Capítulo 25:Huída bajo la lluvia

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Laila y yo corrímos lo más rápido que pudimos hacia dónde se encontraba la bicicleta.Laila tenía dificultades,ya que caminando descalza mientras llovia no era una buena combinación,pero la agarraba con todas mis fuerzas del brazo izquierdo y la tiraba hacia mí como si la vida me fuese en ello.Mientras,el misterioso y amenazante motorista,mantuvo girado el acelerador durante unos segundos,y cuando Laila y yo estuvimos a punto de cruzar la calle hacia el otro extremo,soltó el acelerador y se impulsó hacia nosotros con gran velocidad.Me temía lo peor,y con cara de terror miré a Laila,seguidamente,la agarré de ambas manos y me lancé con ella hacia un callejón cercano que estaba justo al lado de nosotros.Ambos caímos al suelo,pero conseguimos librarnos de la fuerte embestida que ese loco motorista nos iba a proporcionar.Seguí agarrando a Laila y corrímos por la larga y estrecha callejuela que se abría a través de las fábricas que allí se encontraban.El motorista debió quedarse sorprendido al ver nuestra "táctica",tanto que por el momento no lo veíamos.A este paso pensaba que hasta el último momento,incluso con Laila ya rescatada y sana y salva,quizás no saldríamos de allí o saldríamos de allí peor de lo que entramos.Mientras nos pies chapoteaban en los grandes charcos que se extendían en la callejuela y tras  correr a velocidades vertiginosas,llegamos al final de la callejuela,salímos,miramos a la izquierda y allí se encontraba la brillante bicicleta roja,que por suerte poco se había empapado.Laila,que me miró desconfiada,preguntó:

-¿Iremos ahí los dos?

-Sí,cabemos los dos-dije desconfiado de mí mismo,pero con un poco de seguridad en mi interior-vamos,si queremos salir de aqui mejor demonos prisa.

Corrimos hacia la bicicleta,me senté yo primero y cogí el manillar seguro de lo que estaba haciendo,y le indiqué con un gesto con la mano derecha a Laila(la cuál aún no estaba convencida de lo que yo estaba haciendo)que subiera.

-Rápido Laila,confía en mí,si quieres salir de este lugar lo más rápido posible,no te queda otra.Sube.

Parecí convencer a Laila,se subió rápidamente a la bici justo detrás de mí,en el mismo y único asiento de la bicicleta.Tras esto,notaba bastante que la bici llevaba más peso que el único que había llevado en casi toda la semana,por lo que la velocidad se podía ver perjudicada.Pero tampoco me preocupaba demasiado,sabía perfectamente en que podía confiar en esa bicicleta y que esta podía hacer milagros.Le dije a Laila confiado:

-Agarrate bien a mi,con los dos brazos.

Laila me agarró fuertemente por debajo de los dos brazos y así también me compartió un poco del calor que ella tenía,lo podía sentir y lo necesitaba con el gran chaparrón que nos caía.Empecé a mover los pedales,pero nada más empezar a hacerlo por detrás,muy al fondo de aquella calle,apareció al que parecía que le habíamos perdido la pista,sí,el motorista,otra vez.Laila gritó mi nombre nerviosa y me llevé la mano a la cara pensando en que esto sería otra persecución que podría ser que acabase en tragedia.Todo ahí estaba permitido,pero suspiré fuertemente.Si había conseguido zafarme de un grupo de chavales,esta no era la excepción.Más peso en la bicicleta,una persona más en ella,a la que todavía debía escoltar hasta su casa para que llegase sana y salva a ella.Era todo un reto,pero se podía hacer.Giré mi cabeza una vez para ver la amenazante figura del gran motorista que tan solo era una sombra que se levantaba sobre el fondo de la calle.Puse mis pies en posición en los pedales y,seguidamente comencé a pedalear todo lo rápido que pude.Lo que más preocupaba era la rampa de salida por la que tuve dificultades al entrar,espero que no me cayese ni por el estilo.La visualicé al final de la calle,por lo que pedaleé para asegurarme de que el motorista no nos pillara en tan solo el primer tramo,pero se había quedado allí,en el fondo de la calle,sin hacer ningún tipo de movimiento,parecía como si la mismísima muerte nos estuviese dando ventaja.Llegué a la rampa,metí la bicicleta con cuidado,y en eso en lo que llegué a ella,el motorista ya empezó a accionar el acelerador y consecutivamente,se impulsó hacia nosotros.Me dejé llevar por la bicicleta y por toda el agua acumulada en aquella rampa y la bicicleta bajó rápidamente impulsada por todo ese agua.Es la primera vez que me sentía así de nervioso,con toda esa adrenalina metida en el cuerpo,teniendo que sacar de allí a alguién más la preocupación de huír también de un loco con una moto que quién sabe que es lo pretendía hacernos.No podía parar la bicicleta y ya se oía la turbina de la moto acechante desde arriba de la rampa.Decidí intentar despistar al motorista(que aún no había bajado de la rampa)desviandome por la calle de la derecha.El motorista bajo cauteloso la rampa, y no llegamos a perderle el rastro cuando ya nos habíamos desviado y yo seguía pedaleando a lo loco.Laila gritó,desesperada:

Un viaje inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora