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Lobo rojo se apoyó en los barrotes de su celda y miró al sheriff, quien estaba sentado tras su escritorio con aire pensativo, mientras jugaba con su navaja retráctil.

—Sabe que esto no se quedará así, ¿verdad, sheriff?

Steve asintió y suspiró.

—Sólo quería mantener la paz de Timely. Pero esto se está saliendo de las manos.

—Roxxon hará algo, cuatro de sus hombres, aunque indirectamente ya que respondían a Fisk, están muertos.

—Más que eso—dijo Steve y clavó la navaja en la mesa, pero más que en ella,  en un mapa que había desplegado en él—. Son las minas.

—¿Las minas?

Steve asintió, era sencillo, las minas de plata Roxxon del otro lado del río Kirby tenían especial interés para el gobernador. Era por todos sabido que era necesaria el agua para la industria minera, pero la presa era, también, una medida de presión.

—Dime, Lobo Rojo, ¿no le han prometido a tu pueblo agua a cambio de su trabajo en las minas?

El indígena asintió.

—Pero no somos esclavos.

—Hoy en día nadie lo es, pero a falta de ello, que mejor que la presión. Por supuesto, también se trata de una manera de exterminio.

—Hombre blanco, debes soltarme.

—No todavía. Volar la presa no era una solución, iremos con el juez esta tarde.

***

Tony depositó la moneda en la ranura de aquella máquina que había puesto frente a su taller al cual había nombrado T. Stark Empresas, lo había considerado como una manera de empezar de nuevo. El monigote dentro de la cabina de cristal se movió y pronunció:

—"Aquí está su visión del futuro cortesía del mejor inventor del mundo, Tony Stark"

Salió un pequeño papel y Tony lo tomó sin leerlo.

—Ve, es algo muy divertido y muy eficaz—dijo. Estaba tratando de venderlo al casino, pero si no se daba esa pequeña transacción, lo conservaría, seguramente ganaría un par de dólares, suficientes para una botella de whisky nueva.

—Oh, me interesa, pero no lo sé, señor Stark.

—No sabe ¿qué?

—Si el alcalde Fisk lo apruebe.

—¿Y para que necesita su aprobación?

—Señor, ya sabe que nada aquí se mueve sin que él lo quiera.

—Yo conozco un hombre que no le tiene miedo.

—¿El sheriff Rogers? Oh, señor Stark, es hombre muerto.

Tras decir esas palabras el hombre se marchó arrastrando los pies y levantando el polvo de la calle. Tony rodó los ojos y sólo por curiosidad alisó el papelito de su predicción.

"Hoy no será un buen día"

—Ya me di cuenta—murmuró y se encogió de hombros—, nada que no arreglen unas copitas.

A lo lejos se escuchó el pitido del tren que llegaba a la estación de Timely.

***

Steve abrió la celda de Lobo rojo y lo esposó. Era el momento de llevarlo a la casa de justicia y que el juez lo viera y decidiera. Cuando caminaban hacia dicho lugar, vieron un caballo que se acercaba a ellos rápidamente. El sheriff reconoció al hombre sobre el caballo.

1872Where stories live. Discover now