"¿ESTÁS LISTO PARA PERDER A SANEM?

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No tengo idea cómo llegue hasta aquí, la noche es caliente, pero yo tengo frío, mis manos están heladas y tiemblan, siento las piernas débiles, no tengo idea de a qué hora fue la última vez que comí, pero tampoco siento nada de hambre. No dejo de restregarme las manos sobre la cara para contener las lágrimas, mi pecho duele y mi cabeza sigue punzando.
No sé qué es lo que estoy sintiendo, por un lado, estoy enojado: ¡¿PORQUE NO PUEDE ACEPTARME ASI SI TANTO ME AMA?! no hay nada malo en mí, son solo unos recuerdos perdidos, pero podríamos arreglarlo, no sé, pasando más tiempo juntos o algo. ¿QUE ACASO YO NO LE GUSTO ASI? ¿ERA MALO ANTES? ¡¿SOY MALO PARA ELLA AHORA?! siento una voz salvaje dentro de mí que me grita que huya, que desaparezca...
Pero por otro lado siento demasiado dolor, me duele tanto que no tengo fuerza para escuchar a ese salvaje y hacerle caso, no tengo fuerza para hacer nada mas solo pensar en ella, necesitarla a ella...
¿Es de verdad el final? el solo pensarlo rompe más lo poco que queda de mí, no quiero imaginarme un mundo donde ella no me quiera o no este en mi vida o peor aún, un mundo donde encuentre a alguien que cumpla las expectativas y sueños que depósito en mi y que a causa de este maldito accidente yo no puedo cumplir. ¡Arggg! ¡Si tan solo se me quitara este maldito dolor!

- Can...- volteo, es Mihriban caminando hacia mí con un paquete en su mano - ¿puedo sentarme contigo?
En ese momento soy consciente de donde estoy, el porche de la casa de Sanem, sus escaleras para ser específico. Era de esperarse que mi inconsciente buscara cualquier cosa que me hiciera sentir cerca de ella... suelto un suspiro...
- Claro, - contesto haciéndole espacio a mi lado- solo estaba pensando...- por alguna razón sentí la necesidad de explicar mi presencia ahí.
- Toma, - me entrega el paquete sujetándolo con un trapo, es hielo, - pensé que lo necesitarías...
Lo sujeto contra mi cabeza tratando de encontrar algún alivio.
- ¿Como sabías que me dolía la cabeza? - le pregunto, realmente no me lo esperaba.
- Aaaah... es un secreto, - me contesta sonriendo como si supiera un secreto muy divertido de mí, recarga sus codos en sus rodillas y apoyando su barbilla en sus manos solo mira hacia adelante. No me dice nada y me siento más tranquilo. No mejor, ni un poco, pero al menos, pues no sé, más acompañado. Después de unos minutos de silencio tengo la extraña necesidad de hablarle, otra cosa de la cual no tengo la menor idea del porqué, pero con ella siento algo así como confianza.
- ¡Mira tu hermana Mihriban! La última vez aquí hacías una fiesta de chicas con Sanem...- le señalo el punto donde tuvieron su pequeña y alocada reunión. Ella solo ríe y se tapa la cara con las manos.
Sonrío ante el recuerdo. No es que Sanem necesite alcohol para hacer locuras o para hablar hasta por los codos, ella ya es así, pero achispada es algo muy tierno y divertido de ver. Sus ojos se ponen brillantes, sus mejillas están rosas y tentadoras, y sus carnosos labios... ¡uff!, se ve totalmente apetecible, es ahí cuando me detengo. ¡CONTROLATE! esta va a ser una conversación muy incómoda si sigo con ese tren de pensamiento.
- Y se fueron todos, Nos quedamos solos- le enfatizó para cambiar de tema y desahogarme un poco, al menos yo si me quede solo, o lo que queda de lo que yo solía ser.
- ¿De verdad se fueron todos? - me pregunta tranquilamente.
- Ella se fue, nos separamos, - ¡más bien ella me abandonó!, pero no había necesidad de decirle eso, creo que era obvio, - esa frase es muy ridícula, porque igual no estábamos juntos la última vez. - le aclaro dándome cuenta de mis palabras, ella no era mía para que se quedara y yo no podía hacer nada contra eso. No me quería a su lado.
- Pero ahora te sientes triste como si fueran novios, - ¡justo en el blanco! Y triste era una palabra muy pequeña para describirlo, destrozado, roto o muerto por dentro eran mejores, - ¡¡uff Can!! ¡¿No pudiste hablar con ella y decirle lo que sentías?! - me recrimina como si leyera algo muy obvio en mi cara... obvio para ella.
- En realidad, lo intenté, pero no funciono, - le contesto decepcionado viendo hacia el frente y recordando, - fui al barrio, quise decirle "¡te amo, no me abandones!", pero no pude...- que caso tenía, ella no me creería, sabía leerme como nadie y lo que sea que buscaba en mis ojos no lograba verlo. - es el castigo de Dios. Y nunca podré estar listo por culpa del accidente. - y maldigo interiormente al destino por esta horrible y tortuosa situación.
- Can no si tu padre en algún momento te contó que cuando yo era joven mi padre me llevo a un lugar que se llama "Riscos de Tavertet", sé que te suena familiar- me dice con una sonrisa y apoyando un lado de su cabeza en sus manos cruzadas.
- Si, está en la sierra de Collsacabra en Barcelona- le contesto un poco sorprendido por el cambio de tema y porque sepa de ese lugar.
- Bueno, - continuó- desde joven me gusto la aventura, pero no tenía una dirección o un motivo. Solo quería ver cosas distintas y maravillosas, algo que me alejara del dolor de la muerte de mi madre. Cuando tenía 23 años, mi padre que era un hombre de negocios, me llevo a ese lugar, solo él y yo; estaba muy emocionada porque creía que había aceptado que yo no quería atarme a una oficina o seguir órdenes de un jefe, solo quería vivir y pensé que él lo había entendido. Después de un tortuoso camino, al fin llegamos a donde él quería, el punto más alto. Fue ahí que me pidió que mirara abajo y que le dijera lo que sentía, obviamente me asusté, de inmediato pensé que una caída desde ahí sería mortal. Después me pidió que levantara la cabeza y que viera al cielo, el aire y la tranquilidad que se respiraban ahí eran magníficas, indescriptibles. Me explico, que el aire que sentía y oía, el cielo que veía y la roca en la que estaba parada eran la zona de confort en la que vivía al dar por hecho que el aire siempre me abrazaría y el cielo siempre me miraría, que la roca siempre me sostendría... pero la caída era inevitable; si el aire era muy fuerte caería, si el cielo se oscurecía y yo no veía caería, y si la roca no me sostenía caería, no había manera de evitarlo. Tenía que enfrentar la caída, así que tenía que aprender a construir unas alas que me sostuvieran fuerte para no caer. Can, puede que esto te parezca una tontería. Pero las personas siempre estamos tan seguros de estar parados en el lugar correcto y con la luz y los brazos correctos que no nos detenemos a pensar en que estos se irán. Desde el accidente te veo y creo que estás en ese risco, parado en la punta y seguro de que no caerás, que eres lo suficiente fuerte y arrogante para desafiar lo inevitable... hasta hoy. La roca se movió, el aire se agitó y el cielo se oscurece, has buscado en los lugares más recónditos del mundo buscando la foto perfecta, el momento exacto, la luz adecuada... y las alas correctas que te sostengan. Estas a punto de caer Can y lo único que yo quisiera saber es, cuando caigas, ¿de que te vas a sostener? o más bien, ¿estás listo para perder tus alas? ¿Estás listo para perder a Sanem?
Simplemente volteo para verla.
- Haces preguntas difíciles, hermana Mihriban - ella me sonríe y le regreso la sonrisa.
- Me dices que son preguntas difíciles, pero sé que ambos sabemos la respuesta. Mírame, esta historia no acaba aquí, estoy segura... - aprieta mi mano y me da una sonrisa esperanzadora.

