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Tony no dijo nada respecto a la marca que había descubierto en el cuello de Steve. Se levantaron de la roca y se vistieron. Tony aparentó que todo estaba bien, pero no pudo evitar distraerse de vez en vez en sus pensamientos y causar intriga en Steve. 

Varias veces, el omega, se preguntó si Tony no se había arrepentido de lo que había pasado, después de todo, era un alfa. ¿Qué había dicho Tony sobre el orgullo de un alfa? Se sintió mal, no quería incomodar a Tony con sus deseos prohibidos. Sabía bastante bien que no era lo correcto, la naturaleza había dictado algo, ¿quién era él para contrariarla? Tampoco dijo nada, procuró no pensar en ello, necesitaba volver a enfocarse en encontrar a Natasha y a Lobo rojo. Pero sabía, en el fondo, que sólo podía hacerlo porque había dejado de pensar en tener sexo. Ciertamente, su celo se había apaciguado con aquel encuentro y podía seguir adelante. Tenía que concentrarse, puesto que ya tenían muchas horas de retraso, y a ese paso el atajo del cañón no serviría de mucho.

***

Lo peligroso del cañón residía en su relieve accidentado, en los desniveles y en las rocas que tapaban el paso. Costó trabajo mover la carreta de Tony por aquel agreste paisaje, pero se la arreglaron un par de veces, gracias a las invenciones del mecánico, quien se las ingeniaba con palancas, planos inclinados y poleas para salir de los atolladeros. Esas ultimas le permitieron subir la carreta con todo y su carga, por un camino difícil, incluso, a lomo de caballo, justo en la salida del cañón. Steve subió con los caballos primero y le ayudó a armar el sistema con el cual éstos mismos ayudaría a subir la carreta.

Los dos trabajaron en armonía, como si realmente no tuvieran dudas en sus mentes sobre el otro y sí mismos. El tramo que les faltaba era más sencillo, bastaba con pasar el puente que atravesaba el río y a unos kilómetros estarían las minas. Pero no llegaron a éstas, a la mitad del camino descubrieron a Lobo rojo colgando de los tobillos en un árbol. Estaba inconsciente y maniatado, le habían abierto la piel en algunas zonas, donde la sangre ya estaba coagulando.

—Querían que se lo comieran los lobos—explicó Steve, cuando lo bajaron y echaron agua en el rostro para despertarlo.

—Supongo que lobo no come lobo—dijo Tony.

—No despierta—dijo Steve—... no sabemos cuánto tiempo estuvo así.

Tony suspiró, eso apuntaba a tragedia, entre otras cosas porque...

—No está Natasha—observó Steve preocupado, pero no pudo hacer nada más que esperar a que el indígena se recuperara, para que éste les diera razones de la chica.

Lobo rojo recuperó la consciencia poco después y contó que habían sufrido una emboscada de varios hombres poco después de cruzar el río. Lo noquearon y subieron al árbol, a Natasha la maniataron y se la llevaron. Por lo que pudo escuchar en un lapso que recuperó la consciencia, se dirigían de vuelta a Timely, pero lo que era más abrumador fue lo que escuchó del mismísimo gobernador, quien al parecer estaba ahí.

—Roxxon quiere borrar todas sus huellas aquí, eso incluye las minas y a Timely.

Steve respiró profundo.

—Seguramente se está corriendo la voz de sus manejos sucios en el Valle de Doom. No le conviene ser descubierto, si quiere mantener su carrera política como hasta ahora.

Lobo rojo bebió un trago de agua que Tony le ofreció.

—Lo siento, Sheriff, creo que no he podido hacer honor a su estrella.

—Claro que sí, amigo—contestó Steve—. Pero aún tenemos trabajo que hacer.

El indígena asintió.

1872Where stories live. Discover now