El último capítulo de Erkenci kus desde los pensamientos y emociones de Can Divit. Un final diferente para un personaje que demostró tanto más allá de las palabras, un final que me hubiera gustado ver para una historia de amor que traspasaba cualqui...
- Can...- me susurra separándose un poco, pero yo me acerco otra vez como el adicto que soy.
- Mmmm...- ni siquiera puedo formar palabras coherentes y sigo besándola. Soy un hombre débil, sediento y necesitado de ella, me ahogo en su dulzura, su amor, su olor y todo mi cuerpo vibra y se llena de flamas al sentir su cuerpo caliente tan cerca del mío.
Muevo mis labios a su cuello e inhalo fuertemente llenándome se su delicioso olor; ella sonríe y suspira mientras aprieta sus manos en mis piernas, eso solo me enciende más. Muevo con mi mano su cabeza para que se recargue un poco más en mi hombro y vuelvo a besarla, no puedo ni quiero parar...
Me deja probar cada resquicio de su boca mientras acaricio su abdomen y la pego fuertemente a mí, ¡Dios! Es deliciosa. Profundizo más el beso acariciando al mismo tiempo su brazo y ella suelta un ligero gemido, ¡va a matarme si seguimos así!
- Te amo tanto. - le digo separándome de ella y respirando en su hombro. Siento como su piel se eriza y continuó acariciándola con mi nariz.
- Yo también...- me contesta con un suspiro y acariciando mi barba. - te extrañe mucho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Levanto la vista y la veo sonreír. Justo el alivio que necesitaba.
Después de que nos besamos en la estación, la saqué rápidamente de ahí aún en pánico de que cambiara de opinión; necesitábamos tiempo para nosotros y no quería pasarlo en mi camioneta caliente, ¡YO ya estaba bastante caliente! Maneje sin soltarla de la mano, una que no me cansaba de morder, chupar y besar, hasta un lindo parque cerca de la bahía, me dijo que ahí solíamos escondernos al principio de nuestra relación, tenía que besarla de nuevo...
Ahora estaba en mis brazos, sentada entre mis piernas y me sentía en el séptimo cielo y simplemente no podía quitarle las manos y la boca de encima, quería reclamar cada centímetro de su piel para que jamás jamás JAMÁS se atreviera a dejarme de nuevo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
