nada, solo que se demoró tanto por una botella.

–Ehh, ¿que hacías abajo?, Digo, te demoraste mucho como para traer una botella.– pregunté mientras miraba la luna.

–Es que... Estoy en shock, no puedo creer que mi viejo... Digo, na' mejor déjalo así.– dice Mateo decepcionado desviando la mirada.

–Dale Mateo, cuentame, ¿que pasó con la confianza?.– dije tomándole la mano y él se giró a verme con suspiros de esperanzas y eso me asustaba ¿y si lo estoy ilusionando?.

–Bue ya fue.– dice mirando el cielo para después mirarme a lo ojos.– Lo que pasa es que miré mi celular y tenía un mensaje que parecía un testamento, re largo era el hijo de puta.– dice Mateo alargando el tema y metiendo mucho suspenso.

–Dale de una vez! Que quiero saber que te pasa.– dije alterada porque estaba dando mucho rodeo y no me quería decir.

–Sisi, tenés razón. Decía que resulta que ahora tengo una hermanastra.

¡¡¡¡QUEEEEEEE CARAJOS!!!!

–Ya veo, y que tiene que ver tu padre?.– pregunté dudosa.– Osea la hija no es de él, o ¿si?

–No, por suerte no, es hija de la novia de Pedro. Y me decepciona porque tener más integrantes me afecta, por el simple hecho de que mi familia ya no es la misma que antes, sin mi mamá y esas cosas.– dice con los ojos llorosos.

Yo sin pensarlo solo lo abracé y el enseguida me correspondió y apretó más nuestros cuerpos, cortando cualquier distancia.

–Lo siento.– dije conmovida.

–No pasa nada, no hay porque pedir disculpas no haz hecho nada malo.– dice dándome una sonrisa a pesar de todo.– Sabés escuchar, gracias por eso.

–De nada, yo estoy aquí para ayudarte. Tienes mi confianza y apoyo Matu.– dije inspirada, ¿la madrugada me vuelve cursi o que?.

Mateo agarra mis manos y empieza a hacer caricias en ellas, yo le sonrio y él me devuelve el gesto, siento que se va acercando hacia mis labios y yo no sabía si sería bueno o malo.

–¡Mira una estrella fugaz!.– dije señalando el cielo y haciendo que el posible beso sea interrumpido.– pide un deseo rápido!.

–No es necesario.– dice Mateo mirándome fijamente a los ojos.– ¿sabes por qué?.

Negué con la cabeza y el brillo en sus ojos aparecieron.

–Porque te tengo a tí, y no hay nada mejor que eso. No tengo que pedir nada porque contigo lo tengo todo.– dice Mateo relamiéndose los labios y yo me derretí por dentro, ¿así de loco lo traigo?.

Esa boquita perfecta me llamaba mucho la atención y me provocaba muchísimo.

¿Y si Mateo es mi otra mitad?.

Yo me estaba calentando demasiado, ¿por qué?, No sé, solo surgió y ya.

–Ey, ¿que te pasa?.– pregunta Mateo preocupado y fue ahí donde caí en cuenta que yo estaba temblando y llorando.

¿Pero que me está pasando?. ¿Será Mateo? Estoy muy confundida y no se que hacer.

–Si querés vamos a dormir.

–Si, por favor.–dije secandome las lágrimas.

Mateo agarró mi mano y nos fuimos dirigiendo a las escaleras, cuando en esas me tropiezo con un juguete y me voy encima de Mateo, haciendo que él también tropiece y nos caigamos rodando por las escaleras.

–Puta madre.– susurra Mateo por el dolor.

–Maricaaa me jodí la espalda.– dije en voz baja quejándome del golpe.

De repente siento algo duro debajo mío.

Ayy madre santa, caí encima de Mateo y justo ahora siento su erección. Que hago, que hago, que hagoooo.

Me puse roja y Mateo solo sonreía porque claramente ya sabía que yo me ponía así por todo.

–Ma-Mate–Mateo, y-yo creo que mejor nos vamos al cuarto ¿no crees?.– dije nerviosa, no quería que esto pasara a mayores y terminemos entre sábanas, yo quería, sí, pero no ahora no es el momento.

–Claro, si, perdóname.–Dice Mateo sentandose.– bueno si querés te paras vos ¿no?.

–¿Ah?– pregunto confundida.

–¿Te afectó el golpe o como?, Estás encima mío, párate para yo poder pararme, o te querés quedar ahí, yo no me quejo.– dice Mateo encogiéndose de hombros.

Estaba tan estúpida que no era normal.

–Ohh, claro, claro.– dije con una risita nerviosa y poniéndome de pie.

Mateo me siguió el paso y fuimos caminando cojos hacía el cuarto, el golpe fue tan hp que casi quedamos inválidos.

Nos acostamos y yo me pongo a pensar.

Si me gusta Mateo ¿por qué no le correspondo y ya? Él es lo que busco o quiero, pero ¿realmente lo necesito?.

Se que suena un poco interesado pero no es mi intención. ¿Y si Mateo no me conviene y listo?.

Y fue ahí cuando recuerdos llegaron.

  "Yo pedí no enamorarme... de tí."

Pero una estrella no elige mi destino, yo tengo que crear mi camino.




















💎💎💎

Después de 10 años vuelvo yo AJJAJA. Bueno lo que se viene es bombaaaaaaaaaaaaaaaaa



Eres un tarado/ Mateo PalaciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora