Primera Opción

Capítulo 11

-En verdad la amas?

-Mas que a mi propia vida...

-Buscala, si la encuentras, sabrás que puedes con ella.

-A que te refieres, he venido a buscarla idiota, no ha hacer una fiesta de te.

-Ella te busco, las primeras 3 semanas, encontró tu ubicación exacta...

-Como? Yo puse hechizos, eso es imposible.

-Te ama y tú a ella, tu magia es recesiva con ella.

-De que hablas?

-A ella no le afecta tu magia, ya que está, al tratarse de su ser amado, no puede llegarle.

-Pero yo no tengo una mínima idea de cómo encontrarla, y si ella ya no me ama? Yo no...- Harry lo interrumpió.

-Si ella ya no te ama, jamás podrás encontrarla, pero si lo hace, su magia te dejará rastros...solo debes buscar.

Severus no mas palabras, el ciertamente desconocía esa información, era comprensible, nadie jamás lo amo.
Se apreció en sus habitaciones y busco información, Miles de libros estaban a su disposición, entendía el tema y la complejidad de ella.
Pero aún no entendía donde buscarla, no tenía una señal o un presentimiento.
Simplemente no tenía nada y eso lo asustó, lo asustó la opción de que ella tal vez ya no lo amara, que haya dejado de esperarlo, que el como siempre lo haya arruinado.
Y cerró los ojos, pensó en lugares que ella podría estar y al fin lo tuvo, una idea, una señal.

Se apreció en casa de los padres de Hermione,la casa se veía diferente a como la recordaba ¿Pero quién era el para juzgar?, Tocó una, dos, tres veces, hasta que la puerta de abrió, una niña de cabello negro y blusa rosa abrió la puerta, lo miró con mido, eso era evidente, era un git después de todo.

-Mami, ahi un hombre raro en la puerta.- grito la horrible niña, ya no parecía tan adorable como al principio, los muggle no eran de su total agrado por esas cosas, libertad de expresión.

-Ya voy... Disculpe a mi hija, que se le ofrece?.- pregunto una señora de no más 30 años, era sumamente horrenda, ahora entendia a la niña.

-Casa de los Granger?

-Emmm, me temo que llegó tarde, esa familia murió ya...

Su sangre cayó al piso, no podía creerlo, en cierta manera se sentía culpable, el los había protegido desde las sombras y al final a la igual que así hija los dejo a su suerte, el peso de la culpa era intolerable...

-Oh, lamento oír eso, conoce usted la causa de muerte o si ahí algún familiar con el que pueda hablar?

-Una joven, granjera o algo así, me vendió la casa, tal vez ella conozca más información, por lo que e escuchado, fueron cruelmente asesinados...

Y allí estaba, ese maldito sentimiento de fuego que entra desde tu estómago y se siembra en tu garganta, miedo.
Temió por ella, su Hermione ¿Estaría bien? ¿Acaso estaban aún en Londres? ¿Tobías seguia enfermo? Pero no había tiempo de pensar, tiempo era lo único que jamás tubo, al menos no con ella.

-Gracias por su tiempo.

Cortó la conversación simple y sutil, sintió la puerta cerrarse en su espalda y se apreció en las mazmorras nuevamente.
Un único favor le habían pedido, solo uno y fallo.
Recordó las veces que vio a los señores Ganger, las conversaciones inteligentes a pesar de sus pocos conocimientos sobre su mundo, sabían que algo pasaba y les preocupaba, sabían de lo suyo con sus hija y lo aceptaron, dieron su aprobación y su bendición, pidiéndole solo un favor "Cuida a nuestra Hermione" y recordó con dolor la respuesta que les dió "siempre lo haré, no importa el precio a pagar"...
La había protegido de todos en ese momento, era la mano derecha de Voldemort lo cual le permitía tomar sutiles decisiones, le había llevado comida cuando se sentía sin fuerza, medicina y posiones, la había cuidado, pero había errado, no la protegio de el, ni de Fenrir Greyblack.
Quería matarlo, quería hacerle lo mismo que le hizo a ella y matarlo luego, quería que le dolíera tanto como a ella, que se sintiera sucio y que suplicará misericordia y muerte.
La pregunta que lo volvía loco era ¿Hermione huía de él o por el?
Ya era entrada la noche, hasta que una idea llegó a él, como una maldita repetición.

Fue al salón abandonado donde la verdad se desnudó a sus ojos y lo sedujo.
Se quedó ahí por varias horas, afuera, atrás vez de la ventana y del cristal, nivel caía, y la madrugada reinaba.
Cerró los ojos y se concentró, no podía pensar nada y un miedo lo inundó, ella no lo amaba más.
Se dejó caer al piso y se quebró, como un cristal al estrellarse.
Sin pensarlo ni sentirlo sus mejillas están humedas, tenía frio, solo su levita llevaba y todo lo golpeó.
Ahí fue donde comprendió que no era de pensar, era de sentir, pudo sentir las emociones de Hermione, la tristeza que sintió al principio de su abandono y la ira que sobre vino una semana después.
Se aferraba a esas emociones como si fuera un remo, como si fuera lo único que lo mantenía en la superficie, hasta que se soltó.
Dejó que el peso de la culpa lo arrastra hasta el fondo y vio todo con claridad, todo lo sintió desde su abandono hasta su regreso y calo, su soledad le calo.
¿Dónde estaba su bruja? Esas emociones eran de ella? Por qué lo arrastraban hasta querer hundirlo hasta el fondo?
Y sucedió...
Fue como una visión, una cabaña y la dueña de sus pensamientos frente a una chimenea, sentada en la alfombra y con una bebida en la mano.
Sintió se miedo, su soledad y su necesidad.

Todo paso rápido, en un momento estaba en el salón abandonado y en otro estaba sentado en la fría nieve.