 - aprieta mi mano y me da una sonrisa esperanzadora

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Estoy recostado en la cama. Mihriban insistió en que entrara para que apoyara mi cabeza en algo suave y calmará el dolor. No funciono. Tenía razón en que había dado por hecho a Sanem; desde que desperté no cabía en la emoción de tener a alguien tan hermoso, chispeante, vibrante e inocente enamorado de mí, ¡no podía creer que había despertado ese tipo de amor en alguien más! Fui arrogante al pensar en que se quedaría a pesar de mi egoísmo, a pesar de que la quería conmigo, pero sin atreverme a dar ese salto que me cambiaría, tenía que aceptarlo, yo no era tan fuerte.
En su libro ella explicaba cómo había cambiado, como transforme mi corazón por ella, como la deje destruir cada barrera que tenía alrededor de mi corazón y mi alma, poco a poco se metió dentro y me transformo, en algo más puro, más blando, se apropió de mi e hizo de mi corazón y mi vida su hogar. Yo era de ella. TOTALMENTE.

- " ¿De verdad quieres escucharlo? - me pregunta, sus ojos brillan y su sonrisa es tierna. Luce tan angelical y etérea en ese vestido que me da miedo que desaparezca.
- Lo creas o no, he soñado con este momento y estoy un poco asustado de saber la respuesta, - le contesto acercándome un poco más a ella, no queriendo perderme ninguna de sus expresiones. Ella se acerca y me abraza. Su olor me invade, me marea y revitaliza al mismo tiempo, lo que había buscado desde hace tanto tiempo estaba por fin entre mis brazos.
- Te amo, te amo más que a mí misma...- mi corazón explota de algo suave y caliente. Siento un golpe de energía, me siento fuerte y lleno de puro gozo. Me alejo de su abrazo, y la miro, ella es mía, sus ojos dulces, sus mejillas rosadas, su nariz coqueta, sus labios llenos, su aroma tan reconfortante e intoxicante... tengo que besarla, quiero sentirla, lo que tanto busque ahora podía saborearlo, y cuando estoy a punto de besarla... desaparece...

Abro los ojos y ella está llorando, llora de frustración, amor, rabia y tristeza

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Abro los ojos y ella está llorando, llora de frustración, amor, rabia y tristeza... ¡¿COMO PUDE OLVIDARLA?! ella me estaba esperando y yo... no mi amor, no llores... ya voy, ¡¡estoy aquí!! Frente a ti, mi ángel, hice llorar a mi ángel, sangra de dolor... esta roto... yo la rompí..."

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Erkenci kus Capítulo 51 (perspectiva de Can)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora