El traqueteo de la carroza despertó a Tony Stark, quien se había arrellanado en una esquina. Por las cortinas que cubrían la ventana, se filtraba un poco de la luz pálida de la luna. Con un suspiro se reacomodó con la esperanza de volver a dormir, al mismo tiempo, tiró de la manta para arroparse un poco más. El movimiento empujó la botella vacía de whisky que había llevado consigo. Tony la vio rodar por el piso sin romperse y dejó escapar otro suspiro. Cerró los ojos y escuchó el trote de los caballos, el avance de las ruedas de su transporte, el cómo éstas aplastaban la tierra seca y fría debajo; y al aullido de un lobo en la distancia.
—Argg—abrió un ojo y se enderezo de nuevo en su asiento. Maldijo por lo bajo y apartó la cortina de la ventana para otear en el paisaje agreste que se extendía frente a él.
Se dirigía al oeste con rapidez, como si tuviera una mecha detrás de él. Bueno, era así, más o menos. Bajó la cortina, se movió hasta el otro lado de su cabina y corrió la ventanilla que lo comunicaba con el conductor.
—¿Falta mucho? —preguntó con voz ronca y dando cuenta, por primera vez, del amargo sabor en su boca.
—¡Estamos a unas cuantas millas, señor! —gritó el hombre en el pescante, para hacerse oír—. ¡Pero nos llevará toda la noche! ¡Tal vez será mejor parar en alguna posada!
—¡No! —gritó Tony, a su vez—¡Debemos darnos prisa!
Tras eso cerró la ventanilla y regresó a su asiento. En la pequeña maleta, que llevaba consigo, tenía un repuesto para su botella de whisky ahora vacía. Con el primer trago se le calentó el cuerpo. Volvió a la ventanilla y le ofreció un trago a su conductor.
—¡Gracias, señor!—gritó éste sin mostrar intención alguna de devolverle la botella.
Tony no la exigió de vuelta, mientras eso le asegurara la marcha nocturna, no le importaba demasiado; aunque no pudo dejar de lamentarlo. Pensó que sus amigos habrían estado contentos, después de todo, la bebida había sido lo que lo había hundido y llevado a tierras recónditas.
***
—No deberías irte—masculló su mejor amigo.
Rhodey era un hombre fornido y libre, que se negaba a abandonar el norte por aquello de que el ánimo esclavista estuviera todavía exaltado en otras tierras. De no ser así, probablemente lo habría acompañado.
—Estaré bien.
—No, no estás bien—le indicó Pepper.
Ella era una hermosa e inteligente pelirroja, quien, hasta ese momento, no sólo había sido su amiga, sino también su secretaria. Estaba casada con uno de los colaboradores de Tony y jefe de seguridad de su empresa también, un buen amigo suyo, al que llamaba Happy.
—Si te quedas, tal vez podríamos solucionarlo—indicó éste último.
Pero Tony estaba decidido, se iría y nada lo haría cambiar de opinión.
—Es lo mejor—aseguró al cerrar su maleta y ponerse el sombrero—. Ya no tengo nada aquí.
—Debe haber algo ilegal en todo eso, si tan sólo pudiéramos demostrarlo—insistió Pepper, persiguiéndolo por el pasillo que daba de su habitación al vestíbulo de la casa.
—Ese es el punto: no lo hay. Es sólo...
Tony hizo una pausa al pasar por la sala, se detuvo y caminó hacia el mini bar. Las botellas de cristal con sus líquidos ambarinos le atrajeron cual imán. Abrió uno de los estantes y tomó una botella de whisky. Rhodey le sujetó la muñeca.
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1872
FanfictionTony es un alfa que lo ha perdido todo y en su desesperada huida de sí mismo, llega a un pequeño pueblo en el oeste, donde conoce a un omega que es todo, menos el prototipo de omega; y quizá, sólo quizá, el amor de su vida. #SpecialStonyChristmasDa...