Erkenci kus Capítulo 51 (perspectiva de Can)

"LA MARAVILLA DE ESTAR JUNTOS/ Francia (III)"

Capitulo 51 (perspectiva de Can)

Parte 15 "LA MARAVILLA DE ESTAR JUNTOS"

En Francia... (III)

En términos geográficos no nos costó nada llegar de Italia a Francia, eran países vecinos así que el recorrido no fue largo. Lo que fue largo fue la actitud de Sanem; desde mi encuentro con Elif, Sanem había cambiado completamente su manera de ser, no estaba enojada o histérica ni nada parecido, pero parecía muy diferente a la Sanem que estaba acostumbrado. No me había acribillado con preguntas, no me había dado indirectas, no había burlas o reclamos, era como si no le importara. Solo la escuche susurrar mientras acomodaba las bolsas en el pequeño closet.

- ¿Y porque no la usamos de carnada?, con lo flaca que esta ni siquiera un pescado picaría. ¡Claro! Todas tienen que amarlo, ¿Dios porque tenías que hacerlo tan guapo? pero ya vera, voy a atorarla en un anzuelo y aventarla muy lejos. Tal vez atrapemos una trucha. ¡OFF! ¡YA CALLATE QUE ME ESTAS VOLVIENDO LOCA! Voy a atorarla de esas trenzas en el mástil para que vuele con el viento como una bandera, ¡si es lo que voy a hacer! ¡Ya vera! - después de eso, preferí dejarla desahogarse sola.

En el barco, aunque habíamos estado poco tiempo se había mantenido distante, no me trataba mal, pero algo no estaba bien, quería ayudarme en todo, pero se sobre esforzaba, como si quisiera demostrarme que ella también podía hacer lo que yo. Lo más horrible fue que apenas y me dejaba tocarla, cuando tomaba su mano o la besaba se alejaba con excusas sin sentido, como necesitar un suéter cuando no hacía frío o prepararme de comer cuando ya había comido. Era como retroceder a cuando empezamos a salir. Horriblemente frustrante.

Las noches eran lo peor, se adelantaba a mí y se "dormía". Antes de esta actitud la encontraba leyendo, o platicábamos de cualquier cosa, a veces me hacía desfiles con la ropa nueva que compraba, ya fuera normal, para dormir o lencería... extrañaba eso. No sabía que había pasado o como arreglarlo, cada vez que le preguntaba me decía que todo estaba bien que no pasaba nada, pero la tensión en sus rasgos era obvia. Quería a mi Sanem de vuelta, a la Sanem que reía que se emocionaba por la más mínima cosa, mi Sanem que era cariñosa y habladora, esta Sanem era callada y seria, me ponía nervioso.

Cuando habíamos llegado a Grecia e Italia había estado casi vibrando de la emoción, pero ahora me daba sonrisas de labios apretados, ¿acaso Francia no era de su agrado? Nunca me lo había mencionado. Llegando al hotel se había metido corriendo al baño, ni besos, invitación ni nada... ¿acaso se arrepentía de venir conmigo? No sabía ya que pensar.

Me siento en el sillón frustrado escuchando el agua caer; ¿qué había pasado que llegamos a este punto? Me pongo a pensar en la última vez que Sanem tuvo una actitud así, ¡uff! Sanem era tan contraria a lo que yo esperaba que temía equivocarme en cualquier suposición, ¿que había detonado esta actitud? La última vez que Sanem se alejó de mi fue cuando ya no pudo soportar que no la recordara y Ayca empezó con sus insinuaciones nada discretas, ¡¿entonces eso era?! No era por Elif, ¿o sí?

- "! ¿Elif?!- pregunto extrañado sin devolverle el abrazo. No me esperaba encontrarla ahí.

- ¡Can! Cariño, ¡¿cómo estás?!- no me suelta y me hace un puchero por no devolverle el abrazo. Reacciono de inmediato apartando su cuerpo de mí de la manera más amable que puedo.

- Bien...- contesto. Mentiría si dijera que no estoy incómodo. - Estoy en mi luna de miel. Con mi esposa. - enfatizo volteado y buscando a Sanem. Sus ojos están más grandes que de costumbre. La ayudo a subir para presentarla.

- ¡¿TU ESPOSA?!- casi grita. Había olvidado que Elif no tiene ningún filtro.

- Si... Sanem, ella es Elif, una amiga- ambas se saludan con las manos. Elif tiene una ceja tan alzada que casi sale de su cara. - Elif, ella es Sanem... mi esposa.