Latidos del Corazón es la historia de Amaia Evans una chica que trabaja en una clinica donde se desempeña como doctora y enfermera ayudando a los más necesitados .
Jack Hilton es un hombre atractivo con una mente brillante siendo una eminencia en...
Necesitaba desahogarme y liberar las tensiones de la semana, acudí a un gimnasio privado cerca de la clínica.
Había conversado con Harold respecto a la velada de su cumpleaños, se disculpó por que percibió que no me había sentido cómoda.
Le comenté que pasé la semana con mucho estrés y me mencionó que tenían un gimnasio cerca de la clínica.
__ Amaia ese lugar lo compré hace unos años, actualmente está cerrado, no sé en qué condiciones se encuentra, te enviaré las llaves con el chofer.
Te hará bien ejercitar tu cuerpo y mente.
__ ¿Puedo ir sin ningún problema?.
__ Solo Jack y yo sabemos de ese lugar, tiene años cerrado.
__ Gracias Harold, sería ideal recuperar ese espacio.
__ Si te gusta y te sientes cómoda no tengo problema en que lo uses y lo acondiciones como creas conveniente.
__ ¡Perfecto! Así tendré una distracción para relajarme, ¿Jack no se molestará al respecto?
__ No te preocupes, yo me encargo de él, además desde que regresó no le interesó utilizarlo
__ ¡Ok! Si es así, estoy tranquila.
__ Espero que lo disfrutes, estamos hablando.
Me encontraba en el Gimnasio había un saco para boxear, era lo que necesitaba.
Luego de recorrer el lugar me cambié y comencé a ejercitarme, mientras estaba con la adrenalina al tope, sentí una presencia detrás de mí, mi reacción fue tumbarlo como defensa propia.
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__ Eres peligrosa Chupetica de ajo.
__ ¿Chicle amargado qué haces aquí?
__ Si no mal recuerdo éste es mi lugar favorito para liberar estrés.
__ Pero Harold me comentó que estaba abandonado, por eso estoy aquí.
__ He venido ajercitarme hace unas semanas y mi abuelo no lo sabe.
__ Si es así me retiro.
__ Todavía tenemos algo pendiente.
Jack:
Desde el regreso de Ivana sabía que me acosaría para acostarme con ella, por los años que nos conocemos he tolerado ciertas insinuaciones y comentarios que no me agradan y para evitar ser grosero, le hice entender que me interesa otra mujer.
Mi nivel de estrés se desató y comencé a ejercitar mi cuerpo en un gimnasio cerca de la clínica. Mi abuelo lo había comprado para mí en mi juventud y hasta el sol de hoy ha sido mi lugar privado.
Cuando ingresé escuché ruidos y fui precavido en averiguar quién había invadido mi espacio.
Al ver el cuerpo de una mujer boxeando en el saco imaginé de quién se trataba.
