❷❶

303 23 0
                                    

Mateo.

Me desperté cuando escuché el tono de llamada proveniente de mi celular. Abrí los ojos con pesadez y ví con mis ojos chinos a Vanessa haciéndome mimos en el cabello. Se sentía tan bien.

Ella me miró un poco apenada, lo noté por su suave tono de color rosa claro en sus mejillas.

Contesté la llamada de mi viejo pero él no respondía solo se quedaba en silencio, me molestó que me despertara si no iba a decir nada.

–Yo no entiendo por qué te da tanta pena cuando estás conmigo.– digo realmente extrañado, siempre es igual y no entiendo porqué se siente intimidada o que se yo.

–No, no es por tí, solo que...– dice deteniendo las caricias de mi cabello.– es que me da pena por lo que hicimos anoche.

–Pero por qué la pena es algo normal en parejas.– dije con una risita seguida.

–Lo se Palacios, pero para mí todo esto es nuevo.– dice mirándome mal y cruzándose de brazos.

–Uhh... Perdón amor no era mi intención hacerte sentir mal ni nada.– digo sentandome en la cama.

Ella estaba acostada cruzada de brazos y me evadía la mirada.

–Dale, no te hagás la rogada, sabés que te encanto y que yo no miento.–dije levantando la ceja y ella se tapó la cara de la vergüenza supongo.

Eres un tarado Mateo Palacios.– dijo mirándome entre el espacio de sus dedos.

–¿Yo tarado?.– dije haciéndome el indignado.

–Uhh... Perdón amor no era mi intención hacerte sentir mal.– dice Vane arremedandome con un tono burlón haciendo que los dos riamos fuerte.

No la pensé más y me acosté a su lado, la miré y empecé a hacer caricias por su cadera desnuda, ella era perfecta.

Vanessa me miraba un poco asustada o algo parecido pero no se veía cómoda.

–Emm, ¿Te incómoda?, Si querés paro.– pregunté.

–No amor, no es nada de eso, de hecho me encanta.– dice con una sonrisa cálida.

Yo al escuchar su respuesta la tomé de la cintura alzandola levemente hasta ubicarla arriba mío.

–Por dios Mateo estás...– no terminó su frase.

–Estoy...– dije para que ella continuara.

–Nada, déjalo así.– dice mirándome el pecho y pasando su dedo por ahí.

–Decime.– insistí.

–Emm, que estás... Estás erecto.– murmuró lo último pero yo alcancé a escuchar y me dió ternura y a la vez gracia.

–¿Ves lo que provocás?.– dije riendo un poco.

–¿Escuchaste?, Dios que vergüenza.

–Naa tranqui relájate.– dije mirándola a los ojos.

–Definitivamente eres un bobo.– dice Vane para cortar el silencio.

–Un bobo enamorado.– dije, y su sonrisa se desvaneció rápidamente.

Yo no entendí que pasó, ¿hice algo mal?.

–Amor, ¿estás bien? ¿hice algo mal?.– pregunté preocupado al ver sus ojos un poquito rojos como si fuera a llorar.

–Si, si está todo bien, todo bien, si.– dice entre cortado.

–Podes confiar en mí cariño, yo te apoyo.– dije para darle confianza.

–Lo sé, y gracias, solo que pensé que ya había superado ese tema y no se por que con tan solo recordarlo me pongo así.– dice empezando a soltar unas cuantas lágrimas.

–No importa que tan grave sea, yo te ayudo.– dije sintiendome un poco mal por recordarle el tema.– perdóname por recordartelo.

–No, no pasa nada, no es tu culpa.– dice dándome una de sus mejores sonrisas, las sonrisas de Vane me daban tanta tranquilidad.

Yo la miré cada vez peor y me senté estando ella aún encima mío y la abracé durísimo, ella se aferró a mí y empezó a llorar más fuerte soltando un mar de emociones reflejado en lágrimas. Sus lágrimas calientes bajaban por mi cuerpo.

Al paso de unos cuantos minutos su llanto cesó y su respiración empezó a calmarse y se le escapaban unos cuantos sollozos.

Ella se separó un poco de mí para verme a la cara, estaba fatal, yo le dí mi sonrisa más sincera y ella se rió un poco y eso me llenó el alma, seguido de esto me besó.

Pero fue un beso diferente al resto, fue un beso delicado, de sentimiento frágil, fue un beso totalmente puro y de agradecimiento, al parecer la ayudé.

–Gracias amor, en serio lo necesitaba.– dice Vane cortando el beso y yo le limpio las lágrimas.– bueno lo que pasó es sobre Diego.

Yo eché cabeza hasta que me acordé de la pelea de Vane y Diana dónde mencionaron a ese tal Diego.

No les voy a mentir, tenía miedo o nervios de lo que me dijera.

–Esta bien, dime qué pasó con él, ¿Te hizo algo?.– pregunté en tono comprensivo.

–Si, él y Diana fueron los enca...– no terminó de contarme que una llamada aparece en la pantalla de mi celular. Otra vez era Pedro.

Contesté.

–Che, que querés, estás interrumpiendo algo importante, ¿me vas a decir algo?, Háblalo de una vez.– dije un tanto enojado por la llamada anterior.

–Mirá hijo, tenés que venirte a casa, algo grave está pasando, te necesito acá.– dice mi padre en forma de súplica y mi corazón se aceleró, puede ser una mierda de padre en algunos casos pero igual sigue siendo mi sangre.

Vanessa me miró con cara triste y me asintió. "Dile que sí", susurró.

–Ya vamos.

💎💎💎

Maratón 1|3

Eres un tarado/ Mateo PalaciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora