🍂 [05] 🍂

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Después de la "inesperada" visita de Manuel y de su pequeña charla que tuvo con Valentín, este decidió ir a la casa del morocho, en busca de resolver las cosas. Sabía que tenía que visitar a Mateo, pero aún con su entera convicción, no podía dejar de lado aquellas inseguridades que le atemorizaban, que lo hacían sentir nervioso y desconfiado, pero las palabras de Vainstein lo hicieron recapacitar un poco.

Así que cuando terminó de desayunar, si a un par de tostadas sin nada encima y una simple taza de café se le podía llamar desayuno, Valentín subió a su pieza, no sin antes hacer una nota mental sobre que tenía que hacer unas cuantas compras, cuando regresará de ver al rizado.

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Se dirigió al baño donde dejó que el agua fría recorriera cada parte de su cuerpo, relajando sus músculos, el ruido de la regadera era el único sonido que había en aquella casa. Cuando terminó de ducharse, salió con una toalla sujeta a su cintura, secando su cabello con otra, optando por ponerse una remera negra junto con unos pantalones deportivos.

Una vez listo tomó las llaves de su coche, notando como sus manos temblaban ligeramente, pero hizo todo lo posible para controlarse, cuando entró al auto arrancó y partió con rumbo a la casa de los Palacios.

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El transcurso del viaje fue silencioso, porque Oliva no se atrevió ni a encender el estéreo, ya que cada vez que viajaba con Mateo, este pasaba las estaciones hasta encontrar alguna de su agrado. Esto en más de una ocasión produjo una pequeña "riña" entre ambos, las cuales se arreglaban con unos cuantos besos y mimos.

Este pequeño recuerdo hizo sentirse nostálgico a Valentín, quien suspiró con pesadez ante esto y trato de seguir con normalidad su camino.

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Valentín apagó el coche una vez que llegó a la casa de Mateo, metió las llaves en su bolsillo y tomó un par de cajas de chocolates que había comprado en el camino, suspirando profundamente al ver como el momento que más temía había llegado.

Camino hasta llegar a la puerta, donde tocó el timbre en varias ocasiones, en espera a que alguien saliera a recibirle, siendo Emi, quien no disimuló su alegría al ver lo.

—¡Valetin! — grito el menor, lanzándose a los brazos del mayor.

—Hola enano. — Oliva saludo con cariño.

—¿Viniste a ver Mateo? — pregunto automáticamente.

—Si, pero antes quiero ver a tu viejo, ¿dónde está?

Emi tomó la mano libre de Valentín y lo guío hasta la sala, donde se encontraba Pedro, rodeado de varios juguetes, entre los que destacaban muchos cochecitos de colores.

—Papá, mira quien vino. — dijo el niño con una sonrisa.

—H-hola.— habló Valentín, sintiendo una fuerte oleada de nervios.

Palacios se levantó del sofá al verlo, y se dirigió hasta donde estaban ambos, su mirada era seria y fría, logrando que el rubio comenzará a pensar lo peor.

—Emi, ¿puedes dejarnos solos? — solicito Pedro a su hijo, quien sin pensarlo aceptó, pero antes de que se marchará, Valentín le entregó una caja de chocolates.

—¿Son para mí? — consultó el menor.

—Si. — afirmó Oliva.

Un "gracias" salió de la boca de Emi, quien se retiró hacia su habitación, dejando a solas a los mayores en la sala.

Valentín tenía que admitir, que esperaba algún tipo de reproche o golpe de parte del padre de su novio, pero nada de esto sucedió, solo se mantuvieron en un silencio bastante incómodo.

—P-pedro yo... lo siento. — susurro el ojiazul.

—¿Por qué? — preguntó el mencionado.

—Por no estar con Mateo, se que no soy el mejor novio, y se que actúe como un pelotudo, pero sinceramente no sabía cómo manejar la situación y...

—Vamos, no tienes porque mortificarse así. — lo interrumpió Palacios. —Sé que todo esto es complicado, pero lo importante es que al fin tomaste una decisión.

—¿Lo dices enserio? — dijo sin creérsela. —Es que pensé que me mandarías a la mierda. — confesó con nerviosismo.

—Lo hubiera hecho, pero Manuel me dijo que vendrías, así que me pidió que no fuera tan rudo con vos. — le informo con gracia.

—¿Entonces todo bien? — pregunto el rubio.

—Si. — afirmó el mayor.

—Si es así, ¿puedo ver a Mateo? – pidió después de aquella afirmación.

—Claro, solo trata de no abrumarlo tanto por favor. — Pedro le aconsejó.

Oliva asintió y sin perder más tiempo se dirigió hacia el cuarto del mencionado. Tocó pidiendo permiso para poder entrar, el cual obtuvo de inmediato, sintiendo su corazón palpitar y sus pupilas dilatarse al verlo después de mucho tiempo.

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|| ¿Me Recuerdas? : Truewos : FINALIZADA  : ✅✅ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora