En la vida se toman muchas decisiones, quizás malas, pero igualmente estas crean el camino de nuestra vida. Quienes seremos depende de lo que decidamos.
Sasuke está arrepentido de sus decisiones y, gracias a un error de Jūgo en un jutsu mítico, pued...
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Era el ambiente húmedo y lleno de muerte que recordaba. Parecía ser una nueva dimensión, opaca y tétrica. Casi salida de una película de terror.
Escuchaba solo el eco de sus pasos al pasearse por aquel pútrido pasillo, estaba exhausto y lastimado, y sus sentidos a penas y estaban funcionandole, su cerebro abrumado por lo que Naruto debía estar sufriendo, y su cuerpo resentido por el cansancio y las heridas.
Llegó a un cuarto, la puerta casi llegando al techo, de un material horrible y oscuro.
Allí solo había un hombre sentado en una silla, sus ojos amarillos brillando aún en la penumbra, estaban fijos en él. Como queriendo meterse bajo su piel.
Se sentía expuesto, pero a la vez era una sensación tan familiar que no podía estar tenso ante él. Había estado tanto tiempo con aquella persona, que se sentía aún más cómodo allí, que entre los aldeanos de Konoha.
Era enfermante el sentir que pertenecía allí.
Recibió algunas palabras alentadoras, pero no prestó real atención.
—Solo estamos usándonos mutuamente, así que no me interesa lo que tengas que decir.—murmuró, arrogante, por lo que recibió una mirada airada de Kabuto, pero los ojos de Orochimaru reflejaban fascinación.
Se retiró sin más que agregar, haciendo oídos sordos a las voces externas a las de su cabeza.
Siguió caminando en modo automático hasta la que sería su habitación, temporalmente, por lo menos.
Se recostó allí, en silencio.
Sentía que esta etapa iba a ser la más pesada y molesta. Un yunque tiraba de sus hombros en aquel momento, porque nadie allí sabía lo que les deparaba el futuro.
Ni sabían cuando morirían, pero él estaba haciendo lo posible para evitar la destrucción total.
Pensó positivamente, porque no tenía de otra.
Porque si sus pensamientos se hundían más, querría correr a los brazos de su Aldea, donde podría estar bajo la brillante mirada de su mejor amigo, donde sabría que no correría riesgos de momento, pero a la larga allí estarían, listos para morderles el culo.
Una vez ya había seguido adelante de esa manera, ahora podrían seguir adelante de igual manera, separados, esforzándose para lograr se más y más fuertes. Quizás, ahora, sus motivos sean otros, pero Naruto debería seguir arraigado a la idea de obtenerlo de vuelta.
O eso esperaba, desde su corazón.
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Abrió los ojos, y estos chocaron con el blanco techo. Recorrió las grietas que allí habían, mientras los murmullos distorsionados se aclaraban, y sus oídos se despejaban, aunque aún se escuchaba todo muy apagado.
