23.Labios comestibles y enemigos

1.4K 73 6
                                    

—No debes que agradecerme nada.—Sonrío.

—Si, claro que si. Cuando viniste, nosotros éramos diferentes a lo hombres que nos has hecho ahora.—ríe.

—Bueno, hay algunos que están en proceso aún.—ruedo los ojos con diversión.—En realidad ninguno sois unos hombres, pardillos.—me río.

—Tu no eres como Char...—le interrumpo.

—No la nombres—alzo mi dedo índice—¿Enserio pensabas que yo sería como la perra esa? Que equivocación más grande.

—Eres mucho mejor.

Mis mejillas comienzan a arder.
—Tomate aproximándose.
-¡Qué vergüenza, Eustaquia!
—¡Libre soy! ¡Libre soy!

—Estas mejor sonrojada, que enfadada.—guiña su ojo y se levanta para irse.

—Espera—se frena—¿Porque tus cambios de humor son tan drásticos?—me rio.

—Tu haces que se alboroten, Holt.

—Oh vaya.—me rio por lo bajo.—Ahora es mi culpa.

Mira mis labios, y se que desea juntarlos con los míos.
—Tu deseas juntarlos con los suyos, estúpida.
-Es que míranos, tan... comestibles.
—¿Enserio dijiste comestibles?—empieza a reírse mi consciencia.
-¿Enserio dije eso?
—Menudo caso tenemos aquí.

El se va acercando, cuando está a punto de rozar nuestros labios, la puerta se abre de golpe y aparece tras ella David. Nosotros nos separamos.

—¡Tachán!—abre sus brazos.

—¿«Tachán» qué?—alzo ambas cejas.

—Sabía que iba a ver beso, y estamos en un establecimiento público, donde hay niños pequeños como Drake, tener un poco mas de respeto.

—Menudo cortarollos, Harris.—dice Dean rodando los ojos.

¡La gallina turuleca! Ha puesto un huevo, ha puesto dos a puesto tres...—canta después de cortarnos el rollo e irse—La gallina turuleca, ha puesto cuatro, ha puesto cinco ha puesto seis...—sigue cantando—¡Déjala a la pobrecita! ¡Déjala que ponga diez!

—¿Que le dais a David?—le pregunto a Dean  mientras bajamos las escaleras.

—Sobredosis de felicidad.—se ríe.


El día pasa con normalidad, y vuelve un nuevo día:Lunes. 

Los golpes en mi puerta, vuelven a aparecer, esta es mi familia, esos simios, son mis hermanos. Esos brutos que están tras la puerta, son mis queridos hermanos.

—¡Levanta el culo del colchón!—grita mi hermano tras la puerta.

—¡Déjame dormir!—pongo mi almohada encima de mi cara.

—¡Eso pasa por acostarse tan tarde ¿eh, Dean?!—dice mi hermano.

—¡Déjame dormir!—lo escucho desde su habitación.

—Tal para cual...—sin ver su rostro, se que Bruno ha rodado los ojos con diversión.

—¡Ya me levanto, ya me levanto!—digo.

Quito las sabanas de encima mía, y me aproximo al armario. Me pongo una camiseta básica, con unos pantalones negro rajados por las rodillas y una chaqueta de tono verde, me hago una coleta alta, y me maquillo un poco para quitarme la grandes y espantosas ojeras.

—¡Rubia en cinco minutos nos vamos!—me avisa Drake.

—¿Y dónde desayuno?

—No desayunas, haberte levantando antes querida.

¿En una fraternidad con playboys? [En proceso] #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora