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Eran al rededor de las dos de la mañana. Renjun no podía creer que ya llevaran tanto tiempo de esa forma. Esa tarde, luego de esperar a que los dos menores volvieran, el grupo había vuelto al hostel para bañarse y luego salir a comer. Habían cenado entre risas y momentos tiernos de amistad en una linda pizzeria cerca de la playa. Cuando de hizo la una de la mañana decidieron que era hora de volver.

En el hostel cada uno se dirigió a su habitación. Chenle se quedó dormido apenas se apoyó en la almohada, por otro lado, Jaemin aún se mantenía con energías, así que cuando Renjun se acostó lo primero que lo recibió fueron unos fuertes brazos. Durantes toda esa hora solo habían estado abrazados haciéndose mimos. Renjun sentía sus parpados pesados, pero le era imposible dormirse cuando esos cabellos rubios junto a él lo tenían tan entretenido.

Jaemin acariciaba con delicadeza el pequeño cuerpo entre sus brazos. Le encantaba. Comenzaba su recorrido en la suave espalda, luego pasaba a sus largas piernas —aunque nunca se perdía del abultado trasero tampoco—, de ahí viajaba a su plano torso y su pequeña cintura. Terminaba siempre en sus delgados brazos y tomando sus manos.

Mientras Renjun sentía esas delicadas manos recorrerlo con dedicación, él peinaba y acariciaba la cabellera rubia de su amigo. Sus dedos se deslizaban por las suaves hebras doradas de forma satisfactoria. El olor a fresas del shampoo con el que el menor se bañaba relajaba a Renjun de sobremanera.

–Eres perfecto– Renjun bajó la vista para encontrarse con la amorosa mirada de su menor. El chino sonrió enternecido –No puedo evitar tocarte– Jaemin lo sostuvo contra su pecho con desesperación. –Te quiero cerca– Renjun se sonrosó y se acurrucó en el cuello del rubio.

–Buenas noches– para ahorrarse otro sonrojo el mayor decidió que era hora de dormir y cerró los ojos decidido. Jaemin, quien presintió las intenciones del más bajo, pensó en una forma de terminar bien la noche. Con una sonrisa y un movimiento rápido plantó un pequeño beso en los suaves cabellos de su amigo.


[...]


Los días habían transcurrido con calma llenos de diversión. El grupo se había mantenido junto todo el tiempo y de esa forma los problemas se quedaron guardados para más tarde. Ese era técnicamente su último día. La mañana siguiente debían volver para poder ir a clases luego. Las vacaciones habían transcurrido tranquilas, no se quejaban, pero tal vez alguna cosa más no haría mal.

–Buenos días– un grupo de chicas, todas luciendo bikinis blancos, se acercó a ellos. Renjun las analizó atentamente y sintió sus celos arder cuando notó que muchas de ellas miraban a Jeno y Jaemin de más. También vio que algunas miraban a Mark. Se entristeció cuando buscó a Donghyuck con la mirada y no vio en el ni una gota de celos. Su atención volvió adelante cuando escuchó de nuevo la voz femenina. –Hoy a la noche se hará una fiesta aquí en la playa. Todos serán bienvenidos si quieren venir.

–Claro, gracias– Jaemin sonrió coqueto hacia la chica y extendió la mano para que ella pudiera darle el folleto con la hora y el lugar. Jeno y Renjun vieron la escena algo enojados.

–Nos vemos– todas saludaron sonrientes y comenzaron a alejarse excepto una que miró a Jaemin mordiéndose el labio inferior y se acercó a él peligrosamente.

–Espero verte hoy– Jaemin sonrió brillante y miró a la chica de pies a cabeza –Por si quieres buscarme– la chica le extendió un pequeño papelito que parecía contener su número de teléfono –Soy Hye.

–Jaemin– la chica se fue felizmente y Jaemin la vio irse de la misma forma. Renjun, que apenas controlaba sus celos se acercó al sonriente rubio a paso lento.

AmbosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora