31- A Mi Manera

297 7 3
                                    

—¿Alguien quiere explicar?— vuelve a preguntar Ethan.

Estamos todos callados, observándolo. Me incluyo, pero no lo observo con cariño, o de la forma que observas a alguien que hace mucho tiempo que no ves, no, lo estoy observando fulminante, tan seria que si las miradas mataran, el estaría muerto bajo del mar. Como noto que nadie va a responder, lo hago yo:

—No, nadie quiere hacerlo. Yo ya dije lo que tenía que decir, me voy— digo y me doy media vuelta para irme, pero Madison me toma del pelo fuertemente haciéndome retroceder.

—No te vas, te metiste en donde no debías, perra— me amenaza pero obviamente no me quedo cruzada de brazos.

Me doy media vuelta como puedo y le doy un derechazo, si, no de mano abierta, sino que le doy un golpe de puño cerrado haciendo que caiga, y todos suelten un grito de horror.

—Sé muy bien donde me meto, en que, con quien, y porqué, no vuelvas a tocarme en tu vida— amenazo yo esta vez— Perra— imito su voz.

Esta vez sí, salgo de todo el bullicio y voy hacia Em que está al lado de la chica nueva, ambas atónitas, seguramente Emma me regale y me cante los 27 regaños del día por hacer esto estando embarazada, y que tengo que cuidarme.

—Oh no— murmura mi amiga.

—Lo sé, no debí hacer eso, pero...— me interrumpe y me toma de los hombros, para darme vuelta y lo veo.

Ethan viene hacia nosotras.

—¿Qué diablos fue todo eso?— pregunta enojado.

Oh no. El no dijo eso. Juro que lo mato, así, con mis propias manos, lo voy a matar.

—¿Puedes explicarme que acabas de hacer? Creo que te fuiste un poco de tema...— habla entre enojado y decepcionado.

—¿Tú de que mierda te metes, Ethan?— espeto ya furiosa— Mejor no hables, no respondas porque harás que te golpee a ti también, y no te gustará— advierto.

No sé quién se cree para venir a retarme por lo que acabo de hacer, no tiene voz ni voto aquí, se fue por un mes y poquito y no fue capaz de devolverme las llamadas o responderme un mensaje, si le escucho la voz voy a querer matarlo.

—Emmm, Bai, yo me voy a clases— me avisa Em.

—Yo igual, voy contigo, no tengo nada que hacer aquí— digo y me doy vuelta pero Ethan me toma del antebrazo y me da vuelta.

—Créeme, tienes mucho que hacer aquí. Pero vamos a otro lado— antes de poder reprochar me arrastra y me lleva a la cafetería que ya está despejada— ¿Podemos hablar?

—¿Ahora quieres hablar?— repito su pregunta de forma borde— No, Ethan. Yo ya intenté hacerlo, y me ignoraste. Ya no quiero saber nada de ti.

Imposible, dentro de ti crece un hijo suyo. Me reprocha mi conciencia.

—Por favor, quiero explicar el porqué— me pide más calmado.

Y muero de ganas por saberlo, pero no voy a ablandarme. Sé que debería ser más lógica y escuchar los motivos, pero no lo haré, no demostraré que aún me interesa.

—No, no quiero escuchar las malditas explicaciones. Estoy harta, harta de dejar de lado mis principios porque alguien quiere "explicar las cosas". Tuviste la maldita oportunidad, Ethan, estuve dos malditas semanas intentando comunicarme contigo o con los chicos, ¡y nada! Creí que había pasado algo y me preocupe, hasta que me enteré de que en realidad era conmigo con quien no querías hablar. ¿Cómo vas a explicar eso?— espeto comenzando a alzar la voz, y el me mira con pena, sabe que cada palabra es cierta— Creía que iban bien las cosas, pero claro que no, olvidaba que el famoso Ethan Harrison es un idiota que le gusta usar a las personas, y juega con las mujeres. Perdón por sobrestimarte.

Vida de Una Chica no tan Común Donde viven las historias. Descúbrelo ahora