12.Lunes, Charlotte, líquido verde.

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Lunes, nuevo día, nuevo comienzo de semana.

Me levanto, como habitualmente, aunque un poco más temprano, paso de que vengan a aporrear la puerta como las veces anteriores. Nada más levantarme, me visto, me peino y me aseo. Después bajo a desayunar, y allí están algunos de los chicos.
 

—Buenos días.—digo entrando por la puerta de la cocina.

—Hola pequeña.—Cameron toca mi cabeza.

—Que yo mida, un metro setenta y dos, y vosotros me saquéis más de una cabeza, no implica que sea pequeña.—digo sin humor.

—Pero eres la más pequeña de todos nosotros.—comenta David.

—Sí, pero soy la más inteligente de todos vosotros.—imito la voz de David, mientras cojo mis cereales.

—Vaya, la señora ego.—habla Dean.

—Vaya, el señor míster caldo.—contraataco riéndome por lo bajo. Ha sido buenísimo, lo sé.

—La venganza cada vez está más próxima.—me guiña el ojo, y desaparece de mi vista.
 

Desayuno con normalidad, y con los berrinches de cada uno de los chicos, hasta que se hace la hora de irnos a la Universidad.

Me monto en el coche de Jake, junto a David, Thomas, Lukas y Noah. La señora Amparito está en el taller, echándose un nuevo tinte, el azul turquesa no le gustaba mucho.

Llegamos a la Universidad, allí están todos, incluida las Kappa Gamma. Amy, mi mejor amiga, está junto a ellas riéndose, no me presta atención. Sé que he estado un tiempo sin estar con ella ¿estará enfadada por eso? Ella no es así, tal vez está fingiendo delante de ellas. Intentaré hablar con ella después.
 
—¡Sam! ¡Samantha! ¡Deja de volar en unicornios!—me jala Drake.

—Con los unicornios no te metas.—digo amenazante.

—Como digas—alza sus manos en forma de derrota—El timbre ha sonado, debemos entrar.
 

Entramos y cada uno se destina a su clase. Estando en ella, mi nombre suena por megafonía ¿que hice ahora, dios? Como sea por pintar los coches, los mato.

Subo las 1789 escalones, de nuevo, hasta llegar a la última planta, al despacho del director, aún sigo pensando, el por qué lo han puesto en la última planta, pudiendo ponerlo en la primera, y no subir tantas escaleras.
Pensándolo bien, si subo estas escaleras una vez a la semana seguro que me pongo tan en forma como los chicos o más, ellos no soportarían subir tantos escalones.

En recepción está Bárbara, la secretaria.
 
—Hola Bárbara.

—¿Que te trae por aquí chiquilla?—dice como si fuese una persona mayor.

—Ni idea, he escuchado mi nombre por megafonía para venir y aquí estoy ¿sabes si he echo algo?

—¿subes si saber porque?—ella empieza a reírse —Pasa, el director te estará esperando.
 
El otro día, estaba amargada y ahora, está súper amable, menudo polvo debe haber echado.

Pico a la puerta del director, y escucho un «pase», por su parte. Abro la puerta, y allí están cada uno de los chicos de mi fraternidad ¿esto qué es? Antes de dar un paso en falso rezaré cuatro Ave María por si acaso.
 

—Hola señorita Holt.

—Hola señor director.—sonrío—¿Porque me ha hecho llamar? ¿Sucede algo?

—Ya me han comentado lo de...—enseguida le interrumpo, se ha enterado, me lo temía.

—¡Lo siento! ¡No era mi intención!—frunzo las cejas—No quería hacerlo, lo siento, lo siento de verdad.

¿En una fraternidad con playboys? [En proceso] #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora