Capítulo 27:Despedida

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Mientras manejaba la bici en dirección hacia el piso que toda esa semana me había hospedado,estuve observando cómo la luz del sol resplandecía y se reflejaba brillantemente en el mar.Naturalmente,como ya fue contumbre durante toda esa semana,pensé.Pensé en todo lo que había ocurrido esa semana,algo muy parecido a una película,sí.Había conocido a la chica de mi vida,lo pasamos bien hasta el momento en que empezaron los problemas con unos zumbados, y finalmente pudimos volver a encontrarnos,Laila y yo.Muchas dudas aún me rondaban por la cabeza pese a que todo eso hubiera acabado:¿Como era posible que me hubiese salvado de todos esos riesgos que corrí de posiblemente haber muerto?Quizás fuese ese el verdadero poder del amor y de poder volver a conseguir algo que injustamente te habían quitado de las manos.Puede ver más que nunca las injusticias que este mundo trae consigo,como secuestrarón a Laila sin ningún motivo,como justamente la policía de Torrevieja estaba esa semana cerrada,etc...Pero también aprendí que las cosas,si uno se las propone,por muy difíciles que sean,se pueden conseguir.No me quejo,viví momentos de alegría,terror y momentos de tensión.Alegría por haber pasado muy buenos momentos con Laila,terror por la mismísima muerte(¿quién lo iba a decir?) y momentos de tensión y nerviosismo en los que podía pasar una cosa y la otra,nunca se sabe que te va a dar u ofrecer esta vida.Por mi parte,ahora me sentía bien de que todo esto hubiese acabado,pero a la misma vez me preguntaba si volvería a ver a Laila.Seguramente no,pero tanto ella como yo sabíamos que,estemos dónde estemos,nos comunicaremos con nuestro corazón,algo que ha estado presente durante toda la semana.Quizás y muy seguramente,fuese el corazón de ella quién me ayudase en ciertas situaciones críticas y así salvase el mío.En ciertos puntos de la "aventura",realmente pude sentir cómo Laila se comunicaba conmigo,no solo para que fuese a salvarla,sino también para que yo tuviese cuidado con lo que hacía.También aprendí que ese es el arma más poderosa precisamente,el amor.El poder de querer a otra persona hasta sobrepasar tus límites por ella,pero también lo sentí por aquellas personas que desgraciadamente habían fallecido y las que también habían quedado heridas,no era mi intención que les sucediera eso y que no era justo que yo me fuese así,como si nada.El mundo también era así,lleno de injusticias.Tan solo pretendía defenderme de ellos y pensé en la posibilidad de que,así,la cosa había acabado peor de lo que yo pensaba.Pero también pensé en que tenían que haberlo pensado mejor respecto al secuestro de Laila,quizás es otra enseñanza,que algunas veces el mundo no nos deja 2 oportunidades.Dejé de lado aquellos pensamientos negativos que había sacado en claro de aquella aventuea ya finalizada y pensé que de allí había sacado en claro varias cosas,que me llevaba conmigo varias enseñanzas y cosas importantes que antes no había tenido o que no había experimentado antes.Muy seguramente aquel viaje no se me olvidaría en toda mi vida,por todo lo que paso en él,y mucho menos me olvidaría de aquella persona que fortaleció mi espíritu cuando yo estaba asustado,tenía miedo,y todo eso gracias al amor y a Laila,que ojalá en un futuro nos volviesemos a encontrar.Mientras empecé a montarme pequeñas películas en la cabeza sobre ese(empezaba a pensar)posible futuro,y mientras el aire me frotaba suavemente la cara,llegué al fin,al piso en el que durante toda esa semana me había resguardado de todos aquellos peligros de la calle,aquel piso en el que se habían trazado planes para salvar a Laila,aquel piso dónde en el baño,aquel piso dónde encontré una antigüa bicicleta que me acompañó durante toda mi aventura,y aquel piso dónde yo mismo sostuve y apunté un revólver que hace más o menos una hora atrás había sido usado para lo que en verdad servía.Mientras entraba al portal con bicicleta ya sostenída por las dos manos,miré pensativo aquella misma terraza por la que había visto cómo en la última noche llovía o aquella misma terraza por la que había visto cómo el mar se extendía hasta lo que no se podía ver y también el tráfico que pasaba por aquella céntrica pero poco frecuentada calle.Al subir con la bicicleta y entrar por fin al piso,me dí cuenta de que estaba patas arriba y de que tenía que ordenarlo en seguida,antes de que llegarán mi tío y mi abuelo,que asumía que les quedaba poco para llegar.Rápidamente me quité la ropa del tío que llevaba puesta:la chupa de cuero la dejé en la parte superior del armario de este,con las demás chaquetas;la camiseta la doblé lo mejor que pude y la metí en el cajón inferior del mismo armario,dónde demás  camisetas  se encontraban bien dobladas y el pantalón vaquero también me lo quité y lo doblé,y consecuentemente lo metí en el segundo cajón dónde se encontraban los pantalones.Rápidamente cogí mi maleta y me puse la ropa con la que llegué a Torrevieja,que se me hacía ya rara de poner debido a las otras vestimentas que me puse esa semana.También,coloqué la navaja del tío en el cajón de su mesilla de noche,además de aquel bendito mechero que me había salvado la vida una vez y que ya me parecía mágico,pero que por desgracia se dañó con las múltiples caídas que había sufrido aquella noche y por la incesante llovízna.Y por último,recordé que me dejaba una cosa:¡La bicicleta!Recién recordaba que la bicicleta la encontré escondída en un recoveco de la casa,justo detrás de un pequeño mueble muy antigüo.Es entonces cuando agarré la bicicleta fuertemente del manillar y la hice rodar por toda la casa hasta la mitad del pasillo que conectaba todas las habitaciones dónde se encontraba el pequeño agujero al descubierto.Entonces,arrastré la bicicleta unos pocos centímetros,la coloqué de forma que cupiera en aquel pequeño agujero,y como si fuera una persona o algo así dije:

Un viaje inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora