El olor a sal proveniente del océano inundaba sus fosas nasales de forma exquisita. Todos corrían libremente con el sol a sus espaldas dándoles una sensación veraniega.
Renjun caminaba atrás del grupo lentamente tratando de apreciar la forma reconfortante en que sus pies se hundían en la suave arena. El chino avanzó con una brillante sonrisa hasta el lugar donde sus amigos empezaban a acomodarse colocando sombrillas, lonas y la gran cantidad de comida que habían comprado durante el camino.
–El mar esta hermoso– el chino menor hablaba emocionado. Sus shorts ya se encontraban mojados, comprobando que ya había sentido el agua. –¿Quien me acompaña?
Todos lo siguieron felices hasta el mar comenzando con una divertida pelea. Empujándose entre todos, formando equipos para mojar a otros. Fue un tiempo increíble entre amigos que todos deseaban nunca acabará.
La playa fue llenándose de a poco, pero a ellos no les importaba. La gente los miraba, algunos extrañados por el griterío, otros divertidos por sus juegos, de cualquier forma los chicos no podían pasar desapercibidos para nadie.
Pasaron un largo tiempo jugando en el océano, solo se dieron cuenta de la hora cuando sus estómagos comenzaron a quejarse pidiendo alimentos.
–Me muero de hambre– el grupo salió todo junto y comenzó a buscar comida entre las bolsas que tenían.
El almuerzo terminó siendo una mezcla de comidas coreanas y de todo el mundo que probablemente luego provocaría algunos dolores, pero ninguno pensaba en eso. Entre risas y chistes malos, la comida fue desapareciendo. Cuando terminaron, ya algo cansados, cada uno se dedicó a hacer distintas cosas.
–¿Alguien para tomar sol conmigo?– Donghyuck se acercó a su amigo chino y ambos se recostaron boca abajo al sol sobre sus mantas.
–¿Jugamos fútbol?– Jeno propuso emocionado. Jaemin se unió feliz sabiendo que sería bueno en el juego. Mark, algo decaído por ser el único que no jugaba bien el deporte, se unió de todas formas.
–Nosotros iremos a caminar– Jisung anunció señalándose a si mismo y a Chenle, quien ya se había preparado para una caminata larga bajo el sol con unas gafas negras y una gorra del mismo color.
–Bien, nos vemos.
–No vuelvan muy tarde– los dos menores saludaron y se dieron la vuelta comenzando su caminata y acercándose a la orilla mojada para ir más cómodos.
–Empecemos– Jeno corrió con la pelota hacia una lugar vacío lo suficientemente grande para jugar y los otros dos lo siguieron.
Renjun, aunque algo adormilado, miraba como sus dos chicos se lucían. Ambos se movían ágilmente con la pelota llamando la atención de varias personas. Sus torsos marcados se lucían a la luz del sol con algunas gotas de agua —y también sudor— recorriéndolos y haciéndolos brillar aún más.
El chino gruñó bajo al ver a todas esas chicas mirando lo que era suyo. También se sentía algo apenado por estar celoso, y aún más por estar celoso, no de uno, sino de dos chicos. Gruñó un poco más alto cuando una rubia de bikini rosa revelador con sonrisa presumida se acercó a hablarles. Por suerte la habían rechazado, haciendo que el castaño sonriera con suficiencia.
–¿Acaso pude haberme enamorado de alguien más idiota?– Donghyuck miraba como Mark corría de un lado al otro tratando de sacarles la pelota a los otros dos chico que, se notaban, estaban en un nivel más avanzado que él. El canadiense hacía ruidosos extraños de decepción cada vez que algo no le salía. Donghyuck rió –¿Cómo pude enamorarme justo de él?
Renjun prestó atención a la situación curioso. Sabía de sobra que algo malo había pasado entre esos dos pero nunca se había atrevido a preguntar.
–Ya me cansé de hacer suposiciones– Donghyuck se revolcó en la arena sonriendo –cuéntame– el rubio negó aún con una sonrisa y comenzó su relato.
En todo momento el chino prestó atención a lo que decía su amigo. Sabía que a Donghyuck no le gustaba ser interrumpido así que se guardó todas sus dudas y opiniones para el final. Una vez la historia terminó, Renjun hizo esa pregunta que le venía carcomiendo la cabeza desde el comienzo.
–¿Y por qué lo rechazaste?– Donghyuck sonrió de nuevo mirando a Mark.
–Porque soy muy imperfecto– el chino se sorprendió ante la respuesta. Nunca hubiera imaginado que su amigo fuera inseguro sobre si mismo.
Donghyuck se tomó unos minutos para apreciar a Mark de nuevo. Su hermosa sonrisa brillaba con el sol. Su piel blanca resaltaba incluso con esa playera de color tan claro. No lucia ningún músculo —aunque bien sabía el coreano que tenía— mostrando su lado inocente y humilde. Su cabello desordenado lo hacía ver tierno. Donghyuck volvió a sonreír tristemente viendo a las chicas a su alrededor mirando al canadiense.
–El no merece a alguien tan desastroso como yo. No estoy a su nivel. No creo nunca poder sentirme al nivel para caminar de la mano con él. No importa cuanto duela.
[...]
Los dos amigos caminaban a la par en un agradable silencio. Ambos caminaban con una pequeña sonrisa mientras apreciaban el paisaje. De vez en cuando, Jisung desviaba un poco la vista para poder ver al chico junto a él.
Desde el primer día ellos habían sido amigos. Se querían tanto que ni siquiera ellos mismos sabían cuanto. Y tal vez eso empezaba a complicar las cosas. Desde hacía un tiempo Jisung había empezado a sentirse extraño junto al chino. No era malo, solo era demasiado. Era como si su antiguo amor de amigos se hubiera multiplicado por mil y se hubiera convertido en algo abrumador.
De cualquier forma, el menor no podía evitar sentirse así por su amigo. Cada vez que podía se acercaba. Podían llamarlo exagerado, pero él no podía pasar ni un segundo lejos del rubio más bajito.
Chenle notó la fuerte mirada en su nuca y sintió sus mejillas arder. Sabía de sobra que Jisung lo miraba. Últimamente lo había atrapado viéndolo más de lo común. En el fondo, sabía lo que significaba, y también sabía lo que él quería, pero por el momento seguiría negándolo y creyendo que era amor de amigos.
–Mira– el chino apunto con su dedo a un muelle más adelante –Apuesto a que llego antes– Jisung sonrió desafiante.
–1 dólar.
–Hecho. En tres
–Uno, dos... ¡Tres!– los dos largaron a la carrera riendo estruendosamente. Corrieron con todas sus fuerzas hasta mitad de camino. Chenle comenzó a cansarse y se sorprendió al ver que lo pasaban. No lo permitiría.
El bajito tomó de la remera a su oponente y lo tiró junto a él en la arena. Cayeron uno arriba del otro en la suave superficie. Chenle reía estruendosamente junto a Jisung, quien de a poco iba notando lo cerca que estaban.
Cuando la risa acabó ambos se quedaron cayados mirándose. Jisung se apoyó mejor con sus antebrazos aún sobre el chino. El rubio subió sus manos hasta el rostro de su amigo.
En cuanto Jisung sintió el contacto su corazón comenzó a palpitar desenfrenado. Chenle, por otro lado, sonreía tiernamente mientras acariciaba su mejilla.
–Park Jisung– Chenle se removió un poco bajo el cuerpo más alto –me debes 1 dólar– el menor miró incrédulo y comenzó a reírse provocando que el otro lo imitara. Con una sonrisa de rendición el menor se tiró en la arena junto a su amigo dejándolo libre de su peso.
Se quedaron de esa forma por un tiempo, solo mirando el cielo, relajándose. Pero en ningún momento dejaron de sentir la presencia del otro, la necesitaban para estar seguros.
Chenle giró su rostro para poder mirar al chico a su lado. Se emocionó un poco cuando una pequeña idea cruzó su mente. Con una sonrisa tímida se estiró lo suficiente hasta estar casi pegado a su amigo. En un movimiento rápido posó sus labios sobre una de las mejillas del coreano.
Jisung abrió los ojos con sorpresa, pero no tuvo tiempo de hacer ningún movimiento. Chenle se puso de pie inmediatamente después y lo miró desde arriba con una sonrisa. Ahí fue cuando Jisung lo entendió. No había absolutamente nada que decir, esa era su forma de hacerlo y así lo lograrían. Continuaron caminando, solo que esta vez ya estaban volviendo. Un hermoso silencio los acompañaba formando un momento mágico.

ESTÁS LEYENDO
Ambos
FanfictionLa vida de tres estudiantes de preparatoria da un vuelco cuando se encuentran. Renjun, Jaemin y Jeno saben que tienen una conexión, pero ninguno de los tres cree posible amar a dos personas a la vez. Tal vez sus ideas cambien un poco a medida que se...