Capitulo 23; De nuevo en casa.

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Después del largo viaje de regreso a casa, México se encontraba abriendo las puertas de los pinos, estaba realmente cansado, así que llegaría a dormirse mientras llegaban sus amigos ya que querían que les contará todo lo que le había pasado mientras estaba en Europa oriental. "Grata" fue la sorpresa cuando abrió la puerta encontrándose a los 4 latinoamericanos sentados viéndolo fijamente, todos tenían una sonrisa pícara y eso solo podía significar una cosa.

—Hol-

—¿Cómo que dormiste con el ruso? —Habló el Argentino.

Claro, Chile ya se había encargado de correr el rumor.

México sólo llevo una de sus manos a su rostro y suspiró pesado. Solo deseaba que no le hubiera dicho a medio mundo.

—¿Tan grande es su "unión soviética"? —Preguntó Perú dudoso.

—¡Eso es una falta de respeto a su difunto padre hijoeputa! —Exclamó Venezuela —Si URSS estuviera vivo tal vez sí podrías usarlo.

—Cállense el perro hocico ya —Comentó un tanto harto el Mexicano mientras se tallaba el rostro y trataba de analizar las preguntas incómodas e idiotas que le habían hecho —no se deberían guiar de lo que les dice Chile.

Los tres voltearon a ver al mencionado confundidos, el chico con una estrella en su ojo les devolvió la mirada.

—¿Qué?

—Entonces, es mentira sobre que dormiste con él —Dijo casi afirmando el de un sol en rostro.

—Algo así... dormí en su cama, no con él, es totalmente diferente.

Los cuatro se intercambiaron miradas cuestionables.

—Hay algo que no cuadra.

—¿Qué?

—Vamos, Rusia no sería capaz de algo así —Comentó Venezuela —Ni siquiera es tan amable con sus hermanos.

—Que por cierto, ya conoció —interrumpió Chile dando el dato extra que se le había pasado comentarles.

—Buenardo, ya conoces entonces a tus cuñados igual.

—Ughhh —Bufó el mexicano volviendo a llevar sus manos en su rostro.

—Ahem —Fingió toser Venezuela —Como seguía diciendo, Rusia no sería capaz de algo así.

—Pero lo hizo.

—¿No te dolió el poto cuando te despertaste?

—¡No!

—Y a todo esto, ¿Cómo es que ocurrió? —Preguntó curioso el argentino.

—... Tuve ese sueño de nuevo —comentó apenado México, pero algo apagado en el tono de decirlo.

Todos se intercambiaron miradas, sabían que el que más sensible era al recordar el pasado era México. Obviamente todos tuvieron madres distintas y a cada uno le dolió la muerte de ellas, a veces las seguían recordando, claro que sí, pero el que aún no podía realmente "superarlo del todo" era el latino tricolor con el sello de águila. Había veces en que se aislaba para volver a estar bien y aunque no quisieran, eso preocupaba a sus más cercanos. A pesar de tener caminos diferentes (Como Argentina, teniendo de hermano al uruguayo y Venezuela a Ecuador y Colombia) todos los latinos se trataban como si fueran familia, aunque hubiera ocasiones que no lo pareciera.

—¿Y cómo te sentís ahora?

—Estoy tranquilo. Rusia me dio unas palabras de motivación —hizo una pausa para abrazarse a sí mismo —dijo que ella está orgullosa de mi desde el Mictlán.

«Esto no es Amor.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora