"Vuelo del fénix y el albatros/ Sueño cumplido/ Un final que sabe a por siempre"

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Capítulo 51 (perspectiva de Sanem)

Parte 20 “El vuelo del fénix y el albatros/ Sueños cumplidos/ Un final que sabe a por siempre”

Toda despedida siempre era triste. Esta tenía un sabor de cierta manera agridulce, pero al mismo tiempo era necesaria; la brisa de un verano que se acaba sopla a través de mi cabello llevando el olor de los árboles, las flores, la comida y la calidez familiar en un remolino brillante que envuelve este momento. Me siento un poco nostálgica, era un día de recuerdos que nacieron en esta casa y ahora tienen un cierre. No era tan malo como parecía, Can y yo lo habíamos discutido por mucho tiempo, pero ahora que estaba sucediendo sentía como se acumulaban lágrimas en mis ojos. El cierre de una etapa y el inicio de una.
No podía hacer nada contra eso, era una madre después de todo, una madre con el corazón oprimido que no quería dejar a sus pequeños polluelos a pesar de que estos ya no eran más unos bebés… en mi mente aún podía escuchar esas risas cantarinas, esos besos húmedos o esos llantos estridentes que me partían el corazón. Ellos habían crecido, pero en mi mente aún los veía como si en cualquier momento fueran a caer y yo tendría que aventarme para rescatarlos.
Veía toda la escena frente a mi como si de una película se tratara, solo era una espectadora de lo que sucedía sin intervenir directamente en ello. Can cargando a la pequeña Zeynep que no deja de abrazarlo y poner dulce en su boca, Yildyz y Deniz recogiendo la mesa entre risas y bromas, Ates molestando a Demet para hacerle cosquillas y Can solo riendo de las ocurrencias de sus hermanos desde una distancia segura donde no lo ensuciaran. Parecía solo ayer cuando todos eran pequeños y nuestra vida una locura, parecía solo hace cuestión de minutos que mis niños eran solo eso, niños que jugaban, reían, lloraban, brincaban y corrían por todos lados manteniéndonos tan ocupados que no nos permitían recordar nuestra vida antes de ellos, pero ahora, ya eran unos adultos que habían abierto sus alas y emprendieron su vuelo.
Mi corazón dolía de felicidad, bajo la mirada para secar mis lágrimas con el dorso de mi mano. Recuerdo todos esos momentos con mi hermosa familia, como luché por llegar hasta aquí con uñas y dientes porque este era mi sueño, esta familia que ahora iniciaría otra etapa. Los iba a extrañar muchísimo, sabía que iba a acosar a cada uno con llamadas al principio para asegurarme de que estuvieran bien, que comían adecuadamente o que se iban a la cama temprano. Siempre serían mis bebés.
- ¿Mamá, estás llorando? – levanto la mirada. Can se sienta frente a mi tomando mis manos que acabo de colocar en la mesa. Una mirada preocupada adorna sus profundos ojos.
- Sabes cómo es tu madre, una sensible… - respondo parpadeando rápidamente para evitar que me salgan más lágrimas. No quiero que suelte mis manos así que se las acaricio.
- Mamá por favor no te pongas así, papá y tu necesitan esto. Estaremos bien. – me sonríe. Era tan parecido a su papá… si a su padre le gustara usar trajes y zapatos de piel; tenía toda la cara de Can, pero vestía como su tío Emre.
- Es difícil, ¿sabes? Alejarse… - le confieso observando a la familia. Ates corría con la pequeña Zeynep en sus hombros mientras Deniz le daba un masaje a Can, Demet sentada en el suelo reía mientras Yildyz toma fotos del momento riendo también.
- Mami, - me susurra acercándose a mi – estaremos bien. Nos cuidaremos entre nosotros y sabes que Yildyz estará al pendiente, es como una mamá gallina. De hecho, es peor que tu algunas veces.
Me río del comentario. Desde que nacieron los gemelos, Can y Demet, Yildyz había tomado su papel de hermana mayor muy en serio, ahora que era la única casada, era más fácil que ella regañara a sus hermanos que yo.
- ¿Me prometen que se cuidaran? – le pido con una sonrisa. De mis cinco hijos, Can era el más tranquilo y recto, pero alguien que se prestaba mucho para platicar, pero sobre todo para escuchar, era de esperarse que fuera abogado.
- Claro que si mamá, - me asegura con un abrazo – llevaremos la agencia y la empresa de cremas junto con las fundaciones. Tampoco dejaré sola a Demet, le guste o no iré con ella a esa audición. No sé de dónde saco tu hija que quiere ser actriz, te dije que no debiste dejarla ir a estudiar a Rusia, primero bailarina y luego actriz, ¿que sigue después? ¿Modelo? El frio le congelo la razón.
- Hijo mío no hables así de tu hermana – le reprocho con una risa soltándolo – así somos las mujeres Divit, podemos cumplir muchos sueños al mismo tiempo. Pero, aunque me tranquiliza que no la dejaras sola, te pido que no te obsesiones con el trabajo, será pesado para ti manejar las empresas y la firma…
- Mamá, sabes que soy un muy muy buen abogado. Entrene con el mejor así que puedo manejarlo perfectamente y si algo sale mal, hay cinco de nosotros. Lo solucionaremos, además papá y tu han trabajado mucho para nosotros, les toca descansar… - me da otro abrazo.
- Mami, ¿estás llorando? ¿Porque haces llorar a mamá Can? – Demet me abraza por la espalda y me da un beso en la mejilla. Can simplemente le alborota el cabello.
- Siéntate cariño… - le digo. Se sienta del otro lado de la mesa.
- ¿Saben que día es hoy? – les pregunto. Ambos se dan una mirada, por sus caras sé que no tienen idea de lo que hablo. Sonrió.
- Hoy, hace casi 30 años que entre a trabajar en la agencia… - les comento.

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