Bailey Murphy tenía una vida relativamente normal, como cualquier otra chica, como cualquier otra adolescente casi adulta de su edad, ahí vamos bien. Hasta que llega a Santa Mónica, California, sabiendo una sola cosa: que su vida va a cambiar.
Estoy atónita, tengo la palabra en la punta de la lengua y no puedo decir ni "mu", lo que acaba de decir Ethan me ha tomado por sorpresa, creo que no escuché mal, y dijo "viajaremos a Alemania". Dos opciones: o se volvió loco, o yo me he vuelto loca.
—Bailey, ¿estás bien?— pregunta Ethan devolviéndome a la realidad.
—¿Qué? Oh, emmm, ¿escuché mal? O peor, ¿me volví loca?— cuestiono aún sin creer lo que acabo de escuchar— No, me corrijo ¿te has vuelto loco?
—Entiendo tu reacción, pero no, escuchaste bien, no te has vuelto loca, ni yo lo estoy, escuchaste bien, iremos a Alemania— repite nuevamente con seguridad.
—Oh por Dios, si dude en algún momento de tu locura, te pido disculpas por subestimarte ¡estás completamente loco!— exclamo— ¿Cómo nos iremos ahora? Periodo de clases, estoy embarazada, nacieron mis sobrinas, no podremos...
—Me sigues subestimando, si te lo planteé recién ahora, es porque hace muy poco terminé de solucionar todo— aclara y decido interrumpirlo.
—¿Recién ahora? Aguarda, ¿esto viene de hace tiempo?— pregunto sin poder creerlo.
–—Sí, hace... una semana y media, quizás. Y esperé tanto porque quería tener todo bien organizado, ya hablé con mi padrino para avisarle que faltaremos a la Universidad por un par de semanas, con tu hermana para pedirle el permiso y arreglar bien, tengo los pasajes, de ida y vuelta, y ya hablé con mis padres para que preparen la habitación, y con todo eso pronto, ya podemos ir— me informa y realmente, mi mandíbula está tocando el suelo.
—Eres...— intento buscar un adjetivo que pueda describirlo pero me interrumpe.
—Podrás encontrar el adjetivo, o todos los que quieras decirme cuando terminemos el viaje de vuelta hacia aquí nuevamente, ahora vamos a tu casa para que hagas las maletas— y sin decir nada más avanza hacia el ascensor— Vamos, tus hermanos ya lo saben.
Solamente avanzo con el, estoy casi que muda, no sé qué decir, tampoco puedo quejarme porque exigí una explicación, pero no esperaba que para explicarme tendríamos que viajar mínimo unos 7.844,98 kilómetros, creo que Ethan Harrison me ha superado, si lo subestime o sobrestime en algún momento, cualquier suposición que tuviera sobre el, estaba totalmente errada, este chico es totalmente impredecible, si esperas una cosa, quédate esperando, porque llegará otra de su parte.
Cuando salimos del Hospital vamos a su auto y partimos para mi casa, en silencio, pero no uno incómodo, sino que es un silencio que aprovecho para procesar todo, para atar hilos, y organizarme mentalmente, porque, vamos, no todos los días te dicen "te explicaré las cosas, así que nos vamos a Alemania". Mood: ... (insertar meme de la señora procesando fórmulas matemáticas). Unos minutos después llegamos y nos adentramos al apartamento, Aaron nos recibe tan alegre como siempre, y ya está bastante más grande, pero sigue siendo un cachorro, lo dejo con Ethan y yo voy a la habitación.
Pov Ethan
Bailey se fue a la habitación y me dejó en la sala con Aaron, no sé porque tarda tanto, me preocupo un poco así que me levanto y me dirijo a la habitación con el cachorro pisándome los talones, cuando abro la puerta de la habitación veo algo que me hace fruncir el ceño: Bailey está acostada aferrada al oso que le obsequie.
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